La justicia en el banquillo
La autonomía de la administración de justicia es requisito determinante, tanto como la libertad ciudadana, para el ejercicio pleno de la democracia. No obstante, quebrantar la independencia de los poderes públicos es tentación que aflora con frecuencia, apelando a cualquier manera de hacerlo, incluida la de sentar en el banquillo a la propia justicia.
En Argentina, el régimen Fernández/Kirchner ha solicitado al Congreso de la República abrir un “juicio político” a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia. El Ejecutivo recurre a este despropósito porque considera inaceptable que la Corte Suprema lo obligue a transferir a la ciudad de Buenos Aires los recursos presupuestarios que le corresponden en acatamiento a la ley vigente.
Al parecer, existirían otros móviles subyacentes. Esa Corte declaró a la vicepresidente Cristina Kirchner reo de multimillonarios delitos de cohecho, ante lo cual ella calificó a los magistrados como “un pelotón de fusilamiento”. Hay también otra circunstancia: la ciudad capital es el bastión de la oposición y su gobernador actual es el candidato de mayor proyección para la venidera elección presidencial…
En EEUU, la Cámara de Representantes del Congreso, a instancias de una minoría ultra radical republicana, ha creado una subcomisión, presidida por un furibundo diputado negacionista del triunfo del presidente Biden, para cuestionar la “weaponization” del proceso que se sigue a los responsables del criminal asalto al Capitolio el 6/1/2021 y otros abusos de la administración Trump. Tan curioso calificativo, significando que el proceso es un arma de fuego cargada contra los presuntos responsables, incluido el propio Donald Trump, tiene el propósito de descalificar la investigación. Curiosa la coincidencia de estos legisladores con madame Kirchner, con ese símil del “pelotón de fusilamiento”.
En cualquier latitud se maltrata a la justicia, igual ocurre en la cuna de la democracia del hemisferio que en la Argentina diezmada por lo más decadente del populismo peronista.