Líder o dirigente político
La política es una actividad compleja que requiere de una gran variedad de habilidades y cualidades por parte de aquellos que la ejercen o aspiran ejercerla. Dentro del ámbito político, es común encontrar dos términos que suelen utilizarse indistintamente, pero que en realidad tienen connotaciones diferentes: líder político y dirigente político. Osadamente, me propongo establecer algunas diferencias entre ambos conceptos y cómo, ambas o alguna de ellas, puede afectar la forma en que se ejerce la actividad política.
En términos generales, se puede definir como líder político a una persona que tiene la capacidad de influir en otros y de movilizar a la sociedad en torno a un objetivo político. Este personaje debe ser alguien carismático, con una gran capacidad comunicativa que le permita inspirar a otros, motivándolos a seguir su ejemplo. Quien desarrolla este estilo, se enfoca fundamentalmente en el aspecto motivacional y emocional de la política, como un mecanismo para generar entusiasmo y compromiso entre sus seguidores.
El dirigente político, por su parte, se focaliza en desarrollar la parte estratégica y operativa de la política. Debe tener habilidades de gestión y organización, ser capaz de tomar decisiones y de implementar políticas concretas. Por tal motivo, este estilo político debe estar orientado a obtener resultados y ser más pragmático que el líder político.
Otra diferencia importante entre ambos estilos es su enfoque temporal. El líder político suele tener una visión más de largo plazo y en consecuencia sus objetivos persiguen ese lapso. Mientras que el dirigente se enfoca más en objetivos a corto plazo y en resolver problemas concretos. Esta diferencia de enfoque puede generar conflictos en algunos casos, ya que el líder puede sentir que el dirigente está limitando su visión y a su vez, el dirigente puede percibir que el líder está siendo muy poco realista.
El líder político suele ser más ideológico y enfocarse en un conjunto de valores y principios, mientras que el dirigente tiende a ser más práctico y centrado en soluciones concretas para los problemas que enfrenta. El líder puede ser más propenso a tomar decisiones basadas en sus ideales, mientras que el dirigente puede estar más dispuesto a tomar decisiones pragmáticas, aunque no estén en línea con su ideología.
La importancia del líder radica en que es capaz de movilizar a la sociedad y generar cambios significativos en la opinión pública. Sin embargo, un líder sin la capacidad de implementar políticas concretas puede resultar un fracaso, ya que no logrará convertir sus ideas en realidad. Por su parte, un dirigente sin habilidades de conducción puede tener dificultades para generar apoyo y para movilizar a la sociedad.
En la política, el líder y el dirigente político son dos roles importantes que suelen tener diferentes habilidades y responsabilidades. El líder político es alguien que tiene la capacidad de inspirar y motivar a la gente a seguir una visión común, mientras que el dirigente político debe ser alguien que tiene un profundo conocimiento de los asuntos políticos y un conjunto de habilidades técnicas para dirigir y administrar los recursos políticos.
La pregunta de las sesenta y cuatro mil lochas sería ¿Cuál de estos dos estilos debería desarrollar quien aspire a obtener un cargo de elección popular?
Según mi limitado criterio político, tanto el estilo de líder como el de dirigente son importantes en la actividad político partidista, por lo que, cualquier candidato que aspire a ganar cualquier elección, debería atesorar características de ambos estilos. Un líder político puede ser muy efectivo para inspirar y movilizar a la gente detrás de una causa importante, pero también debe tener habilidades de persuasión para trabajar con otros actores políticos, lograr acuerdos y alcanzar objetivos comunes. Por otro lado, un dirigente político puede ser muy efectivo planificando y ejecutando estrategias políticas, gestionando presupuestos y recursos, y coordinando equipos de trabajo, pero también debe desarrollar habilidades de liderazgo para motivar y guiar a su equipo y a la ciudadanía.
Por último, estoy seguro que ustedes, versados en la política podrán aportar muchas otras características diferenciadoras entre estos dos estilos políticos, pero este es mi pequeño aporte a la discusión política actual. Estoy persuadido de que, en un mundo cada vez más complejo y cambiante, es fundamental contar con líderes y dirigentes políticos capaces de adaptarse a los desafíos y a las necesidades de la sociedad, por eso creo que, un candidato que aspire cualquier cargo de elección popular y sea capaz de combinar los dos estilos en comento, adaptándose a las necesidades del momento, podrá tomar decisiones acertadas y liderar con éxito su proyecto político.