Crean «piel viva» para robots humanoides que se regenera
Un grupo de investigadores ha creado una «piel viva» para robots humanoides que se adhiere mejor a la superficie y tiene la capacidad de regenerarse como la piel humana, según se detalla en un estudio publicado este martes (25.06.2024) por la revista Cell Reports Physical Science.
La piel artificial ha sido utilizada en varios experimentos en el pasado para hacer que los robots se parezcan lo más posible a los humanos. Sin embargo, muchos de estos tejidos han sido creados con materiales sintéticos, como el látex, que no necesariamente se ajustan bien al robot.
Un experimento pionero
En otros experimentos de robótica del pasado se ha utilizado un «anclaje», una estructura en forma de gancho u hongo que permite fijar la piel artificial a una estructura metálica. Sin embargo, estas estructuras podrían generar bultos en la piel artificial y hacer que el robot pierda su apariencia humana.
Para resolver este problema, la «piel viva», que fue creada con células de piel humana cultivada, posee un equivalente a los ligamentos, lo que permite sujetarla con más firmeza a la base y darle una flexibilidad casi natural.
Capacidad de recuperación
Los expertos llaman a estos ligamentos «anclajes de tipo perforación». En la base se perforaron cavidades diminutas en forma de V que posteriormente fueron rellenadas con el tejido vivo, lo que permite que la piel del robot se adhiera con mayor firmeza.
Asimismo, la piel desarrollada por los investigadores, que se coloca en capas sobre el robot, puede repararse de pequeños desgarros o desfiguraciones similares sin necesidad de repararlos manualmente.
«Desarrollamos y caracterizamos anclajes de tipo perforación inspirados en la estructura de los ligamentos de la piel como técnica para adherir eficazmente equivalentes de piel a superficies robóticas», dice el estudio.
Prueba con la sonrisa de un robot
Los ensayos de esta «piel viva» se realizaron en dos prototipos: uno con una cara robótica plana que tiene la capacidad de sonreír, y luego con una segunda cabeza robótica tridimensional, pero esta no tenía la capacidad de moverse.
Según los autores, con el «anclaje de tipo perforación», la piel podía ajustarse bien a un molde 3D de una cara, sin la necesidad de pernos o ganchos que sobresalgan o estropeen su apariencia.
«A medida que el desarrollo de la tecnología de IA y otros avances amplían las funciones que se exigen a los robots, también empiezan a cambiar las funciones que se exigen a la piel de los robots», afirma el autor principal, Michio Kawai, en declaraciones recogidas por New Scientist.