La última rama de olivo
En toda esta confusión que ha surgido por la posición oficial del gobierno norteamericano con su propuesta denominada “Marco para la transición democrática para Venezuela” del 31 de marzo (ver aquí) la única reacción política racional ha sido la del régimen de Maduro rechazando la propuesta. Y no se equivoquen. Es posible que eso sea lo que precisamente estén buscando los norteamericanos. Veremos más abajo porqué.
Difícilmente podría entenderse la nueva posición del gobierno de los Estados Unidos en respaldo a la propuesta de cohabitación con el régimen formulada por el gobierno encargado de Juan Guaidó si no se traen del pasado los planteamientos hechos en las conversaciones de diálogo de Oslo y Barbados de un gobierno de transición conjunto con personeros del régimen, pero sin Maduro y sin Guaidó en la papeleta, que trajeron el rechazo unánime del país opositor.
Y ellos saben que eso no es precisamente una solución para la crisis venezolana. No solo porque ignora la verdadera situación política de la Asamblea Nacional que no está ni siquiera en posición de reunirse en el Palacio Federal por ordenes del régimen, sino por el atajo de criminales que conducen el poder en Venezuela. Que tienen en el bolsillo a muchos –si no la mayoría- de los diputados de esa oposición oficial, razón por la cual Guaidó no quiso entrar al Hemiciclo el 5 de enero de 2020 cuando todas las fracciones opositoras ya estaban adentro.
¿Son esos diputados con quienes los norteamericanos pretenden que nombren un Consejo de Estado? Insisto, no creo en ingenuidades políticas. ¿Qué buscan entonces los norteamericanos?
Mi pregunta no iría dirigida al porqué los gringos salieron con una propuesta que respalda plenamente al Presidente Encargado Juan Guaidó con su Gobierno de Emergencia Nacional, a solo horas de ser anunciado, y después que su propio Departamento de Justicia le ponía precio a la cabeza de quienes detentan el poder en Venezuela. Mi pregunta va dirigida al cómo ellos pretenden ayudarnos a resolver la crisis con algo que de antemano saben que no funcionará. Ya he mencionado antes que las cosas en los Estados Unidos no funcionan como en el resto de los países.
Hace un año analizaba el tema de la intervención militar en Venezuela. Repito lo que mencioné en esa oportunidad porque calza al rompe con lo que voy a decir a continuación:
“La administración norteamericana funciona como una composición ordenada de compartimientos estancos donde el único que tiene la visión de conjunto es el Presidente. Cualquiera que diga que el conjunto hará o dejará de hacer algo, no está diciendo la verdad porque eso solo es competencia del Presidente de los Estados Unidos. Es más, Elliott Abrams, que es lo que se puede llamar aquí un Viceministro del Exterior en su área, puede estar diciendo eso y al mismo tiempo el DOD (Departament of Defense) puede estar a punto de lanzar las tropas en Venezuela y el DOS (Departament of State), órgano del cual depende Abrams, ni siquiera estar enterado de esa maniobra si el Presidente no les informa, y es posible que sean los últimos en enterarse internamente. Las cosas allá no funcionan como aquí ni en ningún otro país. Entonces, ¿ven lo ridícula que es la afirmación de marras? Y más ridículos quienes la repiten”. Y la afirmación era precisamente “en Venezuela no habrá una intervención militar de los Estados Unidos”…
A horas de haber sido anunciado, tras años de investigaciones por un poder autónomo del Estado norteamericano, el Departamento de Justicia y el Fiscal General que los principales personeros del régimen habían sido señalados como criminales que debían ser puestos a la orden de la justicia norteamericana con un precio sobre sus cabezas, sale el mismo gobierno a respaldar esa fórmula conjunta de Guaidó donde se posibilita que personajes del régimen señalados por el Departamento de Justicia se posicionen en puestos claves de un gobierno de transición, y suspendidas sus sanciones.
¿Qué significa eso? Que el Poder Ejecutivo norteamericano tomó una decisión independiente de su Poder Judicial por alguna razón, respaldando el plan de cohabitación de Guaidó, que ofrece no solo un salvavidas a Maduro y su régimen sino un barco completo para que todos ellos se monten. ¿Es eso bueno? No lo creo.
Como mencionaba al inicio, los únicos que han reaccionado racionalmente a esta propuesta son los personajes del régimen. ¿Y por qué lo digo? Porque los únicos que se no salvarían allí son los que precisamente han sido señalados por el Departamento de Justicia porque tienen acusaciones concretas y abiertas sobre sus cabezas. Y por más que el gobierno de Trump que no tiene poder sobre su justicia, o un posible gobierno de transición venezolano, los salve con una supuesta Ley de Consejo de Estado, seguirán siendo buscados y perseguidos internacionalmente con un precio sobre sus cabezas. Y si estos mismos personajes son los que precisamente manejan el poder en nuestro país, ¿cuál podría ser la respuesta racional esperada? La que acaba de dar el régimen: que se vayan al largo al carajo.
Entonces esa propuesta no es viable. Por más buena intención o ingenuidad con la que haya sido formulada. O desconocimiento de la realidad política venezolana de quienes la hicieron, al margen de haber aparecido como respaldo a la posición de Guaidó y su gobierno encargado.
En el mejor de los casos de poderse llevar a cabo esa propuesta, difícilmente ese “Consejo de Estado” descrito terminará en manos opositoras. Caería bajo el control de la “mesita” y del Psuv, sin contar con inconstitucional que resulta que las facultades del Presidente de la Republica pasen a manos de un órgano que no está descrito en la Constitución (puntos 5 y 6 del Marco de Transición). Pero como ya a la Constitución le han dado con todo, una más no hace la diferencia.
Ahora bien, si ya saben que la propuesta es inviable, ¿Qué es lo que queda? ¿Dejar las cosas así? Eso ya no es posible. Maduro y sus mil ladrones son prófugos de la justicia norteamericana. ¿Qué hacemos con eso? Decía al final de una nota anterior algo que no termine explicando detalladamente: lo que ocurra en Venezuela lo decidirá quién concretamente termine desplazando del poder a Nicolás Maduro Moros y apresando a los señalados por la justicia norteamericana, incluyendo a Maduro.
Si no es posible una negociación/cohabitación como es la aspiración de Guaidó y el G4, y de manera accidental los norteamericanos, porque quieren evitar lo inevitable, entonces el desplazamiento deberá ser forzado. Y ese desplazamiento se llevará por los cachos a todo el mundo, G4 incluido. Dudo mucho que a estas alturas Guaidó crea que todavía es posible una cohabitación con estos delincuentes. Pero cualquier estupidez es posible en el absurdo mundo de la política venezolana…
Si esa acción la realiza el Alto Mando militar del régimen actual y los entregan a las autoridades norteamericanas, lo siguiente será lo que ellos decidan. Y eso no será precisamente buscar a Guaidó para ponerlo en Miraflores a cuenta de Presidente Encargado. Asumirá el poder la persona que ellos designen, con los consabidos decretos iniciales que hagan eso legal.
Y si lo hace una coalición internacional militar porque el régimen no aceptó esta última rama de olivo como símbolo mundial de paz de los norteamericanos, entonces serán los gringos y compañía los que decidan a quién que le entregan el poder después de una intervención, con la misma cobertura legal inicial de cualquier gobierno que comienza en esas circunstancias. El resto son cuentos de camino y los gringos lo saben. El reloj está corriendo para todos…
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