Sacrificios por la libertad
Pasados 18 años del 11 de abril de 2002, inicio formal del régimen socialista aún en el poder, resulta un lapso más que suficiente para comprender a cabalidad que la esclavitud y el exterminio son políticas sistemáticas en pleno desarrollo.
Así entendemos en mejor manera que el hambre, la enfermedad y el miedo reinantes en Venezuela son condiciones humanas que el socialismo se esmera en perpetuar para mantenerse en el poder. Por ende un estado real de bienestar y prosperidad incipiente como el conocido durante la República de Venezuela constituyen absoluta utopía bajo el socialismo, en el entendido que es solo en la decadencia donde pueden prevalecer.
Una vez estimada la magnitud del oponente en relación a nuestras fuerzas como nación oprimida es menester sopesar las posibilidades reales de avanzar hacia la liberación nacional vista como fuere la experiencia soviética, china, coreana del norte y más recientemente la República de Cuba, donde el socialismo tiene su impronta siniestra, solo útil como aquella lección que no debemos repetir. De allí que si al tiempo presente los venezolanos sobrevivientes al socialismo, los decididos a permanecer en suelo patrio, sólo contamos con la porción de libertad que conviene al régimen gobernante, es decir con una libertad condicionada al capricho del poder, no podemos menos que propender, con ese mínimo resquicio, a coadyuvar en lo inmediato al logro de la liberación so pena de la perpetuación socialista.
Esto viene a cuento cuando calibramos las implicaciones de activar el artículo 187 #11 de la Carta Magna en concatenación con las privaciones inherentes a las actuales y venideras sanciones internacionales derivadas de la vinculación del régimen socialista en gobierno con la violación sistemática de los derechos humanos, el terrorismo y el tráfico de drogas.
No son muchas las herramientas con las que cuenta el venezolano de a pie para cooperar en el restablecimiento pleno del orden constitucional de conformidad con al artículo 333 de la Carta Magna, más allá de la resistencia democrática activa, pública, pacífica y constante. Si entonces, algunas de las tratativas en pro de la liberación nacional implican privaciones del todo inevitables para el logro del objetivo, creo llegada la hora de aceptar los sacrificios en favor de esa nueva generación de venezolanos que merecen también su oportunidad de trabajar para hacer justicia y construir un mejor país ¡Ni Un Paso Atrás! Ora y labora.