Estados andinos se preparan para renovar su fe con fiestas de la Paradura del Niño
Tras las fiestas decembrinas, los estados andinos Táchira, Mérida y Trujillo se preparan para recoger el pesebre, el arbolito y dar paso a la Paradura del Niño, celebración que por tradición se extiende hasta el 2 de febrero de cada año.
Y es que en varios estados andinos, se celebra la Paradura del Niño, una actividad religiosa católica en la que el devoto reza un rosario para anunciar y festejar que el Niño Jesús ya puede caminar. La Paradura del Niño empieza a celebrarse desde el 1 de enero hasta el 2 de febrero, y de una forma muy básica, consiste en rezarle y cantarle al Niño Jesús. Se le otorgan padrinos y se le pasea por el hogar en el que se encuentra, y después de todo el acto, se brinda con bizcochuelo, vino o miche.
Según nota de prensa, es una tradición netamente andina debido a la presencia de los agustinos en los andes venezolanos cerca del siglo XVII, pero se ha extendido a algunos lugares de los llanos y el centro de Venezuela.
En Mérida se celebra en Tovar, Santo Domingo y Mucuchíes. En Trujillo se celebra en el municipio Juan Vicente Campos Elías, Boconó y otros lugares del estado. En Táchira en pueblos como La Fría, Capacho, Michelena y Rubio.
Aunque es una actividad más que todo de los andes venezolanos, muchas familias han extendido la Paradura a estados como Barinas y Distrito Capital, donde lo celebran en iglesias y barrios con música, velas, pesebres vivientes y parrandas.
Miche, bizcochuelo y parranda
Normalmente esta celebración se caracteriza por contar con músicos para tocar aguinaldos. Y de forma general, los instrumentos utilizados son la mandolina, el cuatro y el violín. Los dulces para compartir son los buñuelos, bizcochuelos, dulce de lechosa, vino y miche. Algunos celebran solo con la familia y otros prefieren invitar a los amigos y vecinos.
En algunos pueblos y sectores, se reúne la comunidad entera para celebrar un pesebre viviente, encender velas y amanecer en parrandas y así poner fin a la época decembrina y sus celebraciones.
Algunas alcaldías y gobernaciones celebran en plazas, barrios y avenidas, se reúne a la colectividad y se celebra por todo lo alto.
En Ejido, Juan Vicente de Campo Elías, en La Grita y muchos otros pueblos se ha celebrado en comunidad, ya que la celebración ha sido nombrada patrimonio cultural y es reconocida por los creyentes no como una fiesta, sino como una oportunidad para renovar la fe, pedir por la familia y demostrar su devoción. Es paz, reconciliación y amor.