El Rey está desnudo
Me quería quedar tranquilo y no escribir nada acerca de la gira de Juan Guaidó hasta que terminara, pero no va a ser posible. Casi que me como los dedos para no tocar el teclado después de verlo arrodillarse en España en la Puerta del Sol, en horroroso recuerdo de Hugo Chávez y su crucifijo, pidiéndole perdón a los venezolanos por las atrocidades cometidas. Pero había que esperar. La gira no se había acabado. Sin embargo en lugar de enfilar el avión a los Estados Unidos decidió ir a Canadá.
Tal vez –me dije- Canadá sea la antesala a la verdadera razón del salto de la otra reja, los Estados Unidos. ¡Pero no! Nos llega la noticia lamentable que “durante una rueda de prensa celebrada tras la reunión con Champagne, Guaidó aprobó las reuniones que el Gobierno canadiense ha mantenido en los últimos meses con las autoridades cubanas para intentar desbloquear la crisis venezolana y a su vez negó que existiese alguna posible reunión con Donald Trump”.
A mi juicio esa lamentable declaración mató con los pies lo que alguna vez quisieron hacer con las manos, y por dos lados diferentes: un tiro en el corazón, rematando la gira con uno en la cabeza. Nos da a los venezolanos un tiro en el corazón cuando le dice a todo el mundo que planea buscar negociaciones –otra mesa, pues- pero esta vez con el país que nos tiene invadidos y que ahora tiene puesto en el Consejo de Ministros del régimen. ¿Es que no le dice nada la experiencia colombiana?
Es decir, que en lugar de hacer una gira para planear urgentemente junto a la Comunidad Internacional –léase los más influyentes y poderosos- el desalojo del régimen y sus aliados de nuestro país, estamos empezando a entender que fue para buscar arreglos –de nuevo- con quienes nos están esquilmando, pero esta vez a través de vías diferentes. ¿Fue para eso que saltó la otra reja Juan Guaidó? ¡Qué decepción! En mi opinión, y para todos los efectos, en lo que respecta a los intereses de los venezolanos, esa gira terminó en el mismo momento en que Guaidó expresó ante el mundo esa declaración.
Y no es que tengamos “algo en contra de Guaidó” como insisten en indicar algunos. ¡No se trata de Guaidó! “Desguaidoseamos” el discurso hace mucho tiempo. Es que el personaje que detenta esa posición nos debe una explicación a los venezolanos. Como dije en esa nota, Guaidó es el único responsable de poder hacer algo para aliviar la situación de millones de venezolanos, al haber asumido la responsabilidad de Presidente Encargado. No es que nos pongamos en la posición de “pobrecito, el ha hecho un esfuerzo enorme” para luchar en contra de esta situación. No. Me pongo en la posición de exigir resultados porque estoy en mi derecho de hacerlo y es un tema de responsabilidades.
Lo que ha ocurrido en Venezuela es tan grave que cualquier cosa que venga después deberá tener en consideración el aprendizaje de esta dura enseñanza que ha costado y sigue costando muchas vidas venezolanas. A Guaidó lo han acompañado en su gira los delincuentes del Cucutazo y “embajadores” que nadie se explica que están haciendo allí. ¿No tenemos derecho a desconfiar? Sin embargo muchos ven de manera superficial lo que ha pasado en esa gira solamente por el respaldo ofrecido en las calles de Madrid. Cualquiera con nuestra representación legítima de pueblo asolado por esta tragedia tan grande y tan evidente ante el mundo, hubiera sido aclamado de la manera que fue recibido Juan Guaidó.
¿Qué le quedaría por hacer inmediatamente –insisto- a cualquiera con esa investidura que le duela lo que sucede en su país después de escaparse como lo hizo? (y no estoy diciendo que a Guaidó no le duela). ¡Salir corriendo a ver a quien encuentra para que mañana lo ayude a resolver el sufrimiento de tanta gente! Eso es lo que haría cualquiera.
Algunos dirán que estoy siendo mezquino en mi evaluación. Pues si eso es lo que me toca, lo acepto, así como en mis largos años de ejercicio ejecutivo en diversas posiciones gerenciales me tocó aceptar como jefe cuando alguna decisión resultaba no ser del agrado de la gente que estaba bajo mi responsabilidad. Los resultados exitosos siempre fueron lo primero para la estabilidad de la gente y de la corporación que me había dado la responsabilidad. Me exigían resultados. No me decían “pobrecito. Él hizo un esfuerzo enorme”. No. A la hora de mi evaluación si no habían resultados había consecuencias. Por eso había que capacitarse más y trabajar más, para hacerlo cada vez mejor. Eso lo llaman experiencia…
Y ese es el dilema que estamos afrontando aquí. Tenemos un país completo un año a la espera de resultados por parte de Juan Guaidó y su equipo. Esos son quienes están allí al mando de la estrategia y las acciones. Y hasta ahora lo que hemos visto como resultado luego de toda la ayuda internacional recibida es al principal responsable pidiendo perdón como lo hizo Chávez, después de un año de sufrimiento de la población, habiéndosele entregado el mayor respaldo nacional e internacional que político alguno en la oposición haya tenido.
Hubo voces con curtida experiencia como la del ex embajador Diego Arria que le ofreció ayuda a Guaidó para organizar una Formula Arria en las Naciones Unidas para que en el foro político más importante del mundo, el Consejo de Seguridad de la ONU, se discutieran las alternativas posibles para resolver de inmediato la crisis venezolana. Incluso el Dr. Arria ofreció en entrevista con PanAm Post regresar al país con otras importantes personalidades acompañando al Presidente Encargado, para forzar una situación de borde con el régimen.
Todo eso fue desestimado. Es imposible que todas las alternativas sugeridas sean incompatibles con cualquier solución que el equipo de Guaidó quiera darle a la crisis. ¿Cómo podía ser una Formula Arria incompatible para resolver nuestra situación? ¡Hasta Rusia la acaba de utilizar para ventilar el tema de las armas químicas en Siria! Pero Guaidó y su equipo se dieron el tupé de desestimar eso. ¿Qué podemos pensar los venezolanos? Guaidó decide no viajar a los Estados Unidos, nuestro mayor aliado internacional para resolver la crisis, ni entrevistarse con el Presidente Trump, ni sentarse en las Naciones Unidas para hablar en una Formula Arria en el único escenario del mundo donde pueden autorizar una acción formal de fuerza en contra de estos delincuentes.
Los venezolanos deberemos evaluar después de terminada esta gira si los resultados netos fueron positivos para aliviar nuestra tragedia, más allá de lo inflados que regresen los representantes de la oposición oficial diciendo que se la comieron y que mañana Maduro se irá en otra “Operación Libertad”, o el consabido cuento de que saldremos de esto con elecciones.
Algunos continuaremos trabajando sin descanso en alternativas que convoquen directamente la Soberanía Popular como la única capaz de decidir el destino de los venezolanos, que más temprano que tarde terminarán imponiéndose, porque la terca realidad terminará descubriendo que el Rey del cuento está desnudo y no tiene nada en las bolas…
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