La pandemia del hambre

Opinión | abril 25, 2020 | 6:16 am.

El pueblo pasa hambre porque sus superiores consumen en exceso sobre lo que recaudan» Lao Tsé

No hay nada más desestabilizador que el hambre. Es imposible acatar rigurosa y voluntariamente una cuarentena – quédate en casa, sin una provisión de alimentos – y, mucho menos cuando se observa el terrorífico panorama. La hiperinflación, la escasez de oferta de alimentos y la ausencia de ingresos mínimos, juegan en contra de la supervivencia. Esas son condiciones objetivas para un estallido social. Una chispa incendia la pradera.


La opciones que tenemos ante la vista son de terror: te expones a que te mate el virus chino o te quedas en casa a morir por inanición invadido por la pandemia del hambre. Es de vida o muerte salir a buscar el sustento, máxime cuando informan que cerraron el tránsito de vehículo que transportan alimentos desde Brasil, Colombia y en el país no hay combustible para movilizar los pocos alimentos terminados y cosechados desde las precarias unidades de producción. Es un panorama desolador.

El hambre que ya había tocado en amplios sectores de la sociedad crece a paso de vencedores. Esta pandemia de hambre no la detienen míseros bonos provenientes de dinero electrónico sin valor que presionan la mega devaluación, con amenazas de represión y mucho menos utilizando las armas de la República para sofocar los estallidos sociales que ya están a la orden del día. Es pan no es plomo lo que quiere y aspira el pueblo. La solución son políticas alimentarias efectivas. No os equivoqueis.

Es tan delicado la situación que ya se instaló en la sociedad venezolana otra pandemia: la emocional. Los niveles de stress tienen a la gente al borde del paroxismo. La falta de alimentos, servicios básicos como el gas, transporte público, ingreso para medio alimentarse y el pánico de acostarse con hambre pensando que mañana será peor y las posibilidades de lograr algo se alejan, vuelve irracional al ser más civilizado, educado, pacífico y conciente. Es sufrimiento sin esperanza que despiertan los instintos violentos de cualquier ser humano. Eso es peligroso.

No soy profeta del desastre, pero todo indica que, debemos prepararnos para atravesar un largo y tortuoso desierto. Hay que tener fe, no perder el optimismo, pero el panorama es bien oscuro. Ojalá esté equivocado.

Ahora bien, mientras más se tarde el nombramiento del gobierno de emergencia nacional, más crecerá el dolor, el sufrimiento del venezolano y la pérdida de esperanza. Llegó el momento a los obstusos de deponer actitudes, pensar en el país, tener espíritu de grandeza y entender que sólo saldremos de este abismo si abrimos la opción del cambio. No se puede perder más tiempo.

Ya lo recaudado lo consumieron con sus excesos de manirrotismo y corruptelas. Venezuela merece una oportunidad y los venezolanos tienen que renovar la esperanza. Abran esa ventana. Lo otro es dejar que la olla de presión social explote y arrase con todo. No dejen que el país arda en llamas. Pongan oído al pueblo. Están a tiempo.

Twitter: @Cheotigre