Todos queremos votar
“El derecho de voto es un derecho que nada ni nadie puede quitar a los ciudadanos”Jean Jacques Rousseau (1712 – 1778) Polímata suizo.
La oposición democrática nunca ha abandonado el camino electoral. Lo ha transitado, la transita y, cada vez, que existen condiciones objetivas – no perfectas – no desperdicia la oportunidad. Está en su esencia. Entonces no se puede decir que, le cuesta retomar el camino electoral, como si este le fuera extraño o nunca lo hubiera practicado. Es una opinión simplista y nada equilibrada de parte interesada que apuntan en otra dirección. Legitimar al régimen usurpador.
En el año 2005 no se participó atendiendo a una matriz de opinión impuesta por los grandes e influyentes medios de comunicación social y, porque en honor a la verdad, las condiciones objetivas no eran propicias ¿Un error? El inapelable juicio de la historia dará su veredicto. Llegado el 2015, se participó porque hubo garantías de respeto a la voluntad popular ¡Albricias! Una espectacular victoria popular. La alegría del pueblo duró poco.
¿Luego, qué pasó? La mayoría que fue derrotada aprovechó el lapso legal existente para la instalación de la nueva legislatura y, en diciembre, trabajando hasta en los días de asueto navideño y año nuevo, nombraron magistrados del TSJ violando todas las normas y procedimientos constitucionales, blindarse y asegurarse de desconocer la nueva mayoría y más nunca correr el riesgo de perder una elección popular. Una dictadura constitucional a su leal saber y entender instalaron desde ese preciso momento. La realidad está a la vista.
Los analistas y promotores de la participación a troche y moche están claritos en esa realidad. Y, también, están persuadidos de que, las nuevas autoridades del CNE, son más comprometidas y dóciles con el régimen usurpador que las anteriores. Y saben que, aún ocurriendo un milagro, ganando, se vuelve a perder cuando la camarilla que ejerce el poder vuelva a utilizar los mecanismos inconstitucionales a través del ilegítimo TSJ para irrespetar la voluntad popular No creen en el voto como instrumento de cambio.
Otra cuestión relevante es que, se hacen los desentendidos, con la elección presidencial que está pendiente. El 20 de marzo de 2018 fue una farsa que montó el régimen con Falcón y Bertucci. La costura crematística de este par de sujetos se vio de lejos y el pueblo, que sabe más que corocoro frito, le dió la espalda a esa pantomima electoral, luego ellos mismos cantaron fraude y nadie nacional e internacionalmente reconoció ese bodrio. ¿Olvidaron tan rápido? Que memoria tan corta. Esa es la elección pendiente. El pueblo no es tonto.
No insistan con el cuento del abandono del camino electoral. Los demócratas creemos en el voto, pero en un voto útil, que refleje la voluntad del elector y luego se respete el desempeño constitucional y legal de los elegidos. Y, para eso, debe cesar la usurpación, nombrarse un gobierno de transición que inicie la reconstrucción del país y organice con observación internacional calificada unas elecciones libres. No hay otra opción.
Todos queremos votar. Es un derecho ciudadano que nadie nos puede quitar. Es entonces, imprescindible, que se respete la intención del elector y las autoridades elegidas. En las circunstancias actuales, los panegiristas del régimen usurpador, sólo pretenden que el ciudadano participe, vote y bote su voto legitimando al régimen usurpador. Una estafa más. Cuenten una de vaqueros.
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