¿Vacuna contra el coronavirus o el chavismo?
Para el universo político no hay sorpresas. El chavismo es un alias para el castrismo. Así, el castrismo venezolano es un enemigo de armas tomar. Imagínense todo lo que ha logrado por más de 60 años en Cuba sin recursos propios, dependiendo siempre de un protectorado. Primero la Unión Soviética. Luego de puntuales socios europeos por aproximadamente una década, hasta que llegó Hugo Chávez con todas las inconmensurables riquezas venezolanas.
En Venezuela no se radicó un régimen totalitario cualquiera que no puede superarse con mecanismos democráticos. Insistir en ello, a estas alturas, es una torpeza inexcusable o, lo más seguro, solo pueden sugerir dichas vías aquellos que han sido tarifados por el régimen. No hay medias tintas… en más de una ocasión, los líderes rojos rojitos han demostrado a raja tabla que “no saldrán por las buenas ni por las malas”. Ni siquiera hay que leerlos entre líneas.
Es una redundancia numerar los intentos de diálogos, negociaciones o elecciones transparentes. Desde la época del difunto Chávez ello era una quimera. Desde luego, a él le tocó fácil pues hasta el día de su defunción el barril de petróleo permitió financiar sus artilugios. Con Maduro la corrupción, la desidia y algunos malos cálculos desde La Habana hicieron que el proyecto cubanizador se quedara si financiamiento suficiente, dejando en evidencia el desmadre país que hoy nos atormenta. El coronavirus llegó como una radiografía donde se exhibe la miseria tercermundista que padece la otrora tierra prometida del continente.
Y es que no hay disimulos. Desde 2017 se han perpetrados afrentas a la democracia con presuntos procesos electorales al margen absoluto de la Constitución. Con una oposición irreal, pactada con el régimen, mientras que los partidos y principales figuras opositoras fueron inhabilitadas, encarceladas, apartadas del escenario político coercitivamente. Pero dichas andanzas tienen un alto precio. El régimen paga con innumerables sanciones y con un despliegue militar sin precedente en la región liderado por Estados Unidos y su Comando Sur, más de dos decenas de países americanos, así como Francia, Inglaterra, Países bajos, entre otros… maniobras que tienen en la mira a todo el espectro cubano-chavista.
Ahora, solo en este nivel de acción (no de presión retórica) podemos observar como los aliados del régimen mantienen la distancia. De no ser por tímidos mensajes diplomáticos se podría asegurar el alejamiento definitivo de China y Rusia.
A lo interno del país, el chavismo mantiene su desgastado discurso nacionalista, mucho más cuidadoso, recurriendo una vez más al “vamos a dialogar”. Tengan la plena certeza, las conversaciones entre la oposición y el régimen están al rojo vivo, pero en términos de negociación, la política oculta se mueve como nunca antes… arrojará resultados definitivos.
Quedarán en el basurero de la historia aquellos líderes políticos, muchos de ellos figuras consagradas, que se prestaron para hacerle el juego al régimen en farsas electorales/diálogos, pactando con, como dirían Pericles, Sócrates y Platón, el gobierno de los peores o “caquistocracia”. La marca de fabrica del castrismo venezolano es la ausencia absoluta de buena voluntad en todos sus actos… su único fin es la retención del poder al precio que sea.
La región entera atraviesa aguas inexploradas. Nunca antes se había enfrentado a un castrismo millonario. Pero ese castrismo tampoco se había enfrentado a una comunidad internacional con muchísimas más herramientas (de todo tipo) que cuando logró enquistarse hace seis décadas. La naturaleza del conflicto político venezolano es inédita, también su indiscreto radio de acción, por lo cual no se puede descartar ningún desenlace ¡Ninguno!
@leandrotango