Guaidó ¿adiós a sus 15 minutos de fama?
No lo creo, pues estoy convencido que los millones de opositores venezolanos que lo percibieron hasta hace poco como presidente Interino del país, tienden a verlo más como una víctima de los jefes de las maquinarias políticas que impulsaron la iniciativa de liquidar la dictadura madurista por la vía pacífica y electoral, que como un victimario que se prestó a maniobras contra los ciudadanos que aun no resultan claras ni explicables.
Por ahora, solo tenemos claro las acusaciones que se han cruzado el Presidente de Voluntad Popular, Leopoldo López y el Coordinador Nacional de Primero Justicia, Julio Borges (sin duda los dos líderes que manejaron con más propiedad y soltura las políticas y recursos del Interinato) y sobre los cuales ha venido cayendo la responsabilidad del fracaso de una estrategia que, no hay dudas, ha sido de las más hábiles y lúcidas para poner fin a la dictadura de Maduro.
No hay que olvidar, sin embargo, que el intento de crear un Poder Legislativo enfrentado sin tregua al “Poder Ejecutivo” de Maduro (que de hecho era un “gobierno paralelo”), nació con el sello del escándalo y la corrupción, como se evidenció la madrugada del 23 de febrero del 2019 -horas antes de que se diera inicio a una operación conocida como la “23-F”-, proyectada para que un convoy de camiones cruzara la frontera entre Cúcuta y San Antonio y llevara medicinas a los hospitales venezolanos, pero frustrada antes de iniciado el cruce, cuando desde el motel “El Penélope”, en la ruta internacional Colombia-Venezuela, informaron que dos venezolanos, el diputado, Freddy Superlano, de VP, -responsable de la Operación-, y un primo suyo, Carlos Salinas, habían sido objeto de un intento de envenenamiento por dos prostitutas y en cual, el primero había sido rescatado en grave estado de salud, y el segundo, muerto.
Nunca se le dio una explicación satisfactoria al país de parte del Interinato y del partido que manejaba los hilos tras el operativo, VP, de cómo fue posible que un diputado responsable de un esfuerzo político que involucró a gobiernos y partidos de la región cometiera tamaño estropicio y mucho menos del origen y fin de los recursos empleados y despilfarrados en un iniciativa que fracasó rotundamente y fue el primero de otros dislates que fueron llegando desde diversas fuentes e implicaban a funcionarios del “gobierno paralelo” que se empeñaba en derrocar a Maduro.
El siguiente, que superó al primero en dispendio de recursos e importancia estratégica, está centrado en la actuación de dos dirigentes nombrados por Leopoldo López, para que dirigieran el total de las operaciones -y muy en especial las administrativas-en la decisiva línea fronteriza Cúcuta-San Antonio y muy en especial, en la capital del departamento del Norte de Santander: Kevin Rojas y Rossana Barrera, los cuales debían atender el alojamiento y la manutención de 1.450 miembros de la FAN (entre soldados y oficiales) que habían sido ganados por el Interinato para que desertaran, se estacionaran en la raya y esperaran (posiblemente una invasión del país) y se tradujo en otro gigantesco despilfarro, puedes decenas de millones de dólares llegados de Caracas se manejaron “sin control” por los enviados de López, se emplearon en todo, menos en lo que debían, se sobrefabricaron y adulteraron facturas, abultaron nóminas, se sucedieron las francachelas y fiestas en lugares no precisamente legales ni confiables y al final Cúcuta se convirtió en un hervidero donde los comentarios solo se referían al carnaval de billetes verdes que había traído la “Operación 23-F” a la región.
Aquí también hubo denuncias de parte de cuerpos de inteligencia colombianos y del embajador del Interinato en Bogotá, Humberto Calderón Berti, ante Guaidó, Leopoldo López y otros jefes de las Comisiones de la AN responsables de vigilar y controlar los recursos destinados a la álgida situación de Cúcuta, pero solo se obtuvo el despido del embajador Calderón Berti de su alto cargo en Bogotá y la sospecha expresada al presidente Duque de que el DAS actuaba manipulado por Maduro y las Farc.
Pero estamos hablando del menudo del conjunto de acusaciones sobre transgresiones a las normas que según la Constitución y la normativa de la Comisión de Contraloría de la AN, no pudieron jamás suceder en una institución como el gobierno Interino que debía entrenarse en un manejo escrupuloso de los bienes de la República que debía rescatar de las manos de funcionarios irregulares acusados de hacer parte de la “Internacional del Crimen Organizado”.
Sin embargo, señalamientos como el manejo “politizado y partidizado” de los recursos de “Monómeros Colombo-Venezolanos” (empresa de fertilizantes creada por Pdvsa y el gobierno colombiano para el suministro de tan vital aditivo para las labores agrícolas), los gastos que se dirigieron a los conflictos legales que debían defender activos como Citgo en los Estados Unidos y las diversas ayudas que desde la EU, la ONU, la Acnur y la Unsaid, se enviaron para actividades a favor de la democracia y la ayuda a los siete millones de refugiados venezolanos que ruedan por el extranjeros, son preguntas a las cuales aun no se le dan respuestas y de la cual se espera una información para los próximos días o semanas.
De todas maneras, puede sostenerse con fundamento que el Interinato como gobierno desapareció el 30 de abril del 2019, cuando Leopoldo López convenció a Juan Guaidó, presidente de la AN y del Interinato, a promover una intentona golpista, con un llamado al pueblo a tomar Miraflores y ocupar los cuarteles, que fracasó cuando el pueblo no respondió y obligó a López a pedir refugio en la Embajada de Chile en Caracas, para después asilarse en la embajada de España desde donde organizó su viaje y residencia en ese país pero no sin antes de que fueran detenidos y encarcelados los pocos militares y civiles comprometidos en la asonada.
Debe destacarse que Guaidó, presidente del Interinato y de la AN, -y quien aparentemente era el jefe del frustrado golpe-no pidió asilo, no se fue del país y se mantuvo dando la cara en el curso de los sucesos y en todo momento agitó la calle para que tomara Miraflores y los cuarteles y derrocara a la dictadura de Maduro.
Pero no ha sido otra su actitud durante los cuatro años que duró el Interinato, sin duda que valido de la inmunidad que le garantizaba su condición de diputado, pero dando pruebas de un coraje que en diversas ocasiones y oportunidades permitió conocer el talante que aun le garantiza un liderazgo que se ha mellado, pero no perdido.
Es un político de las últimas generaciones, de apenas 40 años, nacido en La Guaira en 1983, graduado de ingeniero industrial en la UCAB en 2007, en el 2009 está al lado de Leopoldo López en la fundación de VP, electo diputado por esa organización en las elecciones del 2010 y el 2015 y desde los días en que resultó presidente de la AN y del Interinato, capaz de sostener una relación carismática y de arraigo con el pueblo que, en su mayoría, no le ha dado la espalda en estos años.
Es difícil precisar cuál pudo ser su responsabilidad en la estrategia que diseñada e implementada por los dirigentes de la MUD en los meses finales de 2018 (López, Borges, Ramos y Rosales) lo colocaron al frente de la AN y del llamado Interinato, pero lo cierto es que, fuera como delegado o artífice de la estrategia, su nombramiento se tradujo en una movilización popular como no se conocía desde el 2017 y una aceptación internacional que le granjeó el reconocimiento de 60 países y el apoyo de multilaterales que le dio un profundo segundo aire a la entonces golpeada oposición.
Tampoco está clara su culpabilidad en el manejo doloso de los activos del Interinato que, como se sabe por la “guerra López-Borges”, fue obra de uno de estos jefes (o de los dos) y que Guaidó como funcionario delegado y “disciplinado” tuvo que aceptar.
Claro que algunos de sus críticos más feroces argumentan que tuvo que conocer y denunciar y aprovechar la oportunidad para separarse de VP y de la MUD para fundar una organización política de sello propio, con su firma y huella dactilar, pero seguramente que consideró que no estaban dadas las condiciones para tal paso.
Por ahora lo que sabemos de Guaidó es que disuelto y todo el Interinato se mantiene en la calle, animando y promoviendo movilizaciones como las del domingo pasado y quizá hasta pensando en ser el líder de un nuevo partido que empiece recogiendo los restos, hoy dispersos, de los grandes partidos que fueron VP y PJ.