Mercedes Malavé: «Necesitamos políticos reformistas dispuestos a cortar con la dinámica destructiva de estos 20 años»
La coordinadora nacional de Unión y Progreso, Mercedes Malavé sostuvo que la crisis que padecen millones de venezolanos, solo tendrá fin con una reforma estructural al modelo económico y político que ha implantado el Gobierno durante los últimos 20 años. A su juicio, nada cambiará mientras Nicolás Maduro esté en el poder, pero advirtió que también hacen falta políticos reformistas -oficialistas y opositores- que estén dispuestos a acabar con esta dinámica.
Así lo dijo en entrevista concedida a ND este jueves, en la que lamentó que en medio de las multitudinarias protestas que se han registrado durante las últimas semanas, el gobierno se quede sin respuestas, pero la población tampoco consiga el apoyo necesario en el sector opositor.
«Las primarias son una distracción de los verdaderos problemas del país, los políticos reaccionan en contra de las primarias, en contra de unos y de otros, los acusan de corruptos pero es como una dinámica para mí que está como al margen o divorciada de los verdaderos problemas del país. No he escuchado a ningún grupo político hacer planteamientos profundos sobre las reformas que necesita el Estado venezolano, hasta el propio gobierno está distraído en maniobras para distraer la atención de los verdaderos problemas», expresó vía telefónica.
Mientras esto siga así, nada cambiará, subrayó. «El país solo avanzará mediante un esfuerzo de dialogo profundo, de diálogo reformador, de diálogo entre personas de distintas tendencias políticas, por supuesto muchas vendrán del gobierno o partidarios del oficialismo y otros opositores que tengan una nueva mentalidad de reformas profundas de que esto no debería seguir así porque nos perjudica a todos, sobre todo a los más necesitados. Necesitamos un nuevo consenso nacional para resetear a Venezuela. Acabar con todos esos problemas que venimos arrastrando, y pienso que hace falta dirigentes políticos que tengan un denominador común: que sean reformistas, del gobierno pero también de la oposición. Gente que esté dispuesta a cortar con la dinámica destructiva de estos veinte años que no nos ha traído nada bueno».
A su juicio, un elemento importante para que la situación cambie es que los trabajadores lleven su protesta al plano político, y propongan se involucren en la discusión de cómo debe ser el país que no sufra más de estatismo y que dará paso a una Venezuela de mayor responsabilidad económica.
A continuación nuestra entrevista:
Las centrales sindicales que asistieron al Foro de Diálogo Social junto a la OIT en la isla de Margarita, manifestaron que nuevamente se despreció la oportunidad para llegar a acuerdos con el gobierno en materia salarial ¿Por qué el Ejecutivo se niega a subir el salario mínimo?
– El gobierno tiene una presión económica producto de que los ingresos del Estado venezolano han disminuido muchísimo y no le da para cumplir con todos los compromisos que supone un aumento; pero también hay razones políticas, porque el gobierno presiona internacionalmente para que les levanten unas sanciones económicas que no le permiten, según ellos, ingresar dinero al país. Hay un tema con el petróleo que es claro, no hay licencias petroleras para aumentar la explotación, la venta de petróleo está prohibida, entonces se tiene que hacer por mecanismo informales que le generan mucha pérdida de dinero al gobierno.
– Por eso, utilizan cualquier interlocución para hacer valer su reclamo de que le levanten la sanción. Por otro lado, el gobierno registra un déficit de dinero muy grande. El problema es que nadie le cree, los trabajadores siguen protestando porque este gobierno que aparentemente no tiene dinero para subir los salarios, pues sus funcionarios viven rodeados de grandes lujos y ostentación escandalosa. Además, se sabe que no solo vende petróleo, sino también minerales, como el oro, Coltán, etc. También han incrementado los ingresos por vía de impuestos, pero nada de esos ingresos están claros. ¿No? no se sabe cuánto entra, cuánto se invierte, cuáles son las prioridades, etcétera.
– Hace falta sincerar los ingresos del país, saber realmente cuánto dinero entra a Venezuela y sincerar los egresos, pero hace falta una revisión clara de las nóminas del gobierno, de lo que funciona y de lo que no funciona, pero para mí maduro y su gabinete no están listos para estos cambios que son estructurales.
Sindicalistas alegan que el Ejecutivo si cuenta con los recursos para decretar aumento, pero también hay otras soluciones como los organismos multilaterales, a lo que usted ha referido muchas veces…
– Yo desconozco las razones por las cuales el gobierno no aceptaría esta ayuda. Pero cualquier país en un proceso de reestructuración económica como Venezuela sabe que la receta lleva financiamiento de multilaterales. No hay manera de hacerlo sin eso. Puede ser que el gobierno tenga dudas sobre el cumplimiento de la palabra ¿No? Como pasó ya con los fondos retenidos en el exterior que tampoco se terminan de liberar y le parezca que esto no dará resultados.
– Si el gobierno se compromete con los trabajadores a dar un aumento salarial y después no consigue el financiamiento, bueno los problemas pueden ser más graves todavía. La verdad es que desconozco las razones exactas, pero no creo que el gobierno no tenga interés en un financiamiento internacional, yo creo que quizás las condiciones no le permiten confiar o no le permiten comprometerse a ese tipo de acuerdos, pero el dinero lo necesita.
El sector público ha liderado decenas de protestas desde que inició el año, exigen aumento salarial, reivindicaciones laborales y que cumplan con las contrataciones colectivas. Por ahora, parece que seguirán estirando la arruga. Pero, ¿Hasta cuándo aguantarán los trabajadores?
– Los trabajadores tienen muchas décadas sufriendo. Yo diría unas cuatro, cinco décadas, sufriendo por problemas de contrato colectivo, pagos de salario porque el Estado venezolano yo creo que sufre de una enfermedad comparándolo con el cuerpo humano. Es como cuando una persona engorda muy rápido, pero también adelgaza muy rápido. Entonces, cuando el Estado ha tenido la época de vacas flacas entonces todo lo que cuelga son los trabadores. Son los trabajadores los que sufren las consecuencias del estatismo, de un Estado que cuando tiene dinero pues siente que debe tener preeminencia en todo, asfixia al privado porque quiere apropiarse de todo, pero cuando no tiene dinero se quiere desentender de todo y en esta dinámica quienes más sufren las consecuencias son los trabajadores.
– Más allá de las necesidades apremiantes de los trabajadores que yo las acompaño, las entiendo, las sufro también porque son muchos venezolanos y sus familias que están sufriendo estas medidas económicas, hay que entender que para poder tener una solución definitiva y real al salario, hay que reformar al Estado.
– El Estado tiene que ser más pequeño, que sus competencias tienen que estar más claras y que tiene que darle mucha apertura promoción al privado, a las inversiones, producción que es lo que puede sostener un salario.
– Pero también, pasa porque los trabajadores lleven su protesta al plano político, y propongan que se involucren en la discusión de cómo debe ser el país que no sufrirá más de estatismo y el escenario que dará paso a una Venezuela de mayor responsabilidad económica, de más promoción de la iniciativa privada, de una concepción de los servicios como una obligación del venezolano.
– Los servicios públicos, los servicios de salud, educación, luz, agua, todo lo garantiza el Estado; pero debe delegar la administración en personas capaces, autónomas, que rindan cuentas y que sobre todo, sean responsables de la sostenibilidad económica de todos esos servicios.
– Toda esta discusión de la Venezuela que viene, debe ser parte de los ideales y misión de los trabajadores, no pueden desentenderse de esto, sino involucrarse en el diseño de esto y construir un país que de paso a una a una Venezuela de que verdaderamente dignifique el trabajo. Pero…el gobierno es incapaz de hacer esto así como funciona, así como se ha organizado con su sectarismo, con sus trabas ideológicas, sus gravísimos problemas de corrupción, es incapaz de introducir a Venezuela en un camino de bienestar y sostenibilidad.
¿Es decir que las protestas no deberían ser solo para exigir y reclamar los derechos, sino que deben tener el elemento de cambio político?
– Exactamente y tiene que ser un cambio político inclusivo, Nicolás Maduro solo no puede, la oposición sola no puede. Hace falta un gran movimiento nacional de restructuración del Estado, de repensar la administración, incluso reformas constitucionales para los cambios socioeconómicos para no seguir poniendo paños calientes al tema de los salarios.
– Todos estos problemas son producto de un Estado que no ha rectificado profundamente en su estructuración y en su misión ¿No? Entonces, es un llamado los trabajadores, pero también a todos los venezolanos porque todos somos trabajadores. Un llamado a la conciencia de que nadie puede solo, de que necesitamos recuperar variables democráticas, necesitamos recuperar las reglas del juego institucional para poderle dar un cauce responsable y seguro a la crisis del salario.
Entre tanto, la oposición se embarca en un proceso para elegir el candidato unitario. Otros apuestan por el consenso. De aquí a 2024 ¿Usted cree que este movimiento social de exigencias del sector público pueda conjugarse con la clase política y de verdad lograr el cambio político?
– Hasta ahora no se ven esos signos. Lo que se ve son como distracciones ¿No? Las primarias son una distracción de los verdaderos problemas del país, los políticos reaccionan en contra de las primarias, en contra de unos y de otros, se acusan de corruptos; pero es como una dinámica que está divorciada de los verdaderos problemas del país.
– Lamentablemente, no he escuchado a ningún grupo político hacer planteamientos profundos sobre las reformas que necesita el Estado. Por ejemplo, sobre cuál sería un programa o una oferta de programa político para la Venezuela que viene. Nadie habla de eso ni el propio gobierno porque está distraído en maniobras para distraer la atención de los verdaderos problemas. Me parece que los de la oposición que hablan de primarias o se la pasan acusándose mutuamente, lo hacen como para desviar la atención de la rendición de cuentas que el país está esperando, por ejemplo de qué hicieron con los fondos o un programa atractivo para llevar adelante los candidatos que más suenan o que van mejor en las encuestas.
– La mayoría de estos precandidatos tienen años en la vida política del país, pero no han resuelto ningún problema, al contrario han demostrado que no son capaces de llevar un plan para salvar al país, y por eso se la pasan distraídos en chismes, hablando mal uno del otro, pero no muestran el verdadero camino para salir de esta crisis.
En medio de este desastre, ¿Crees que Maduro podría tener algún punto de quiebre?
– Yo no sé si punto de quiebre va a haber, creo que al gobierno le conviene esta situación de estatus quo para mantenerse en el poder, sin pagar un precio muy alto o sin quiebre. Al gobierno le va bien cuando hay amenaza externa, sanciones, amenazas de invasión porque los cohesiona internamente. Los conflictos que tienen ellos como cualquier grupo humano se amainan o disminuyen cuando dicen vamos por tu cabeza o por ti. Bajo ese tipo de amenaza logra mayor cohesión.
– Te digo que yo siento que el país solo va a avanzar mediante un esfuerzo de dialogo profundo, de diálogo reformador, de diálogo entre personas de distintas tendencias políticas. Por supuesto, muchas vendrán del gobierno o partidarios del oficialismo y otros opositores que tengan una nueva mentalidad de reformas profundas; de que esto no debería seguir así porque nos perjudica a todos, pero sobre todo a los más necesitados.
– Necesitamos un nuevo consenso nacional para resetear a Venezuela. Acabar con todos esos problemas que venimos arrastrando, y pienso que hace falta dirigentes políticos, pero que tengan un denominador común: que sean reformistas. Reformistas del gobierno y reformistas de la oposición, gente que esté dispuesta a cortar con la dinámica destructiva de estos veinte años que no nos ha traído de por ninguna parte nada bueno.