Cohabitación de Emergencia
La huida desesperada hacia delante de la oposición oficial a la escalada de detenciones que se darán indefectiblemente por los anuncios del 26 de marzo en contra de los criminales de la cúpula del régimen venezolano nos la informó Juan Guaidó el día 29 de marzo al anunciar un Gobierno de Emergencia Nacional:
“…Este Gobierno de Emergencia Nacional por razones obvias no puede ser encabezado por alguien acusado de narcotráfico, pero tampoco puede ser un gobierno conformado únicamente por las fuerzas que representamos. A quienes me apoyan y han apoyado este camino debo decirles que debemos ser realistas, responsables. En este momento que atraviesa el país para que sea posible y para que pueda ser sostenible un Gobierno de Emergencia Nacional no puede estar conformado solo por quienes pensamos igual, y tampoco puede estar conformado solo por los otros y quienes sostienen a la dictadura. Debe ser amplio e incluir a todos los sectores políticos y sociales necesarios para afrontar esta grave emergencia que nos viene y que se va a agravar. En concreto planteamos instalar un Gobierno de Emergencia Nacional que incluya a todos los sectores políticos del país. Este Gobierno de Emergencia delegará en el Consejo de Estado paritario las decisiones fundamentales y manejo de Estado, atención de la emergencia, estabilidad y reconciliación del país. Abrir un canal humanitario que permita la entrada inmediata de la ayuda internacional. La solicitud de un préstamo inicial de 1200 millones de dólares para atender la emergencia y asignar recursos directos a cada familia que dependen del día a día, iniciando con los más vulnerables…”.
¿Y por qué digo huida desesperada hacia delante? Porque ¿de qué otra manera podrían el régimen y su oposición oficial trabajar de manera conjunta y proteger sus intereses comunes? Es un control de daños luego de la decisión magistral de los norteamericanos de iniciar acciones para detener a Maduro y todo su entorno, echando a perder cualquier plan de cohabitación electorera que ya se había cristalizado al marchar los venezolanos indefectiblemente a un matadero electoral a finales del año 2020?
Es decir, convirtieron la cohabitación electorera abortada por el Departamento de Justicia norteamericano en una cohabitación de emergencia traducida en un Gobierno de Emergencia Nacional ante lo que se les viene encima.
Los Estados Unidos están muy claros de la forma que puede mutar el virus maligno del castro-chavismo-madurismo después de la salida del poder de Nicolás Maduro Moros y los principales indiciados por el Departamento de Justicia norteamericano. El problema está en que este no se transforme a una cepa que haga convivir los males que afectan a la región, como sería el hecho que prosperara la tesis de los “enclaves autoritarios” de Henry Ramos Allup, y que al parecer ha comprado completamente la oposición oficial del G4-Frente Amplio con Juan Guaidó a la cabeza.
Algunos podrán decir que los planes que se desarrollaban con el doble agente Clíver Alcalá Cordones en Colombia demostrarían que Guaidó y su gente desmentiría esto.
Pero ya el régimen estaba en conocimiento de esa movida, como ha estado al tanto desde siempre de todas las movidas de la oposición donde se ha utilizado a Alcalá Cordones ya que este funge desde hace muchísimo tiempo como su asesor militar, incluso en Cúcuta el 23F-2019, cuando la ayuda humanitaria entraría a Venezuela “sí o sí”.
No creo en ingenuidades opositoras. Alcalá Cordones ha sido señalado como narcotraficante por los Estados Unidos desde el año 2011, por lo que no es complicado deducir que ha estado en una misión de contrainteligencia para el régimen desde hace mucho tiempo.
Una cosa es que Guaidó declare la necesidad de un Gobierno de Emergencia Nacional incluyendo factores negociados con el régimen, obviando el cómo ese supuesto gobierno entraría en funciones de poder (suponemos que estarían negociando ahora una nueva versión del 30A-2019 con la realidad de un precio internacional por la cabeza de Maduro). Y otra muy diferente es que se instale una transición sin el chavismo –porque son minoría en la población y su toda dirigencia criminal es responsable de la crisis venezolana- y éste acceda al poder sin las ataduras criminales del régimen anterior luego del desplazamiento de Maduro y sus ladrones, con la ayuda de una intervención policial internacional.
De lo que estaríamos hablando aquí es de dos maneras diferentes de acceder al poder. La primera sería cohabitando con los factores armados del castro-chavismo-madurismo para cuidar sus intereses comunes pero fuertemente controlado por detrás por estos factores. Y la segunda que Juan Guaidó realice una operación conjunta con la Comunidad Internacional que lleve a la captura de todos los señalados por la justicia norteamericana y establezca una Junta de Gobierno Cívico-Militar con la participación de militares venezolanos que se han visto en la necesidad de exiliarse del país, y civiles de indudable trayectoria ética y moral e irrebatible hoja de servicios a la nación. Esta última es la fórmula que propone ANCO en su comunicado del 28 de marzo de 2020.
¿Estarían enterados los norteamericanos de esta nueva propuesta de Guaidó para resolver la crisis después de Maduro? No lo creo. Pienso que esa fue la respuesta de la oposición oficial de Lopez-Guaidó ante la develación de los planes conjuntos con el chavismo originario que representan Clíver Alcalá Cordones, Luisa Ortega Díaz y demás viudas del difunto Chávez.
Dificulto que los gringos hayan estado de acuerdo en una fórmula que todavía deja en pie a gran parte del régimen -¡exactamente la mitad!- en un reparto “paritario” del gobierno, dejando sin resolver el fondo mismo del problema, porque Guaidó difícilmente controlaría ese gobierno sino los factores que quedarían armados del régimen de Maduro.
Si Guaidó cree que podría gobernar de una manera estable con las armas en las manos de un castro-chavismo-madurismo sin Maduro, y de los colectivos armados hasta los dientes de Freddy Bernal en todo el país, sería un caso grave de negligencia criminal.
Con esa cohabitación de emergencia declarada, el Presidente Encargado se pone en una situación inaceptable para los venezolanos apareciendo como rehén del régimen al decirnos que no existe otra manera de proceder sino cohabitando con ellos (si no entonces como se entiende la frase “para que sea posible y para que pueda ser sostenible un Gobierno de Emergencia Nacional” negando que puedan gobernar solos: “pero tampoco puede ser un gobierno conformado únicamente por las fuerzas que representamos”). ¿Cómo es posible que Guaidó nos proponga un nuevo gobierno que comparta en iguales condiciones con quienes acabaron con Venezuela? ¿De dónde sale lo paritario con unos criminales? El poder no se desplazará solo así a las manos de Guaidó sin una negociación previa, si esta no sale de las mismas entrañas del castro-chavismo-madurismo. De allí que desde la oposición oficial tengan el descaro de proponernos esta fórmula cómplice para salir de la crisis usando al Covid-19 para convencernos. Eso es absolutamente despreciable. Guaidó tiene la obligación que le dimos los venezolanos el 23 de Enero de 2019 de acabar con la usurpación, no de convivir con ella.
Las premisas sobre las cuales Guaidó justifica hacer esta Cohabitación de Emergencia con un Consejo de Estado “paritario” no son sostenibles no solo porque prácticamente el régimen se encuentra técnicamente caído después del 26 de marzo, solo a la espera que sus principales cabecillas sean capturados por la justicia internacional, sino porque en su condición de Presidente de la Asamblea Nacional Legítima puede autorizar con el parlamento el empleo de misiones militares extranjeras en el país (Artículo 187#11), y convocar posteriormente una Junta de Gobierno Cívico-Militar como se lo sugerimos en el comunicado de ANCO mencionado anteriormente. Este detalle se lo hice saber al mismo Guaidó a través de un hilo de Twitter.
Si Juan Guaidó negocia con el régimen criminal de Maduro una sucesión del poder escogiendo cohabitar en emergencia, utilizando con nosotros el expediente de una supuesta insostenibilidad, en lugar de desplazarlo completamente con la ayuda de las fuerzas policiales internacionales, como correspondería de acuerdo a la confirmación de las actividades criminales de sus principales cabecillas expuestas universalmente, sería tan delincuente como el mismo régimen, ya que estaría ignorando abiertamente esta situación y actuando en complicidad con él.
Los venezolanos nos encontraríamos de nuevo en un vacío de poder presidencial, por lo que Guaidó sería tan ilegitimo como Maduro, debiéndose resolver otra vez una sucesión legitima del poder en Venezuela. Estoy seguro que la Comunidad Internacional, y en especial los Estados Unidos, están perfectamente en cuenta de esta situación, que los venezolanos aun ignoran por el apremio de salir de Maduro inmediatamente. Parafraseando una frase hecha de su propio partido: es hora de que Guaidó se ponga del lado correcto de la historia…
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