Elecciones en Venezuela: Maduro se juega un proyecto de 25 años y la continuidad del chavismo
La última vez que la oposición de Venezuela se presentó a unas elecciones en un bloque unido, ganó las legislativas de 2015. Nueve años después, el presidente Nicolás Maduro enfrenta en las urnas el domingo a una coalición opositora ante la que se juega 25 años de continuidad de gobiernos autoproclamados como socialistas.
Maduro, de 61 años, busca la reelección para un tercer mandato y así extender por seis años más el proyecto político que heredó del fallecido mandatario Hugo Chávez. Edmundo González, el candidato opositor de 74 años, pretende arrebatarle el poder que ha mantenido por 11 años, en unas elecciones en las que analistas y observadores ven que la oposición tiene opciones de ganar.
Hay, además, otros ocho aspirantes a presidente de Venezuela con un apoyo popular inicial minoritario.
La popularidad de Maduro se ha desgastado tras una crisis social y económica que en la última década aumentó la pobreza, el hambre, los costos de salud, y que empujó a más de 7,7 millones de venezolanos a migrar en busca de mejores condiciones de vida. Aunque ha pasado lo peor de la crisis, que hace años provocó una importante escasez de alimentos, la gente aún enfrenta dificultades para cubrir sus necesidades.
Venezuela tiene las mayores reservas probadas de crudo del mundo, pero su producción fue en declive en los últimos años, en parte debido a la mala gestión del gobierno y a la corrupción en la empresa petrolera estatal.
En 2018, tras una reelección de Maduro que Estados Unidos y otros países calificaron de ilegítima, el entonces gobierno de Donald Trump impuso sanciones al gobierno venezolano, lo cual sólo profundizó la crisis.
Las elecciones coincidirán con el que sería el cumpleaños 70 del expresidente Hugo Chávez, el histórico líder que falleció de cáncer en 2013, dejando en Maduro las riendas de la que llamó la revolución bolivariana.
Los más de 21,3 millones de venezolanos facultados para votar el domingo tendrán que elegir entre los rostros que aparecen en la boleta — el de Maduro se repite 13 veces — con la idea de si quieren revalidar el cuarto de siglo de gobiernos autoproclamados socialistas que inició Chávez o tomar un nuevo rumbo ante las promesas de “libertad” y cambio de la coalición opositora.
A diferencia de las dos anteriores elecciones (2013 y 2018), hoy Maduro enfrenta el mayor desafío del partido de gobierno desde 1999. El mandatario y sus aliados buscan mantener el control de todas las ramas del poder por al menos seis años más, en momentos en que su base luce dividida, disminuida y decepcionada, según algunos analistas.
La oposición, que aspira a capitalizar el descontento de muchos venezolanos hastiados de la situación social y económica, enfrentó diversos obstáculos durante la campaña. El principal fue la imposibilidad de que la exlegisladora María Corina Machado se registrara como la candidata de unidad, luego de las autoridades judiciales la inhabilitaran por 15 años, sin embargo ella se volvió en la fuerza motriz detrás de Edmundo González, quien finalmente fue escogido como el candidato del principal bloque opositor.
La figura de Hugo Chávez, presidente entre 1999 y 2013, sigue presente en el ideario colectivo del país.
“Maduro fue una sorpresa para todos porque terminó teniendo más longevidad en el poder de la que la mayoría de la gente le apostaba o le concedía en el primer momento”, dijo a AP Benigno Alarcón, politólogo y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas.
Durante su último mensaje televisado antes de morir de cáncer, Chávez, con enorme popularidad, pidió a sus seguidores que eligieran a Maduro para sucederlo.
“Esto sin lugar a dudas ayudó porque la gente, en una primera elección en el 2013, no votaba por el proyecto de Nicolás Maduro porque no lo conocía, sino que votaba por la continuidad del proyecto de Chávez, a quien sí conocía y había un voto de solidaridad por la muerte de Chávez”, dijo Alarcón.
En sus segundas elecciones, en 2018, Maduro también ganó, pero los comicios fueron cuestionados debido a que los organismos del Estado, controlados por el gobierno, prohibieron a varios de los rivales más populares de Maduro competir en los comicios y otros fueron forzados a exiliarse.
Los principales partidos opositores llamaron a la abstención, alegando que no existían condiciones suficientes para garantizar que los comicios serían justos y transparentes.
Sobre las opciones de Edmundo González, Alarcón dice que la candidatura del exdiplomático terminó como un símbolo de unidad y que, aunque nunca desempeñó un cargo de elección en sus 30 años en el servicio exterior y no es un político, ahora le toca serlo.
Su postulación por la llamada Plataforma Unitaria Democrática (PUD), una coalición de 10 partidos de oposición, implicó poner en marcha una estrategia para dar a conocer a un personaje desconocido en la política, acompañado siempre de Machado quien no dejó de recorrer el país promoviendo a González.
Para los otros ocho candidatos las posibilidades son remotas: el pastor evangélico Javier Bertucci; el exlegislador opositor Enrique Márquez; el exalcalde de Caracas Claudio Fermín; el exalcalde de San Cristóbal y ex preso político Daniel Ceballos; el político Antonio Ecarri; el comediante Benjamín Rausseo; así como los diputados opositores disidentes y feroces críticos de sus antiguos líderes Luis Eduardo Martínez y José Brito.
Los venezolanos podrán votar entre las 6.00 de la mañana y las 6.00 de la tarde, aunque la votación se podría extender más allá de ese horario en las mesas en las que haya filas de electores por sufragar.
El conteo de los votos se hará íntegramente de manera automática.