Llamar bioterroristas a nuestros hermanos es xenofóbico
«Si las masas pueden amar sin saber por qué, también pueden odiar sin mayor fundamento» William Shakespeare (1564 – 1616) Escritor, poeta y dramaturgo inglés
Los venezolanos que por extrema necesidad se vieron obligados a emigrar buscando sobrevivir a la crisis económica ahora, ante la parálisis mundial de la economía, están regresando, como decimos en cristiano, a morir en casa. Estamos obligados a recibirlos con los brazos abiertos y el amor de hermanos. Todos hijos de Dios y esta patria.
Rechazamos y condenamos enérgicamente el tratamiento que pretenden dar a nuestros hermanos que regresan, de bioterroristas. Es xenofobia, discriminación, segregación, violación de DDHH y profundo desprecio por nuestros compatriotas. Eso no tiene perdón de Dios.
Los compatriotas, que ahora no pueden, por efectos del virus chino, mantenerse y enviar algún dinerito a los familiares, están regresando, no porque vean que la situación esté mejor. Es por razones emocionales y existenciales. Hay que morir en casa.
La peregrina acusación de que son bioterroristas tiene implicaciones absurdas. Es imposible que a alguna mente enfermiza se le pueda ocurrir que nuestros hermanos venezolanos se están prestando, a costa de su salud y vida, con un gobierno extranjero, para que les inoculen el virus chino y venir al país a intentar matar a sus compatriotas y, mucho peor, a sus familiares, amigos y relacionados. Ni los más extremistas talibanes llegan a esos extremos de criminalidad. Ese cuento es chino.
La xenofobia, discriminación y segregación son crímenes de lesa humanidad. No le hagan más daño al país. Está destruido. No terminen de pulverizar la siquis de nuestros compatriotas, los cuales regresan con mucho maltrato emocional. Ellos son nuestros hermanos sanos o enfermos y, si algunos regresan afectados de salud, hay que ser solidario y sensibles ante su tragedia. Ellos son nuestros enfermos. Asumámoslo con patriotismo.
No podemos permitir la xenofobia entre hermanos. Eso es criminal. Las razones por la cuales emigraron están bien claras y las cuales por las que regresan, también. Hay bastante odio inoculado en la población, cuidemos que no se generalice e instale en el alma de los venezolanos. No hay ningún fundamento que justifique la siembra de más odio. La convivencia entre connacionales es lo que engrandece y le la sentido a la patria. No perdamos esa noción.
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