¿Por qué suben los precios?
El 19 de febrero de 2015 publiqué, en mi blog y a través de diversos medios de comunicación, un artículo que llevó por nombre “Cocos y carestía de la vida”. Por considerarlo de relevante actualidad, estoy republicándolo, con nuevo título y aplicándole solo unos retoques cosméticos.
Como exdirigente empresarial y actual dirigente político, pero fundamentalmente como ciudadano preocupado por la situación del país, he conversado largamente con mi asesor y buen amigo José Gonzales (su apellido termina en “s” y sin tilde), economista internacional, asesor presidencial de los gobiernos de Ecuador y Perú; conductor de varios procesos de adquisición de grandes empresas en Venezuela y Latinoamérica; desempeñándose actualmente como asesor financiero en Wall Street. El objeto de esas conversaciones era intentar traducir y explicar en un lenguaje sencillo, entendible por todos, el complejo proceso inflacionario que azota a nuestro país.
Después de largas conversaciones, acordamos utilizar, como referencia y como título del trabajo, al fruto del cocotero y en tal sentido decidimos denominarlo: “Teoría de los Cocos”. El objetivo principal de este trabajo era, y es, demostrar la responsabilidad que tienen los gobiernos en la generación y sostenimiento de la carestía de la vida.
Entrando en materia, tenemos que, el Producto Interno Bruto (PIB) de un país es el resultado de la sumatoria de la producción de bienes y servicios en un periodo de tiempo determinado, comúnmente, desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre de cada año. La oferta Monetaria (OM) es el efectivo, monedas y billetes en poder del público, conjuntamente con los depósitos disponibles en los bancos, denominados depósitos a la vista. Ahora bien, para que la economía de un país se mantenga estable, el PIB y la OM deben mantenerse equilibrados.
Desarrollemos ahora la teoría de los cocos, utilizando cifras muy pequeñas para que el tema sea entendible hasta para un niño que curse educación primaria.
Supongamos que un barco se hundió en alta mar y uno de los sobrevivientes se refugió en una isla cercana. El único medio de producción en el sitio donde llegó es un cocotero. Esta planta produce solo 2 cocos por año; en consecuencia, ese será el PIB de la isla. Cuando el náufrago arribó a la isla, llevaba 100 bolívares en un bolsillo de su raído pantalón; esa será la oferta monetaria (OM) de la minúscula economía. Comparando ambos factores, nos damos cuenta de que el PIB es de 2 cocos y la OM es de 100 bolívares; Para que se encuentren en equilibrio, a cada coco le corresponderá un valor de 50 bolívares.
Pero abandonemos el reducido círculo anterior, dejemos volar nuestra imaginación y elucubremos ahora que las olas traen 100 bolívares a la playa, probablemente provenientes también del naufragio. Reequilibremos nuevamente los factores. La OM alcanzó los 200 bolívares, pero el PIB siguen siendo 2 cocos, por lo tanto, ahora el valor de cada coco aumentó a 100 bolívares.
Primera aleccionadora conclusión: cada vez que los gobiernos, haciendo uso de su derecho de Señoreaje Monetario, emiten dinero sin un incremento de la producción, automáticamente se disparan los precios de los bienes y servicios.
Como no es mi objetivo quedarme solo en el diagnóstico del problema, hagamos ahora un análisis prospectivo positivo examinando una nueva realidad. El dinero, por ser de escaso peso, debió haber llegado rápidamente a la isla, pero resulta que el barco del naufragio, entre sus diversas mercancías llevaba también un cargamento de cocos, los cuales, debido a su peso, llegaron más tardíamente a la isla. Ahora el náufrago recoge 6 cocos en la playa, los cuales, sumados a los dos anteriores, suman 8 unidades. Examinemos hora la relación, PIB = 8 cocos; OM = 200 bolívares. En resumen, ahora cada coco tendrá un valor de 25 bolívares.
Mis estimados lectores: la teoría de los cocos nos ha permitido transmitir, en pocas palabras y términos sencillos, el complejo mecanismo de la inflación y su forma de abatirla. Si incrementamos la oferta monetaria y la producción permanece constante, suben los precios. Por el contrario, si incrementamos la producción y mantenemos la oferta monetaria, los precios tenderán a la baja.
A todas estas, ¿qué es la inflación? Es el aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios existentes en el mercado durante un determinado período de tiempo ¿Les suena conocida esa definición?
La segunda y última conclusión debe ser que los principales causantes de la inflación son los gobiernos y no los productores, ni los comerciantes. Por tanto, si queremos abatir la inflación, debemos incrementar la producción para bajar los precios. Eso se logra, entre otras cosas, dejando de perseguir a quienes producen para que ellos puedan realizar la labor que mejor saben hacer: Producir bienes y servicios en cantidad y calidad suficientes que ayuden a mejorar las condiciones de vida de la gente.
Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE