El salto de la otra reja
La foto le dio la vuelta al mundo. No era de ninguna manera despreciable para la prensa de todo el planeta ver a un Presidente tratando de pasar al Parlamento de su país por encima de la reja exterior mientras los militares trataban de impedirlo. Lo que no se reflejó por supuesto en esa foto era que esos mismos militares ya le habían dado el paso franco que el Presidente Encargado no aceptó porque no dejaban pasar con él a un diputado vetado por el régimen. El resultado final fue que ninguno de los dos pasó al Palacio Federal Legislativo el pasado 5 de enero, una fecha que quedará para la historia de Venezuela.
La foto del Presidente Encargado intentando saltar la reja causó el impacto esperado: el titular principal fue que el régimen había impedido el paso de los diputados opositores, cosa que fue una verdad a medias porque informaciones posteriores corroboraron que los diputados de las fracciones mayoritarias ya se encontraban en el Parlamento a la hora del impasse de la reja, esperando al Presidente de la Asamblea para comenzar el acto, y el doblemente investido Presidente Encargado y Presidente de la Asamblea Nacional no entró al Palacio Federal Legislativo porque no le dio la gana.
Ya tenían preparado el escenario en el diario El Nacional desde el día anterior. Tal vez para remendar el capote de algo mucho más grave que no fue otra cosa que el haber aceptado inconstitucionalmente a los diputados del régimen que habían perdido su condición de tales para votar por una nueva Directiva ese día. Si el Presidente entraba al Hemiciclo tendría que darse la sesión, corriendo el riesgo la oposición oficial de perder la Directiva por el montón de dinero ofrecido –y aceptado- a diputados opositores. Entonces este cuento ha sido mal echado desde el principio.
La oposición, al sesionar fuera del Palacio Legislativo y ratificar a Juan Guaidó como Presidente de la Asamblea y Presidente Encargado, se puso en una situación de debilidad que obviamente deben haber evaluado previamente. El régimen puso “su propia Directiva” opositora y ahora estamos esperando que el TSJ de la Av. Baralt decida cuál de las dos Directivas terminará siendo la válida. Pueden estar seguros que cualquier decisión que tome no será para la conveniencia de los venezolanos. Pero por lo pronto la oposición oficial tiene vetado el uso del Palacio Federal Legislativo. ¿No les parece extraña la tardanza del TSJ del ex convicto para pronunciarse definitivamente a favor de Parra? La maleta verde parece todavía estar suelta por los pasillos legislativos…«Cosas veredes, Sancho, que farán fablar las piedras», Don Quijote dixit.
Pero la foto del Presidente en la reja solo tuvo eso, impacto mediático. La oposición oficial no está mejor ahora que antes del 5 de enero. El retardo en conseguir una solución definitiva para los venezolanos desde el ofrecimiento del mantra el 23E del año pasado empieza a quemarle las manos a la oposición oficial. No es suficiente “haber conservado” la Directiva de la Asamblea Nacional utilizando una estratagema que todavía no luce clara. Tienen que haber resultados concretos de eso para los venezolanos. No puede ser que el problema que compita con la hiperinflación y la grave crisis de alimentación y asistencial del pueblo venezolano sea que Juan Guaidó y el G4 sesionen o no en el Palacio Federal y los malandros del régimen no los dejan entrar. Ese no es el problema. Todavía estamos esperando una respuesta de esa oposición acerca de lo que van a hacer ya para quitarnos de encima esta pesadilla.
Sin embargo los primeros días de la semana los venezolanos nos levantamos con otra noticia semejante a la de la reja del 5 de enero. El Presidente Encargado esta vez saltó exitosamente la reja de la frontera con una agenda completamente desconocida para todos y que se ha venido conociendo desde sus reuniones con el Presidente colombiano Iván Duque.
De nuevo otra reja mediática, esta vez internacional. La gran pregunta es si será igual que el primer intento de salto fallido. Los venezolanos le hemos venido pidiendo hasta la saciedad al Presidente Encargado que mate de una vez la culebra por la cabeza y se reúna cara a cara con el único mandatario del hemisferio que nos ha tendido la mano abiertamente para ayudarnos a terminar con esta pesadilla; y con el poder suficiente para resolver el problema de los venezolanos, acordando con él como resolverlo: Donald Trump, Presidente de los Estados Unidos de América.
De nuevo se desata un mundo de expectativas, como ocurrió el 5 de enero con el intento de salto de la primera reja, y que dejó al régimen con los papeles de propiedad del Palacio Federal Legislativo y una nueva Directiva ajustada a su medida. Le queda a Juan Guaidó solamente la carta de la Comunidad Internacional y su verdadera condición de Presidente Encargado legitimo que aun ostenta constitucionalmente desde el 23 de Enero del 2019.
¿Irá Guaidó a tratar de “acordar” o convencer de nuevos diálogos, salidas negociadas o elecciones con los delincuentes que detentan el poder en Venezuela, con los países de la Comunidad Internacional después que los más importantes le han repetido innumerables veces que no se puede hacer elecciones con Maduro en el poder? O más bien, ¿irá Guaidó a discutir las alternativas de desalojo utilizando la fuerza multinacional para ponerle coto a los delitos de lesa humanidad que está cometiendo el régimen todos los días en nuestro país? Si esto es así, lo está realizando con un año de retraso pero felicitamos que por fin le haya “caído la locha”, como se decía antes.
Y si por fin su agenda incluye soluciones constitucionales para salir de la crisis que incluyan el poder de la fuerza que solo puede aplicar la Comunidad Internacional, le solicitamos formalmente que plantee la convocatoria constitucional para que el pueblo se pronuncie a través de una Consulta Popular restauradora de la vigencia de la Constitución, en contraposición a las soluciones electorales que gritan los socialistas europeos. Las razones las he explicado extensamente en mi nota anterior.
Y si como dice mi estimado amigo Enrique Colmenares Finol, Coordinador Nacional de ANCO, Juan Guaidó logra que Donald Trump declare al mundo, algo como esto: “los Estados Unidos están completamente de acuerdo que los venezolanos se pronuncien democráticamente para definir su destino a través de una consulta ciudadana que defina la presencia de Maduro en el poder, y seremos garantes que se cumpla lo que decida el pueblo de Venezuela”, su salto de la otra reja habrá sido exitoso. Eso sería más que suficiente para que los ciudadanos se pronuncien masivamente en todo el mundo, con la esperanza cierta que tendremos un cobro seguro de nuestra voluntad mayoritaria.
Si Guaidó no se trae algo de igual o mayor contundencia que eso, el salto de la otra reja habrá sido inútil como el primero, y será preferible que se quede del otro lado porque vendrá a bailarnos un nuevo año de retraso de la tragedia que vivimos, con la solución que cocinan electoralmente con el régimen. Si no viene con una respuesta contundente para los venezolanos, que nos haga el gran favor de apartarse y nos deje encontrarla…
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