Cuando la usurpación es la regla
En la Venezuela actual la usurpación está de moda. Es muy difícil sostener, en rigor jurídico, que a partir del 11 de abril de 2002 Venezuela tuviere un Presidente de la República en los términos que fija la Constitución, salvo el breve mandato iniciado el pasado 23 de enero de 2019, hoy inexistente por ilegitimidad en el desempeño.
Más allá de los reconocimientos diplomáticos al jefe del socialismo por parte de la República Popular China, la Federación Rusa, la República de Cuba o la República Popular Democrática de Corea, o el apoyo similar de 60 países democráticos en favor del «Presidente Encargado», es un hecho cierto el que ambos factores políticos carecen de legitimidad para ejercer el cargo que se atribuyen pues su desempeño, por acción u omisión, es contrario a los intereses de la nación venezolana. El primero por ser el principal autor del vigente genocidio. El otro, un cómplice necesario por su ineptitud en poner fin al antedicho exterminio dentro del lapso que le fija la Constitución, habiendo contado con todas las herramientas jurídicas y políticas necesarias, sobre todo con el artículo 187 #11 de la propia Ley Fundamental.
Así las cosas, Venezuela da inicio a una nueva etapa en medio de esta guerra por su liberación, esclavizada como está a manos del socialismo.
En lo adelante cualquier factor político tiene libertad para gestionar sin mayores cortapisas el restablecimiento pleno del orden constitucional, basándose para ello en la sola fundamentación que brinda el artículo 333 de la Carta Magna, con la certeza del apoyo popular que brinda una sociedad en presencia de sus salvadores. ¡Viva la República de Venezuela!
Ora y labora.