Octubre, inicio del año escolar

Opinión | octubre 3, 2022 | 6:28 am.

Es increíble el número de problemas graves que afectan a la población. Tienen razón quienes afirman que el régimen actual, dirigido por Nicolás Maduro Moros, es el peor de todos los que ha tenido Venezuela a lo largo de su historia. Especialmente contados a partir de la caída de Pérez Jiménez en enero de 1958. Imposible describir lo que ha sucedido en los últimos veintitrés años, luego de los cuarenta de gobiernos democráticos que con sus altas y bajas, mantuvieron vigentes tanto la libertad como los principios básicos que le dan soporte práctico.

En esta oportunidad recordaremos que desde este lunes 3 de octubre se inicia el año escolar. Todo el sistema educacional está muy deteriorado tanto física como profesionalmente.

El deterioro es indescriptible en las escuelas públicas, a pesar del relativo esfuerzo de quienes tienen la responsabilidad de dirigirlas y del relativo apoyo material de alcaldías, otras autoridades e incluso del sector privado que colabora activamente. Sin embargo, las grandes víctimas son nuestros niños y jóvenes estudiantes. El futuro pareciera que se les cierra mientras la situación se mantenga. El problema es tan elemental que ya no se sabe si es responsabilidad de la incompetencia o si se trata de una política de estado para afirmar el control presente y futuro de una población totalmente dependiente del régimen.

En todo caso, esto no puede, ni debe, continuar. Cada día nos acercamos aceleradamente a un desenlace definitivo que permita, como he dicho tantas veces, revertir hacia lo positivo todo lo negativo del presente. Ese tiene que ser el objetivo primario. “Vacilar es perdernos” dijo El Libertador Simón Bolívar. Esa afirmación está plenamente vigente en la Venezuela de hoy.

El tema educacional es mucho más amplio. Toca a la secundaria, a las escuelas técnicas y también, por supuesto, a la educación superior en todas sus facetas, pero estamos cansados de diagnósticos súper repetidos. La acción decidida es el camino al éxito. No podemos repetir todo el tiempo lo sabido. Mucho menos encogernos de hombros. Se trata de un cáncer que debe ser extirpado de manera radical, resuelta y definitiva.

En la próxima colaboración me referiré casi que exclusivamente a la educación superior. Más concretamente, al problema que atraviesan en este tiempo las universidades públicas tomando como referencia fundamental el caso de la Universidad del Zulia, LUZ, donde me formé y a la que tanto debo.

Algunos de los actuales políticos opositores parecieran estar en la dirección equivocada. Ninguna “negociación” garantizará la vida en libertad y democracia. Debemos destinar nuestro tiempo a despertar en cada individuo el espíritu de superación y de responsabilidad, la aspiración a vivir mejor sin que nadie pueda someterlo. Tenemos que despertar en el pueblo confianza en su propia fuerza.

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