El Pacto de Gobernabilidad
Conocer la historia nos permite en algunos casos no repetir los errores del pasado y en otros, asimilar las lecciones que sirven de ejemplo frente a las realidades del presente. A lo largo de su acontecer político muchos países, unos en guerra y otros con una paz muy frágil, han tomado el camino de llegar a acuerdos entre las partes para alcanzar la estabilidad.
La severa crisis que padece Venezuela desde el punto de vista económico, político y social obliga a quienes aspiran gobernar a este país firmar un Pacto de Gobernabilidad que contenga compromisos que van desde lo ético y moral, hasta los lineamientos que orientarán las ejecutorias de ese difícil período de gobierno, donde habrá que enderezar los entuertos de más de 20 años de una supuesta revolución que ha hundido al país en un descalabro incalificable.
Debe ser un pacto público, conocido por los ciudadanos, que brinde confianza hacia el liderazgo de las fuerzas democráticas en su compromiso con la recuperación del país, en todos los ámbitos de la vida nacional. Existen muchos ejemplos donde países en crisis, sus líderes han firmado pactos históricos que hoy día sirven de modelo a seguir, como los Pactos de la Moncloa en España (25 de octubre de 1977) o el Pacto de Punto Fijo en nuestro país (31 de octubre de 1958) por solo mencionar los más cercanos.
La España de 1977 estaba en plena transición luego de 36 años de dictadura franquista, el Rey Juan Carlos I y los líderes políticos se pusieron de acuerdo y firmaron dos acuerdos que permitieron a ese país afianzar su camino hacia la democracia, un “Acuerdo sobre el programa de saneamiento y reforma de la economía” y el segundo “Acuerdo sobre el programa de actuación jurídica y política”. Estos acuerdos permitieron gobernar a Adolfo Suárez y reformar la Constitución.
El otro acuerdo que nos puede servir de ejemplo es el Pacto de Punto Fijo que firmaron AD, Copei y URD luego de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y que permitió la estabilización del sistema democrático, su nombre se lo debe a que se firmó en la casa de Rafael Caldera de nombre Punto Fijo.
Estas dos referencias permiten visualizar la conveniencia de la firma de un pacto entre los factores democráticos que están comprometidos con un cambio en el país y con presentar una candidatura unitaria para las elecciones presidenciales a realizarse en 2024, tal como lo establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Cumplir con un Pacto de Gobernabilidad permitirá a quien vaya a regir los destinos de este país, gobernar con la paz y estabilidad necesaria que brindará el concurso de todos para poder desarrollar los planes que reactiven la economía, generen empleo, apacigüen el hambre y las carencias de medicinas y devuelvan la institucionalidad y la paz a un país tan vapuleado.
La unidad de propósitos y el compromiso de la palabra empeñada serán las fortalezas de un gobierno de transición que tendrá la dura tarea de recuperar a esta nación del caos económico, social y político en que se encuentra imbuida.
La urgencia de un cambio de dirección no debe llevarnos a precipitar las decisiones, pero tampoco a buscar la perfección en las soluciones de una forma tardía. Mucho se dice que la oposición al régimen autocrático no tiene un Plan de Gobierno y eso es falso.
En el año 2019, la Asamblea Nacional (2015) se abocó a formular el Plan País, el mismo contiene 106 acuerdos políticos. Por otra parte, se conformaron los equipos técnicos con profesionales de primera línea para elaborar políticas y planes para rescatar cada sector, hubo participación política y ciudadana, se hizo un gran trabajo que no debe perderse y debe ser tomado en cuenta tanto por los precandidatos a la primaria, como en la campaña electoral presidencial.
Este Plan contempla tres etapas: la preparación para la toma del poder, el cómo enfrentar la emergencia y la necesidad de realizar los cambios estructurales que demanda Venezuela. En términos de planificación el corto, mediano y largo plazo serán los marcadores para implantar estas propuestas transformadoras. Y vale recordar que todos los sectores de la vida nacional están incluidos, sin exclusión de ningún tipo.
Consideramos que nuestra bandera comunicacional en el 2023 y 2024 la constituye los mensajes contenidos en el Plan País. La gente necesita saber cómo se va a combatir la pobreza y que la prioridad estará en atender a los más necesitados, en especial en el área alimentaria y de salud, no con dádivas populistas, sino con programas asistenciales que los rescaten de la miseria y permitan a esa población alcanzar un desarrollo tangible para que luego caminen por si solos en la edificación de su futuro.
Así mismo, se contempla garantizar el suministro de gasolina, gasoil, gas y electricidad. Atender y solventar el grave problema del suministro de agua. Cubrir con soluciones las diferentes necesidades de un país que, sin haber vivido una guerra, presenta un estado de deterioro abrumador. No serán medidas fáciles y milagrosas, pero tenemos en nuestras manos la manera de enfrentarlas con la participación de capital privado nacional y extranjero, junto a la voluntad y el trabajo de todos.
No dudamos que se necesitan revisiones de actualización acordes a los cambios que sufre el entorno nacional e internacional, sin embargo, no estamos arrancando de cero, pongamos nuestro empeño en dar a conocer el Plan País como la propuesta de los factores democráticos para afrontar con éxito el reto de gobernar a Venezuela, en paz y con grandes oportunidades de progreso y desarrollo.