Meloni se viste de moderada y deja de lado el populismo en sus primeros 100 días
Roma, 29 ene (EFE) / Javier Romualdo.- Apoyo decidido a Ucrania, el visto bueno de la Unión Europea (UE) y el control de sus socios de Gobierno. Los hitos con los que Giorgia Meloni cumple sus primeros 100 días al frente de Italia pintan la imagen de un Ejecutivo pragmático y menos extremista de lo que sus aliados y rivales esperaban.
La primera mujer en gobernar Italia asumió desde su toma de posesión, el pasado 22 de octubre, un tono moderado para calmar las voces más agoreras, que vieron la llegada al poder de la ultraderecha en la tercera potencia europea como un golpe para la estabilidad de las democracias occidentales.
Detrás de esa imagen de sensatez asoma la sombra de la UE, pendiente de cada movimiento del país, máximo receptor de sus fondos de recuperación: 191.500 millones de euros a cambio de unas exigentes condiciones.
«Al pasar de la oposición a primera ministra, Meloni ha tomado conciencia de la necesidad de ir más allá de los eslóganes», afirma a EFE el profesor de Estrategia en la Escuela Politécnica de Negocios de Milán Giuliano Noci.
El dinero europeo ha obligado a Meloni a abandonar sus propuestas más populistas y seguir la estrategia diseñada por su antecesor, Mario Draghi, a pesar de que su partido, los ultras Hermanos de Italia (FdI), fue el único que no respaldó su nombramiento en 2021.
Esa «línea Draghi», como la califica el politólogo de la Universidad de Pisa Alberto Vannucci, ha dirigido sus primeros presupuestos y su postura ante la guerra de Ucrania, con el sexto envío de armamento ya aprobado.
Ni siquiera sus socios en la OTAN sabían a qué atenerse cuando Meloni llegó al poder en coalición con Silvio Berlusconi, el líder de la conservadora Forza Italia que se considera muy cercano a Vladimir Putin, y Matteo Salvini, el admirador del presidente ruso que encabeza la soberanista Liga.
Salvini y Berlusconi, sin influencia
«Berlusconi sigue pensando que es amigo de Putin y Salvini mantiene relaciones con Rusia, pero ella ha decidido llevarles la contraria», detalla el profesor emérito de Ciencias Políticas de la Universidad de Bolonia Gianfranco Pasquin.
Los expertos coinciden en que Meloni ha sabido mantener a raya dos grandes egos: Berlusconi afirmaba esta semana en una de sus cadenas de televisión que la coalición ha comenzado con el «pie derecho», aceptando un segundo plano.
Así se refleja también en el último sondeo, de Supermedia-Youtrend-AGI, que otorga a FdI una preferencia de voto del 29,7 % (en las elecciones recibió el 26 %), mientras que la Liga baja al 8,5 % (8,7 %) y Forza Italia se hunde en el 6,8 % (8,11 %).
Con un excelente manejo de la comunicación, Meloni ha sido rápida en tomarse dos fotografías: con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, en su primera visita al exterior, y con el equipo que detuvo al último padrino de la Cosa Nostra, aunque ella poco tuviese que ver con esa hazaña.
Apuesta por África: migración y energía
«Los presupuestos, la posición sobre Ucrania y la decisión de acudir Argelia y Libia para el aprovisionamiento de gas» son, según Pasquin, los tres grandes aciertos de Meloni.
Noci coincide en el último punto: «La toma de conciencia de la centralidad de Italia en el Mediterráneo y del rol que África puede jugar incluso en la energía es un mérito relevante».
Pero los intereses en África van más allá. Si en algún aspecto se deja ver la influencia de Salvini en la coalición es en la gestión migratoria, con la aprobación de un decreto que dificulta los rescates de los barcos de las ONG.
La negativa de Italia a permitir que un buque atracara en sus costas el pasado noviembre generó un conflicto diplomático con Francia y Meloni aprovechó para pedir a Europa una nueva política migratoria común.
Las propuestas populistas, su debilidad
Aunque el pragmatismo ha dominado en los asuntos económicos y la política exterior, Meloni ha mostrado más improvisación cuando ha tratado de cumplir sus promesas más populistas, como la desaparición de la renta (subsidio) de ciudadanía, pues sus primeros presupuestos solo dificultan el acceso a quienes rechacen un trabajo.
También aseguró, en un video que volvía a hacerse viral a inicios de este año, que acabaría con los impuestos especiales de la gasolina, una medida completamente descartada en sus negociaciones para rebajar el precio del combustible.
Y su famoso «decreto rave», que parecía poner fin a las macrofiestas en Italia, terminó aprobándose con tantos recortes que el texto final tenía poco que ver con la primera propuesta.
«Si juzgamos el éxito de un Gobierno en base a cuantas promesas electorales mantienen, es evidente que ahora no lo tendría, fueran acertadas o no», concluye Vannucci. EFE