«Mucho hace quien poco estorba»
No es poca cosa que la persona llamada a coordinar el inmediato restablecimiento del orden constitucional en este país – porque para ello se juramentó el 23 de enero de 2019 – se degradara hasta convertirse en parte de aquel problema que pretendía solucionar.
Se trata de una situación donde el Presidente Encargado no solo resultó incapaz de alcanzar el objetivo para el cual fue designado, disponiendo para ello de absolutamente todos los recursos jurídicos, políticos y económicos que las circunstancias exigían al efecto (especial mención para el artículo 187 #11 de la Carta Magna, cuya activación resulta indispensable a la liberación nacional) aunado a un apoyo popular nunca visto en la historia contemporánea de esta nación; más grave aún resultó su accionar en aquellos asuntos que resolvió asumir en ejercicio de ese mandato constitucional. Veamos.
El Presidente Encargado de la República inició su gestión con mal pie cuando decide mantenerse en la Presidencia de la Asamblea Nacional en contravención al propio texto constitucional, una duplicidad de funciones que pronto arrojaría consecuencias tan negativas como el hecho cierto de una rebelión de parlamentarios que al día de hoy incluso le disputan la autoridad sobre el Poder Legislativo Nacional.
La gestión económica de la Presidencia Encargada alcanza ribetes de escándalo todo cuanto tenga relación con dicha tratativa, destacando su consuetudinaria negativa frente a cualquier cosa que parezca «rendición de cuentas».
Prohibido Olvidar. Ora y labora.