Se buscan políticos íntegros
Desafortunadamente nuestro país atraviesa por una de las etapas más oscuras de su historia – me refiero específicamente al ámbito político. Los venezolanos nos miramos unos a otros con desconfianza.
Buena parte de la vieja clase política y también la nueva han metido los pies en el lodazal de la corrupción. Siempre andamos en busca de nuevos actores para sustituir a la clase decadente y hasta ahora, los nuevos nos han resultado, iguales o peores que los que queríamos reemplazar.
Desde siempre he sido crítico con la corrupción, venga de donde venga, pero algunos amigos me piden que sea benévolo con los nuevos, por lo menos hasta que caiga el chavismo. Siento no compartir esa tesis y me propongo desenmascarar a los mentirosos y corruptos, aunque estos sean parte de mi familia.
Estas circunstancias me traen a la memoria una historia que me contó un amigo italiano hace muchos años. En un pueblito del sur de Italia se habían criado dos muchachos, uno rico y otro pobre, eran amigos inseparables.
Con el paso del tiempo, el joven rico salió a estudiar al extranjero. A su regreso, ya graduado, preguntó por su amigo pobre. Le contaron que este se encontraba muy enfermo y pasaba sus últimos días, abandonado en un galpón. El muchacho corrió al encuentro de su amigo y lo encontró moribundo, tendido en un lecho de paja. Tenía el cuerpo cubierto de llagas, todas ellas cubiertas por infinidad de moscas. Superando el dolor y el asco, el muchacho rico se quitó la chaqueta y con ella comenzó a espantar las moscas. Con su débil voz, el enfermo lo detuvo diciéndole que no espantara esos insectos porque ellos ya estaban saciados, pero, las nuevas moscas que vinieran, estarían hambrientas y en su frenesí, le quitarían la vida. Estoy seguro de que ustedes entienden la metáfora que encierra esta historia.
Dentro de todo este ambiente putrefacto, rodeado de hechos de corrupción por todas partes, no podemos tirar la toalla. Debemos seguir luchando por instaurar en Venezuela una política de “Manos Limpias” que castigue legal y moralmente a los delincuentes y corruptos.
Para realizar esa cruzada, la gesta más grande de que tengamos noticias desde la independencia del país, debemos emular a Diógenes que, con su lámpara encendida, durante las 24 horas, andaba intentando encontrar personas íntegras. Afinemos, pues, la lupa para ubicar esas raras avis de entre la población venezolana, para lo cual, a continuación, voy a presentar un modesto aporte.
La integridad es uno de los valores medulares con que cuenta el ser humano, algunas personas, yo entre ellas, consideran que la integridad no es solo un valor, sino que está integrada por un conjunto de ellos, entre otros, honradez, honestidad, respeto por los demás, corrección, responsabilidad, control emocional, respeto por sí mismo, puntualidad, lealtad, pulcritud, disciplina, congruencia y firmeza en las acciones que se toman.
De todos los valores enunciados, solo me referiré a algunos y luego, pediría que, entre todos los venezolanos, ubiquemos a los dirigentes políticos que cumplan estos requisitos.
Un buen dirigente político debe ser: honesto y sincero en lo que dice y hace. Consistente en sus pensamientos, palabras y acciones. Digno de confianza porque cumple sus promesas y responsabilidades. Responsable de sus acciones y decisiones. Respetuoso de sí mismo y de los demás. Transparente y honesto en sus informaciones e intenciones. Considerado y respetuoso de los sentimientos y necesidades de los demás. Equitativo en el trato con los otros, sin discriminar a nadie. Una última y para mí de las más importantes características que debe tener un dirigente político integro es, fortaleza moral y convicciones sólidas y actuar de acuerdo con ellas, incluso cuando esto afecte sus propios intereses.
Bueno, considero que mi aporte está hecho, por mi parte sigo buscando personas que reúnan este perfil. Estoy seguro de que, aunque los malos hacen mucho ruido, las personas íntegras y buenas, son, por mucho, mayoría en nuestro país.
Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE