Errores no forzados

Opinión | junio 24, 2020 | 6:14 am.

La oposición venezolana, desde hace mucho tiempo, se estima que puede estar en un 80 %, incluyendo los venezolanos que están fuera del país. Esto genera la gran interrogante: ¿Por qué el Gobierno sin apoyo popular y con buena parte de la comunidad internacional en contra sigue en el poder?

La respuesta es compleja y tiene muchos elementos. Sin embargo, me atrevería a decir que son los errores no forzados de la oposición los causantes determinantes de esta trastocada realidad, dejando claro que esta afirmación no justifica las acciones abusivas de un Gobierno que usa el poder de las armas para aferrarse a él.

Los errores no forzados son aquellos que se cometen sin intencionalidad. Es un término usado con frecuencia en el tenis o el béisbol cuando un jugador de tenis se le queda la pelota en la malla o un jugador de béisbol, después de atrapar la pelota esta se le cae. Son errores determinantes, a veces.

Antes de hablar sobre la oposición y considerando sólo quienes la integran debemos dividirla en dos. Ppor un lado están quienes la dirigen a quienes llamaremos élite dirigente. Y por el otro el pueblo opositor, que representa ese 80% de la población.

Sería injusto adjudicar los errores no forzados al pueblo opositor cuando gracias a ellos hemos podido tener los pequeños éxitos dentro de los grandes fracasos. A ellos se les ha pedido de todo y siempre han estado presentes. Es impresionante cómo una y otra vez se vuelven a levantar frente de la desesperanza. El pueblo opositor siempre estará allí diciendo presente. Es una masa inamovible frente a un Gobierno que los rechaza con vehemencia y hagan lo que hagan este será el muro de contención frente al poder autoritario – lo que nos hace pensar que los llamados cuarenta (40) años de democracia no fueron perdidos.

Lamentablemente el problema está en la élite dirigente, quienes no han sido capaces de administrar y capitalizar ese ochenta por ciento de descontentos y deseosos de un cambio político. Es como si hubieran recibido varios juegos de béisbol ganando ocho (8) a dos (2) y lo terminan perdiendo 10 (diez) a ocho (8) pero no porque hayan jugado en contra de un mejor equipo, sino porque cometieron demasiados errores no forzados.

La élite dirigente también hay que dividirla. En ella encontramos una diversidad de pensamientos y acciones que la convierten en una torta de varios pedazos. La diversidad siempre será positiva mientras esta no sea un motivo de conflicto. Es allí dónde radica la causa de los errores no forzados: mientras un grupo empuja a la derecha el otro lo hace a la izquierda lo más parecido a un ring de boxeo con varios boxeadores al mismo tiempo, múltiples agendas y estrategias que no se concretan por una diversidad mal manejada y que ha desnudado múltiples intereses personales que terminan privando sobre los del colectivo.

Esta diversidad sólo podrá triunfar cuando decidan sentarse en la misma mesa, estrechar las manos, hacer un “mea culpa” y acordar una sola agenda. No hay oposición buena o mala, grande o pequeña, colaboracionista o no, de la mesa o la mesita. Todos aquellos que estén en contra del gobierno debe ser considerado opositores, incluyendo a los que llaman desertores chavistas.

En este 2020 nos vuelven a entregar un juego ganando ocho (8) a dos (2). El Gobierno se expone nuevamente a un proceso electoral en donde no tiene votos pero sí armas. La democracia nos ha enseñado el poder que representa el voto. Un arma silenciosa y pacífica pero letal. Pero depende de la élite dirigente capitalizar el triunfo y no dejar que se escape de las manos. Él único requisito es jugar en equipo y pensando que el triunfo es para toda Venezuela.

Estamos en tiempos de donde la legitimidad es más poderosa que la legalidad. Esta última está rota y hay que restituir, sólo será posible si ganamos el juego.

@lombardijose