La pavorosa falta de gasolina, gasoil y lubricantes

Opinión | mayo 14, 2020 | 6:18 am.

«Bebamos de la copa de la destrucción» Gengis Kan (1162 – 1227) Guerrero y conquistador mongol

Pueden dar la explicación que quieran, buscar el chivo expiatorio que más les convenga, pero no hay, ni habrá, argumento que podrá convencer al pueblo que no tienen la primerísima responsabilidad de la falta de gasolina. Los hechos y la realidad los condenan. Por sus ejecutorias os conoceréis.


Venezuela fue dotada por la providencia divina de los reservorios de petróleo – la materia prima – más grandes del globo terráqueo y, hasta hace unos 20 años, con recursos humanos endógenos, había desarrollado una industria muy exitosa alrededor de ese inmenso lago de oro negro sobre el que vivimos y, somos dueños absolutos. Había reconocimiento nacional e internacional. Orgullo venezolano.

En torno a la industria petrolera se instaló una fuerte industria petroquímica y varias refinerías que permitían abastecer el consumo nacional, exportar muchos derivados del petróleo y especialmente gasolina, lubricantes y fertilizantes. Eso no puede negar nadie.

Pdvsa era una empresa orgullo de Venezuela, la segunda más grande del mundo con filiales en el Caribe e incluso en EEUU, dónde competía en igualdad de condiciones y de forma exitosa con las grandes transnacionales y cada día avanzaba a convertirse mundialmente en la primera. Ese meta estaba cerca. Hace 21 años la detuvieron y la pusieron a retroceder. Los resultados están a la vista.

Esa condición fuerte y privilegiada de Pdvsa le permitió ofrecer, mediante riguroso concurso, alejados de la influencia política millares de empleos estables, bien remunerados y con todos los beneficios contractuales – había respeto por las convenciones colectivas y el movimiento sindical – como por ejemplo educación, salud, alimentación, vivienda, caja de ahorros, seguridad de prestaciones sociales, fideicomiso y jubilaciones dignas. Protección social, asegurada. Clase aparte.

Luego de 21 años de revolución, del socialismo del siglo XXI y, dónde los que detentan el poder disfrutaron de la bonanza petrolera más gigantesca y prolongada de la historia patria, tenemos la industria petrolera postrada, en ruinas y no hay gasolina, gasoil y lubricantes para mantener la movilidad del menguado parque automotor interno. El derecho a tener y disfrutar de gasolina, gasoil y lubricantes lo tenemos. Eso hay que reivindicarlo y lograrlo. No perdamos la esperanza.

Esa tragedia no tiene perdón de Dios, pero que si tiene responsables y no precisamente en el exterior. La larga y prolongada bonanza petrolera transcurrió sin sanciones y con el gobierno disfrutando de todo el poder. Es historia reciente. Memoria contra el olvido.

El parque automotor interno y muchas actividades productivas, no pueden consumir de la destrucción, pero si podemos afirmar, que hay amor por Venezuela y, si se abre una oportunidad, habrá prosperidad, industrialización científica, racional y ecológica de nuestras riquezas naturales y regresará el bienestar colectivo. Esa es la aspiración.

Merecemos y podemos vivir mejor y tenemos que luchar para lograrlo. No se puede seguir bebiendo de la copa de la destrucción. Tenemos que iniciar, lo más pronto posible, la reconstrucción del país. Hay que revertir está trágica situación. No hay opción.

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