Indignación
Sí, yo estoy tan indignado como tú, aunque increíblemente no somos mayoría, muchos se han acostumbrado al malandraje chavista. Henrique Capriles nos pide que cohabitemos con ellos, le da la mano a Maduro. Luis Vicente León -esa víbora- pontifica y sentencia que la corrupción chavista se debe a las sanciones internacionales. Kiko, quien es obsecuente -jalabola- servidor de uno de los mayores corruptos, repudia a la oposición que acusa a los ladrones chavistas, nos llama “radicales”.
Tú y yo sabemos que quienes tenemos la razón somos nosotros, que la perversión y la maldad están en ellos, por eso tenemos que resistir. No podemos rendirnos.
Venezuela está en nuestra fortaleza.
Dime si eres chavista y sabré quién eres
No hay un chavista que no robe, no hay un chavista honesto. Ni uno. Dime si eres chavista y te diré quién eres. Tú y yo sabíamos que Aissami era un corrupto y que Ramírez también. También que Luisa Ortega o Rodríguez Torres son criminales, aunque se vistan de seda. El chavismo los acusa para lavarse la jeta, pero tú y yo sabemos que no hay un chavista decente. Ni uno. Chávez, el más deshonesto de todos, edificó la más grande corrupción de todos los tiempos.
Pese a que las hienas se muerdan entre sí sabemos que son la misma manada de animales, sabemos que no hay uno de ellos que sea íntegro. Seguirán comiéndose.
Quien no siente indignación no es venezolano.
Ratas del mismo caño
Nuestra indignación crece, la tuya y la mía, porque sabemos que los Chávez son corruptos, también lo son Maduro y el cartel de Los Flores; Diosdi y su pandilla: ladrones; Jorge Rodríguez y su hermanita siniestra: rateros; Padrino: asaltante; Reverol: choro; González López: carterista; Saab: cleptómano; Moreno, Farías, Andrade, Alex Saab, Silva, Carreño, Arreaza, Escarrá, Amoroso, Sánchez, Torres, Lacava, Roa, Isea, Cabezas, Carvajalino, Villalobos: bandidos.
Pero también los alacranes opositores Fermín, Mujica, Parra, Noriega, Brito, Superlano, Pérez, España, Gutiérrez, Ojeda, De Lima: atracadores.
Indignantemente ni uno se salva, son la lepra corrupta.
Ni pudor ni vergüenza
Además, la vaina chavista de la corrupción es internacional. No olvidemos: Lula, corrupto; Ortega, ladrón; Kirchner, ratera; Correa, estafador; Zelaya: saqueador; Rousseff: chora; Castro: atracador. La indignación, la que sentimos tú y yo es casi bíblica porque entendemos lo que han hecho, porque sabemos que lo seguirán haciendo, porque padecemos además a cierto liderazgo opositor que se ha corrompido, que no ha tenido pudor ni vergüenza para robar como chavistas.
No he mencionado a los niños bien, a los viejos amos del valle, a banqueros de asco, a boliburgueses, bolichicos, boligrandes, a dueños de medios. Una epidemia corrupta.
El chavismo apestó todo.
Muera la corrupción
Pocos se salvan, muy pocos, tú y yo entre ellos. No nos hemos dejado llevar por la ola de mierda corrupta que apestó al país. Los señalamos, los acusamos, los enfrentamos. ¿Sabes por qué? Porque somos venezolanos, porque amamos a Venezuela, porque aunque no seamos mayoría y nos acusen de “radicales” o “idealistas” sabemos que somos la verdadera nación que fundaron Bolívar y Páez. Tú y yo somos diferentes, lo seremos siempre. No robamos.
Venezuela nos necesita, no podemos rendirnos; nuestra indignación nos fortalece, nos hace indispensables, somos la reserva ética ante la inmoralidad pandémica.
No callemos, gritemos con brío: ¡muera la corrupción!
Matémosla…