El Efecto West
Soy un profundo admirador de la obra de Morris West. Tal vez para aquellos más jóvenes les remito a la dirección de Wikipedia para que lo conozcan, busquen su obra y la lean. Para los mas viejos como yo disfrutamos en nuestra juventud sus extraordinarias novelas como “Las Sandalias del Pescador”, y su ultima y magistral, “Eminencia” donde muchos dicen que antes de su muerte predijo la venida de un Papa argentino. Pero la novela de West que mas me impacto fue “Los Bufones de Dios”, de la cual hice una referencia de carácter político en el 2012 por las elecciones de ese año, referencia que haré en esta nota pero por otras razones de igual importancia.
Les hago el mismo cuento corto para que se ubiquen en el contexto: “Los Bufones de Dios” relata la visión de un Papa acerca de lo que ocurriría luego de la destrucción atómica del mundo por parte de las potencias. El Papa intenta comunicar a todos su visión a través de una Encíclica Papal pero es obligado a abdicar y es internado en un monasterio con voto de silencio.
Fundamentalmente el relato del Papa y su Encíclica no trataba de discutir que las potencias volaran al mundo en pedazos, eso lo daba por descontado. Las visiones del Papa de la novela de West profundizaban acerca de lo que tenía que hacer la humanidad, no para evitar la hecatombe, sino prepararse para sobrevivir a ella. Eso es lo brillante del planteamiento. Llamaré a esa actitud El efecto West. Esto es, ante la inevitabilidad de un proceso maligno, no hay que preocuparse por evitarlo, sino más bien preocuparse por prepararse para sobrevivirlo y ganarle a sus consecuencias.
Después de pedirle la renuncia a Juan Guaidó –y recomendar también qué hacer-, denunciar los latrocinios mutuos del régimen y su oposición, soportar los oídos sordos de quienes no desean que el pueblo se pronuncie y a través de una Consulta Popular Plebiscitaria indique el camino que debemos seguir, tenemos al frente de nosotros un proceso indetenible e inevitable de negociación y cohabitación electoral, probablemente con el beneplácito de todos los factores opositores del país. ¿Resolverá eso el problema de los venezolanos? Nosotros creemos que no. Eso es como tratar de sobrevivir a un cáncer y olvidarlo tomando aspirinas. Debemos entonces prepararnos para lo que vendrá.
Lo primero que enfrentaremos será la corriente electorera de unos partidos opositores que unidos con el régimen narcoterrorista nombrarán unos Rectores del CNE, si llegan a un acuerdo conveniente a las partes. Hasta ahora no lo han nombrado porque no se ponen de acuerdo en la composición, pero si no lo hacen, los delincuentes de Miraflores terminarán sometiendo a la Asamblea Nacional y terminarán remitiendo el caso al TSJ del convicto de la Av. Baralt. Pero de lo que no nos salvaremos en el 2020 es de unas elecciones con un CNE del régimen con unos partidos opositores, comenzando por el de Juan Guaidó participando; y cuidado y si no también con la participación de muchos otros que hasta ahora ni nos imaginamos y que se dicen de oposición radical.
Eso le dará un aura de legitimidad al proceso y eso es precisamente lo que quiere Maduro: enviar la percepción que la próxima Asamblea Nacional que comienza el 2021 es legítima, siendo todo lo contrario cuando su base de sustentación es tan irrita como la misma Asamblea Nacional Constituyente del régimen.
La gran pregunta es: ¿les daremos los venezolanos legitimidad a esas elecciones con nuestra participación aunque sea de unánime participación opositora, con Maduro en el poder? A la pregunta que le hicieron a Guaidó en la entrevista de El País de España: “P. ¿Estudia la posibilidad de unas elecciones sin que se cumplan las otras dos variables? (esto es, cese de la usurpación y gobierno de Transición) R. Hay que tener unas elecciones libres. Sin un nuevo CNE no existe una elección libre. El gran dilema es: ¿es posible poder tener la reinstitucionalización y la garantía de una elección presidencial con Maduro en Miraflores? Eso es un debate en curso”.
Guaidó se equivoca al decir que sin un nuevo CNE hay elecciones libres. ¡Por favor! ¡El CNE no condiciona eso! Lo que condiciona unas elecciones libres es el efectivo Cese de la Usurpación que no se ha dado. Y si Guaidó y su gente todavía están debatiendo eso, es mejor que renuncien como en efecto se lo hemos solicitado. En esa sola pregunta se dilucida el problema de Venezuela.
Entonces, como ya es un hecho cumplido que nos veremos de cara a unas elecciones con el régimen el año 2020 repitiendo en una peor versión el año 2019, debemos olvidarnos como sociedad civil de estos representantes para comenzar a trabajar en algo nuevo. Y ustedes dirán, ¿cómo que algo nuevo? Y aquí les hablaré como el Papa de la Encíclica de la novela de West: organizarnos los ciudadanos para cuando comiencen a caer las bombas.
La primera aproximación es el Artículo 333 Constitucional: “…todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia” porque la constitución dejo de ser observada por acto de fuerza, no solo por los delincuentes que nos desgobiernan sino para aquellos que debieron hacerlo porque están “investidos de autoridad”. Ya de aquí en adelante se vale todo, comenzando por desconocer esas elecciones y movernos en consecuencia.
Cada comunidad, cada municipio, cada estado, cada organización de la sociedad civil, cada Universidad, cada Iglesia de cualquier fe, cada gremio de trabajadores y empresarios, cada personalidad con influencia, todo el mundo, tendrán pronunciarse por una solución, si es que no están de acuerdo con la solución política de convivir con Maduro y sus delincuentes, y aquellos que se dicen políticos deberán luchar por ella. Al frente de esa lucha deberán ponerse sus líderes naturales y legítimos, pasándoles por encima a quienes nos han persistentemente engañado. Si esa masa crítica social no se expresa abierta y contundentemente, nos vencerán quienes han usado la política para enriquecerse. No estamos dispuestos a quedarnos tranquilos y si no podemos parar lo que viene si podemos comenzar a organizarnos para lo que vendrá.
En la novela de West eso se expresó, antes de que empezaran a caer las bombas, en la creación y multiplicación en todo el mundo de comunidades con autonomía de vida con capacidad suficiente para procurarse por ellos mismos los elementos básicos para su subsistencia. Sin llegar todavía a ese extremo (que de una u otra forma en algunos lugares del país se está llegando a eso por obligación) y antes de la disolución del Estado tal y como lo conocemos, el rechazo contundente a una manera de hacer política que despreciamos todos los venezolanos, logrará la concertación común necesaria para una nueva forma de resistencia civil que nos lleve a una solución en la que todos nos acordemos. Ya estamos trabajando en ella antes que comience el Efecto West…
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