Las sanciones, ¿y si no se van?

Opinión | febrero 19, 2020 | 6:24 am.

La oficina del portavoz del Departamento de Estado de los Estados Unidos hizo pública una declaración el pasado 9 de enero de 2020 que fue ahora que se hizo viral en las redes sociales en Venezuela. La traducción oficial de esta declaración se refiere a “Elecciones presidenciales y parlamentarias libres y justas en Venezuela”.


Esta declaración tiene un efecto importante en Venezuela luego de la gira del Presidente Encargado Juan Guaidó a los Estados Unidos. En primer lugar, nada de lo que indica esa declaración está ocurriendo en Venezuela. No existen elecciones libres y justas en nuestro país desde el año 1998, año de la elección de Hugo Chávez. A partir del año 2004 se cambió el sistema electoral venezolano. Jorge Rodríguez como Presidente del CNE de Hugo Chávez al momento de su Referendo Revocatorio Presidencial, y SmartMatic, la empresa escogida por el CNE para contar los votos de los venezolanos para ese Referendo, se encargaron de allí en adelante de manipular los resultados de todas y cada una de las elecciones que han ocurrido desde esa fecha en Venezuela.

Como esa historia es muy larga y los venezolanos tienen la memoria muy corta, mejor les remito al extraordinario informe político que el Dr. Genaro Mosquera Castellanos, Director en la Benjamin Franklin Shool of Goverment en los Estados Unidos, catedrático y especialista en investigación a base de muestreo estadístico y en el manejo de datos electorales y de población, realizara para la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO, y titulado “Consulta Popular sobre la salida del régimen usurpador”, y que dada su importancia trascendental hemos decidido publicar para que cada venezolano pueda entender mejor las razones que tenemos para proponer una Consulta Popular Plebiscitaria en Venezuela como solución a la crisis política.

Si luego de leer ese informe, que nos recuerda cada proceso electoral fraudulento del régimen desde hace 16 años a esta fecha, y aun no reconoce todas las trampas que el régimen ha hecho a los venezolanos para mantenerse en el poder, es porque usted era solo un colegial sin memoria política. El informe les servirá a todos para entender porque no podemos ir a una nueva elección de ninguna naturaleza con este régimen delincuente en el poder.

De allí que la referencia del portavoz del Departamento de Estado norteamericano hace del sistema electoral venezolano sea de una importancia capital. La declaración comienza con la siguiente frase: “Un gobierno de transición negociado y ampliamente aceptable debe ser responsable de supervisar las elecciones”. La primera pregunta que me viene a la mente es: ¿Cómo puede, en primer lugar, existir tal gobierno de transición negociado sin un cese de la usurpación? ¿Negociado con quien? ¿Por qué el Departamento de Estado habla de Elecciones Presidenciales cuando el régimen ha rechazado de plano tal posibilidad, poniendo por delante la validez que le han dado a la elección fraudulenta de Nicolás Maduro Moros del 20 de mayo de 2018?

Entonces, están claramente suponiendo unas elecciones presidenciales después de la salida de Nicolás Maduro del poder. La lógica no puede indicar otra cosa. Y esto se ratifica con las declaraciones reiteradas de voceros oficiales del Departamento de Estado norteamericano indicando que no reconocerán una elección más en Venezuela con Maduro en el poder. Y lo más importante y para tranquilidad de los venezolanos: ese mismo discurso avala las declaraciones del Presidente Encargado Juan Guaidó desde el año pasado pero que ahora se sincronizan con la posición de los Estados Unidos: “Guaidó reitera que no irán a comicios mientras Maduro usurpe el poder”.

Todo esto nos coloca en una sola vía: habrá que forzar un “gobierno de transición negociado” que supervise esas elecciones del país de las maravillas que describe la declaración del Departamento de Estado, que tenga “una Comisión Nacional Electoral (CNE) nueva, equilibrada e independiente, seleccionada a través de la Asamblea Nacional…”, que exista el “Restablecimiento de todos los poderes y autoridades de la Asamblea Nacional…”, y la eliminación de “… todas las restricciones a individuos y partidos políticos para permitir su libre participación en las elecciones presidenciales y parlamentarias. Esto incluye protecciones para aquellos que huyeron del país por temor a su seguridad, y la liberación de todos los detenidos arbitrariamente, incluidos los presos políticos”.

Una parte que delata que hay que salir primero del régimen es la siguiente frase reveladora: “No se debe permitir que el exrégimen de Maduro dicte el contenido de los medios independientes…”. Para que exista “el exrégimen de Maduro” tenemos que salir de los delincuentes primero. Después que eso ocurra, entonces la declaración indica que Estados Unidos y sus socios facilitarían “el proceso para que los ciudadanos venezolanos en cualquier parte del mundo ejerzan sus derechos al votar en una elección presidencial libre y justa desde el extranjero” y proporcionarían “apoyo técnico y/o fondos, según corresponda, para ayudar al proceso de registro de votantes” y “…un equipo de observadores electorales independientes altamente respetados para comenzar a trabajar con la nueva CNE tan pronto como sea designada”.

Esto sería una maravilla. Pero antes hay que salir primero de Maduro y sus delincuentes narcoterroristas. Y eso nos pone entonces en el primer cuadro. Si ellos no lo sacan a través de las sanciones que han ido creciendo en el tiempo, ¿para cuándo tendremos ese cuadro electoral ideal? El tiempo corre y la situación de los venezolanos se agrava. Guaidó promete que “pronto” Maduro se irá, porque es la única manera de que existan “elecciones presidenciales y parlamentarias libres y justas en Venezuela” como dicen los norteamericanos titulando esa declaración.

Si ellos logran sacarlo a través de esa presión, como lo indica el periodista Casto Ocando en su reciente nota, que revela que “Rusia busca secretamente una transición negociada en Venezuela” entonces no habría mas nada que decir.

De acuerdo a la nota periodística: “Las conversaciones se iniciaron luego del anuncio de nuevas sanciones por parte de Washington, una campaña de presión máxima que busca acelerar un cambio de gobierno en Caracas, según fuentes familiarizadas con las discusiones entre ambos países.

El gobierno de Vladimir Putín habría reaccionado con preocupación tras la posibilidad de que esta semana el Departamento del Tesoro norteamericano anunciara masivas sanciones contra la petrolera rusa Rosneft, por su participación en la extracción y distribución de crudo venezolano en el mercado internacional”…”Rusia estaría dispuesta a retirar el apoyo a Maduro a cambio de que el nuevo gobierno reconozca sus intereses en Venezuela, una idea que tanto Washington como el presidente interino Juan Guaidó están considerando seriamente…”.

Esto sería una extraordinaria noticia. Pero ¿estarían Maduro y los delincuentes radicales dispuestos a irse solo así? Si se van se acaba la historia y comenzaría la transición negociada ideal que nos pinta el Departamento de Estado en su declaración y hasta aquí nos trajo el río. Pero ¿qué tal si todavía no se van? ¿Qué tal si esto aun no es suficiente y el tiempo nos consume y estrangula más en este infierno castrocomunista? Cuba tiene más de 60 años de bloqueo con gente que esperando ya perdió su deseo de seguir luchando. ¿Hasta dónde más tendremos que aguantar desnutrición y más muertes en nuestros hospitales? ¿Hasta dónde creen los políticos y los gobiernos que puede alargarse más el sufrimiento de todo un pueblo? Los venezolanos no estamos dispuestos a quedarnos de brazos cruzados. Esto tiene que tener un plazo cortísimo de desenlace, y los dolientes tenemos que hacer algo. Eso es lo que estamos exigiendo a través de la Consulta Popular Plebiscitaria.

Con este mecanismo forzamos a un desenlace inmediato de las manos del pueblo en un tiempo determinado y medido, no cuando “la salida se de sola” porque el régimen “cedió”. La Comunidad Internacional no puede hacerse la vista gorda del mandato de todo un pueblo que decide su libertad, y solicita la ayuda de la fuerza de quienes pueden y tienen el deber acordado por resoluciones de las Naciones Unidas de intervenir cuando hay delitos de lesa humanidad y una situación de crisis humanitaria reconocida por todo el planeta. Si las potencias se ponen de acuerdo y estrangulan el régimen, eso está muy bien para nosotros. Pero si el régimen se niega a irse en paz (cosa que lamentablemente creemos porque esa ha sido el proceder permanente de estos delincuentes), exigimos una actuación acorde con el tamaño del delito. No esperemos más para exigir nuestra participación y autodeterminación como pueblo en este problema para decidir nuestro destino a través de una Consulta Popular Plebiscitaria que decida una intervención humanitaria en Venezuela inmediatamente…

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