Volvamos a Barinas
Barinas es un ejemplo vivo para Venezuela. La familia Chávez que había gobernado ese estado desde 1999 fue derrotada de manera contundente en las elecciones del 21 de noviembre de 2021 y posteriormente el 9 de enero de 2022, tras una artimaña en la cual se confabularon sectores de la AD usurpada para tratar de torcer la voluntad del pueblo.
Luego de largas reuniones durante los primeros meses de 2021, los partidos PJ, AD y UNT anunciaron en septiembre de ese año su participación en los comicios regionales convocados para el 21 de noviembre. Otros partidos fueron retrasando su decisión con el claro objeto de no participar con el argumento que no legitimarían a Maduro. Muchos de esos sectores abstencionistas han dado el paso correcto y ahora ven las elecciones de 2024 como una oportunidad y ya andan en campaña.
La Unidad Democrática decidió tardíamente y eso complicó la articulación de las candidaturas en varios estados, entre ellos en Miranda, donde el espectáculo fue muy lamentable, resultando en la pérdida ese estado que pasó a manos del Psuv y en otros como Táchira y Lara, pudo más la mezquindad y lo pequeño y las gobernaciones literalmente se las donaron al Psuv.
Ya resuelto finalmente el dilema de la participación electoral en VP, Freddy Superlano hizo una campaña épica y ganó la gobernación de Barinas. Su triunfo fue insólitamente desconocido por el CNE al ser inhabilitado después de haber derrotado a Argenis Chávez, el tercero de la dinastía. La trampa fue tan vulgar que ella enardeció al pueblo barinés. Para colmo, apareció Claudio Fermín como comodín para intentar dividir los votos democráticos y hacer factible el triunfo del emergente Jorge Arreaza, nuevo candidato del Psuv ante la desmoralización del benjamín de los Chávez.
La victoria de Freddy Superano fue posible por la unidad. Sin ella la derrota era segura y luego cuando se escoge a Sergio Garrido para las elecciones convocadas el 9 de enero de 2022, esa unidad se reforzó. Los abstencionistas no movieron un dedo para la victoria de Garrido ignorando la importancia de derrotar al Psuv en Barinas, por lo simbólico de esa gesta.
Trabajando con las uñas y frente a la maquinaria del Estado encarnada en Jorge Arreaza, un hombre gris, pero con una chequera incuantificable a su disposición, de nuevo la unidad salió victoriosa, a pesar de un ventajismo obsceno.
La gran lección de Barinas la dio Freddy Superlano quien se impuso a las tesis suicidas de algunos de sus compañeros y luego con su desprendimiento cuando ponderó que aún no pudiendo ser candidato, apoyó con determinación a Garrido.
Pero la otra lección de Barinas es que cuando la unidad es genuina y el pueblo la percibe así, sale a votar a pesar de la prédica de los profesionales del abstencionismo. Sirva el ejemplo de Barinas para en esta hora difícil superar las fracturas, la desconfianza y que miremos al pueblo venezolano que sufre y que está sigilosamente esperando la oportunidad para derrotar a Maduro.