Un CNE pactado, ¡trágico!
Gran parte de la tragedia que hoy padece Venezuela es producto de un CNE parcializado, prorégimen, quien ha permitido hacer de los mecanismos democráticos, como las elecciones y los revocatorios, comodines para el chavismo. Los últimos 5 procesos electorales han sido fiestas del Psuv, donde los “candidatos opositores” han sido impuestos por el mismo régimen. Además, no olvidemos: la misma Smartmatic denunció en 2017 que en la pretendida elección “ANC” la autoridad electoral manipuló los resultados. Un órgano electoral parcializado coadyuva ingentemente a la destrucción del otrora país más envidiado de la región ¿Permitiremos otro CNE similar?
El Artículo 19 de la Ley Orgánica de Procesos Electorales reza: “El Comité de Postulaciones Electorales está integrado por veintiún (21) miembros, de los cuales once (11) son Diputadas o Diputados designados por la plenaria de la Asamblea Nacional con las dos terceras (2/3) partes de los presentes y diez (10) serán postuladas o postulados por los otros sectores de la sociedad”. Con ello se busca que los representantes de los sectores sociales sean la garantía ciudadana, que los favorecidos por este Comité cumplan rigurosamente con el perfil legal establecido, entre ellos, la no vinculación partidista de los rectores exigido en el Artículo 295 constitucional. De este modo se protege la democracia por parte de sus beneficiarios directos: el pueblo. si esto no es así las consecuencias serán trágicas ¡como las de hoy!
Preste atención: Estos 10 representantes de los sectores sociales han sido vilmente sacrificados. Los recientemente electos por la “Comisión Preliminar de la AN”, conformada desde 2019 entre el régimen y la oposición, han decidido pactar. Han elegido 5 “constituyentes” y 5 representantes de partidos opositores… imagínense las consecuencias.
La actual coyuntura patria, la peor desde nuestra historia republicana, es producida porque lo partidista pasó ser lo fundamental de la mano de los propulsores del castrismo venezolano, alias chavismo. He allí la muerte de la institucionalidad. De las empresas del Estado como Pdvsa o la compañía eléctrica, donde los vínculos partidistas son los que determinan la afiliación de las personas a estos vitales cargos. No la experiencia ni perfiles profesionales.
Así, de la mano de un pretendido “nuevo CNE”, régimen y diputados opositores (¿CLAP?) traman la constitución de un órgano electoral a imagen y semejanza partidista. Lo cual es sumamente grave, pues otra máxima autoridad electoral con estas características traería al menos dos consecuencias definitivas. La primera es que la cohabitación régimen-oposición alcanzarían niveles de estabilidad que imposibilitaría los necesarios cambios que requiere la república. La otra consecuencia es que prácticamente se constitucionalizaría el caos que hoy es Venezuela.
Todo esto sin mencionar que 21 años votando en “condiciones mínimas” ya deberían ser más que suficiente enseñanza para aprender el régimen gana hasta perdiendo, pues las instancias de poder perdidas electoralmente las recupera de la mano de instituciones públicas psuvizadas. Más aún tras manufacturar una írrita “constituyente” autoproclamada supraconstitucional capaz de suplir cualquier pérdida, sea judicial, legislativa o ejecutiva.
Los últimos 5 procesos electorales (actos del Psuv más bien) han sido castigados con espeluznantes abstenciones. Seguirá siendo así hasta que el venezolano sienta su voto vuelve a valer; que premie, castigue y genere cambios.
Lo que se está tramando con este presunto nuevo CNE está lejos de ello. Al contrario, abona mucho más al fortalecimiento de la abstención como mecanismo de protesta social ante instituciones inservibles, corruptas, partidizadas.
@leandrotango