Mi mansa tierra
“…que al chivo manso siempre lo arrean y eso no pasa si es montaraz…” así nos decía Ali Primera en su “Canción mansa para un pueblo bravo”.
Con este fragmento aspiro desarrollar el tema de hoy que inicia con la interrogante. Ante la crisis política, económica y social que viven los venezolanos, ¿por qu´q no ha ocurrido un estallido social que presione un cambio de gobierno?
Esta interrogante, aún sin respuesta, se ha convertido en angustia para muchos en la medida que el tiempo pasa. Que la crisis se profundiza. Que tenemos un país con multiplicidad de problemas que, sumados a la falta de combustible, una inflación asesina, una caída descomunal de los precios petroleros y la pandemia del Covid-19, hacen de Venezuela una bomba de tiempo.
Comenzemos a analizar las razones por las cuales este estallido social no ha ocurrido.
Lo primero es que no hay estallido social espontáneo. Todo movimiento social esta acompañado de factores políticos encargados de encausarlos y dirigirlos hacia los objetivos que se persiguen. Lo que Duverger llama el “sistema de encuadramiento colectivo”, siendo las organizaciones políticas (partidos políticos, sindicatos, etc.) los encargados de ejecutarlos.
En el caso venezolano el único “encuadramiento colectivo” organizado y con capacidad económica de movilización con presencia y participación activa en todos los sectores de la sociedad es el partido de Gobierno. Lamentablemente las demás organizaciones políticas, principalmente de oposición, han sido desmanteladas, divididas y/o secuestradas por el propio Gobierno e instituciones del Estado. Estas últimas al servicio del Gobierno convirtiéndolo en un Supra Poder definido por ellos mismos como “la unión cívico-militar” que no es más que el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv).
El Gobierno se ha tragado al Estado confundiéndose en un mismo cuerpo que termina distorsionado el Estado de Derecho y por supuesto a la Democracia. Las instituciones del Estado y demás poderes de la República han quedado a merced del Poder Ejecutivo, lo que imposibilita una contienda política justa y una salida pacífica al descontento social.
Ante la inexistente, dividida o desorganizada presencia de organizaciones políticas de oposición será muy difícil que se pueda organizar un movimiento popular masivo que culmine en un estallido social exitoso. Tal como si ocurrió en años anteriores pero que no fueron suficientes para lograr un quiebre del sistema actual. La inmensa mayoría de los líderes de estas organizaciones políticas de oposición hoy están en el exilio, presos o con limitaciones judiciales que les impiden poder accionar libremente en la arena política.
El factor económico como detonante para un estallido social es insuficiente sin el necesario acompañamiento de los actores políticos. Son estos últimos los que pueden materializar el descontento social producto de la insatisfacción. Lo mismo ocurre con temas sensibles como los servicios públicos, la corrupción, inseguridad, acceso a la justicia, calidad de vida, etc. Ninguno por sí solo podrá ser catalizador de un estallido social porque, como dijimos anteriormente, necesitan de los actores políticos organizados para hacerlo viable.
Regresando al tema económico, la sociedad venezolana tiene anos cohabitando con una economía de guerra con la que pueden estar o no de acuerdo pero que en definitiva se impone. Al final la economía es como el agua, buscara cualquier cauce para seguir fluyendo.
El chavismo ha apostado a la política de “candelita que se prende, candelita que se apaga”. Una forma de neutralizar cualquier intento de estallido social en el que han demostrado ser eficientes y exitosos.
Ante estas circunstancias y en línea con Duverger cuando afirma que “las contiendas políticas adoptan una forma militar cuando la oposición no posee otros medios, cuando se ve privada de toda otra posibilidad de expresión o también cuando las formas de expresión que se le reconocen son ineficaces”, veo casi nulo las posibilidad de un estallido social espontáneo y me inclino más hacia los escenarios militares internos o externos como respuesta al descontento social y al quiebre político.
Dependerá del Gobierno evitarlo, pero será necesario que estos renuncien al modelo actual de gobernar y restituyan el Estado de Derecho a través de las reglas democráticas. de lo contrario la salida militar será inminente. En el caso del pueblo está siempre seguirá manso hasta que pueda nuevamente tener la posibilidad de organizarse y recuperar el espíritu montaraz del que nos habla Primera. Siendo coherente con mi línea de pensamiento y acción sigo apostando a la buena voluntad de todos los actores políticos para evitar salidas violentas. Las salidas deben ser pacíficas, democráticas y apegadas a las leyes.
Todos los actores internacionales han manifestado su voluntad de participar como mediadores para una solución pacífica entre los venezolanos. Dependerá principalmente del Gobierno dar un paso al frente. De lo contrario tarde o tempano el poder de las armas obligaran a que lo haga. El Gobierno ante un escenario militar ha manifestado estar preparados para triunfar, lo que han definido como la operación “Furia Bolivariana”. En lo personal creo que es una ficción, pero asumiendo que sea real esta operación frente a un movimiento militar interno o una intervención externa no tendría ninguna posibilidad de triunfo, cuando mucho algunas escaramuzas.
@lombardijose