AP: ¿Condenar beso inapropiado de Rubiales terminará con sexismo en el fútbol?
Cuando Patricia Otero vio cómo el presidente de la Federación Española de Fútbol empañaba la mayor victoria en la historia del deporte femenino español al besar por la fuerza a una jugadora en los labios durante la entrega de medallas de la Copa del Mundo, no se sorprendió.
Para esta futbolista aficionada, el beso que Luis Rubiales propinó a la delantera Jenni Hermoso fue simplemente el ejemplo más público y notorio del trato que ella y sus compañeras de equipo recibieron cuando eran más jóvenes.
“Eso lleva pasando toda la vida”, dijo Otero, de 30 años a The Associated Press desde Málaga, la ciudad del sur del país donde sigue jugando al fútbol cuando no ejerce como profesora de secundaria. Y el intento de justificación de Rubiales diciendo que era como el que le habría “dado a mis hijas”, le sonó inquietantemente familiar.
“Yo tuve un entrenador que nos tocaba el culo, siempre estaba con gestos súper cariñosos y nos decía ‘Eres como mi hija’. Además, te pasa en un momento en el que tampoco eres tan adulta como para sopesar que eso es importante”, contó. “Y lo ves como normal”.
Aunque las mujeres siguen luchando por la igualdad en el fútbol español — Otero cuenta que su equipo ha tenido que vender boletos para asumir el costo de los desplazamientos y limpiar su vestuario, mientras que el masculino no hacía ni lo uno ni lo otro — la reacción, tanto en España como fuera de ella, al beso televisado ante una audiencia global ha sido de condena generalizada.
Aunque la conducta del hombre más poderoso del fútbol español acaparó la atención que debían haber recibido las flamantes campeonas mundiales, España está tomando medidas para convertir la crisis en el reconocimiento del sexismo que existe en el deporte en un país donde los avances en otras áreas lo han colocado a la vanguardia de Europa en igualdad.
A pesar de la insistencia de Rubiales en que no ha hecho nada malo, el gobierno español, los sindicatos de futbolistas, los clubes, los aficionados y, lo más importante, Hermoso y sus compañeras, consideran su acto como un abuso de poder sexista que ya no es tolerable. La FIFA, el ente rector del fútbol mundial, suspendió a Rubiales por 90 días, y el gobierno está tramitando su inhabilitación para el cargo.
La condena a Rubiales, quien también se agarró la entrepierna en un gesto obsceno en el palco de autoridades, donde estaba acompañado de la reina Letizia y de su hija adolescente, la infanta Sofía, tras la victoria de La Roja en la final del 20 de agosto, se ha extendido más allá del gobierno y de los poderes en el mundo del fútbol.
Los aficionados que acudieron a los partidos masculinos de la popularísima liga española durante el fin de semana entonaron cánticos pidiendo la marcha de Rubiales, mientras que cientos de personas se congregaron en el centro de Madrid en apoyo a Hermoso.