Cual boomerang, la corrupción golpea al régimen
La cotidianidad de la corrupción se ha visto alterada por estos días, con la destitución, aprehensión y encausamiento penal de encumbrados funcionarios públicos. ¿Lucha contra la corrupción? Se trataría de una puja, pugna o purga en el seno del régimen. La embestida, de notable efervescencia, deja en claro que la corrupción no afecta nada más a la sociedad venezolana, hace estragos en las filas del régimen, los divide, ergo, los enfrenta y deja al descubierto en desacuerdos y riñas intestinas de la estructura de poder, donde ruedan cabezas suyas. Efecto lanzado al plano de la posverdad.
El régimen hace que la corrupción en Venezuela sea única desde comienzos de este siglo, tanto, que pareciera estar fuertemente arraigada en la cultura política y económica del país, algo que es posible desvirtuar. Así las cosas, la cotidianidad de la corrupción, si bien se alteró, súbita y raudamente, continúa indetenible, por ejemplo, en el sistema judicial.
“Jueces y otros funcionarios detenidos en operativo de la Policía Anticorrupción”. El énfasis recae en sentenciadores. ¡Tan connotados como cuestionados! José Mascimino Márquez, Cristóbal Cornieles Perret y Natacha Rodríguez, por caso, y como a ellos, por corruptelas de igual índole, señalan a jueces rectores y presidentes de circuito de Lara, Barinas y Táchira.
“…en los Tribunales del #Táchira… La Juez Rectora, Ledy Yorley Pérez Ramírez, nombrada a dedo, es la Reina de los Fraudes Procesales, obliga a los jueces a tomar decisiones por lo que cobre y acuerde con los victimarios… está inmersa en hechos continuados de corrupción, subasta los expedientes, de eso tiene fama”.
Ledy Yorley está jubilada y no suelta el coroto por motivaciones crematísticas, los niveles de corrupción percibidos en el despacho a su cargo así lo hacen suponer. Lo mismo está sucediendo con políticos, militares y enchufados, al amparo de bandos triunfadores “en esta historia de saqueo y corrupción infinita”.
En este escenario, trascienden las consecuencias políticas para el régimen, dentro y fuera del país, puesto que “la cacería de malversadores de fondos públicos” fue por motivos políticos, en lugar de la corrupción per se, un tema altamente politizado y controvertido, justificativo sin igual del control soterrado de “ambiciones de grupos” y del fin de sus áreas de influencia.
Queda clara la vertiente de afectación política al régimen, a sus adláteres en el alto gobierno, por más que se hable de reunificación o concentración del poder. En lo institucional, su percepción difícilmente mejorará, menos cuando dejaron en libertad al primero que se puso a disposición de las autoridades, quien desapareció por arte de magia, igual que los 3mil millones de dólares que estarían en el centro de esta “razia show”.