EEUU se juega su liderazgo económico mundial

Opinión | abril 8, 2020 | 6:14 am.

La semana pasada el precio del petróleo rebotó después de que Trump indujera la posibilidad de un acuerdo entre sauditas y rusos para que la guerra de precios ceda el paso a una reducción conjunta de la producción, a la que los productores norteamericanos se sumarían. El acuerdo no parece fácil de alcanzar, en particular, en la fijación de cuotas en los recortes.


Podemos esperar otras medidas inopinadas y espectaculares de un Trump que, después de dar por ganada la reelección, se juega su futuro ante un enemigo tan temible como invisible. Ya en abril muy probablemente se anuncie un nivel récord de desempleo, consecuencia a su vez de un desplome histórico del PIB proyectado para Q2, de entre -9 y -40% según el analista que se consulte. Se trataría de la mayor caída jamás registrada en los Estados Unidos, realidad que también la reflejarían los índices bursátiles.

Las expectativas son sombrías. Las recesiones suelen duran entre 6 y 18 meses, por lo que no faltan las proyecciones que indican que la subida del PIB, esperable para 2021, no permitiría recuperar los niveles previos a la crisis. La propia Casa Blanca teme que la epidemia pueda dejar de entre cien mil y un cuarto de millón de estadounidenses muertos.

A diferencia de 2008, esta no es una crisis financiera sino económica y lo que evitará primero la autoridad monetaria es que se convierta en una. En efecto, la salud de los bancos puede verse amenazada por una eventual crisis crediticia. Especialmente, se vigilará la concesión de créditos a compañías con malos Balances y malas expectativas. Eso implica mayores tasas efectivas de interés y mayores restricciones para las empresas con un riesgo por debajo del grado de inversión (Investment-grade) BBB-.

La pandemia puede agudizar los males que sufre la economía estadounidense. Se estima que una menor recaudación impositiva, aunada al incremento del gasto público para reforzar la sanidad pública y financiar los estímulos económicos, inflará el déficit fiscal a un nivel histórico, que inclusive podría superar al incurrido en tiempos de la Segunda Guerra Mundial; mientras que incrementará el ritmo de crecimiento de la ya colosal deuda pública. Bastará esperar un par de años para saber cuál economía saldrá más maltrecha, al compararse con China.

Sin embargo, los Estados Unidos tienen fortalezas escondidas. Sus mercados financieros tienen el potencial de atraer inversionistas y por lo tanto, de capitales hacia su economía. La confianza en su dinamismo y en el dólar se aprecia en la contraparte de su déficit en Cuenta Corriente, el enorme superávit en la Cuenta de Capital. Son estadounidenses las compañías con mayor y creciente capitalización bursátil: Apple, Google (Alphabet), Amazon, Microsoft, Netflix, etc. Con un buen Balance General (poca deuda) y operando en sectores críticos para la “nueva economía” que se viene centrada en lo tecnológico, estas compañías tienen los mejores chances de volver a cotizarse a la alza.

Aparte de que el gobierno tiene la capacidad y la disposición para salir a comprar bonos corporativos de las grandes empleadoras como Walmart, GE, Ford, GM, Boeing, líneas aéreas, etc., los mercados de valores estadounidenses pueden recuperarse más rápidamente que otras economías. Considérese el peso relativo en los índices bursátiles de sectores como Tecnologías de la Información, Salud y Telecomunicaciones. Mientras en Europa y Japón, son solo de 24 y 31%, respectivamente, en los Estados Unidos es de casi el 50%.

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