La radio enmudecida
El sistema radial venezolano fue de los más destacados en Latinoamérica. Creación de excelentes comunicadores, a la par del desarrollo tecnológico y el avance de los profesionales, de los cuales guardamos sensibles recuerdos.
Los que hacíamos radio en la provincia sentíamos esa ola nacional que prosperaba y se convertía en sostén de numerosas familias. Se integraban artistas, comercios, centros culturales, universidades y eran voz clara, de las comunidades, que siempre encontraban un micrófono abierto para protestar, quejarse, denunciar y también agradecer cuando se atendían sus demandas.
La radio democrática fue un eco de pueblo, era una campana sonora de cultura popular.
Los tiranos siempre se han ensañado con los medios de comunicación. Las emisoras han sido víctima de crueles persecuciones.
Además, de animadores y artistas, se formaron técnicos que se requerían para el perfeccionamiento sonoro, alcanzándose principalmente con las estaciones F.M. El ingeniero Nelson Belfort dejo importante obra al respecto. Rumbos, Continente, entre otras, sembraron un hito histórico en la radiodifusión mundial de su época. Las nacientes en la provincia fueron extendiéndose con profesionales nativos, que con entusiasmo atendían los pedidos comunitarios, la diversión sana y la proyección de valores de alta sintonía democrática.
Ejemplos tenemos muchos. Francisco Amado Pernía y su transitar objetivo sobre las noticias, Pacho «Pepe» Croquer, Abelardo Raidí, Virgilio Decán, Blas Federico Jiménez, voces del hipismo que retumbaban las tardes del 5 y 6, para beneficio de numerosas familias venezolanas. Fui alumno del Doctor Blas Federico Jiménez en la UCV y allí nos contaba las numerosas anécdotas de aquel espectáculo, donde los purasangres y sus jinetes lucían colores alegres, acompañados del verdor del cerro que sonreía a la libertad.
Venezuela avanzaba en aquellas pistas de ensueño. En fin, la radio fue un araguaney, que retoñaba en cada rincón con mujeres brillantes: Josefina y Ana Teresa Guinand, María Teresa
Acosta y muchos libretistas de las famosas radio novelas, que se seguían desde los hogares, disfrutando de aquel aliento constumbrista. No hay espacio para nombrar a tantos venezolanos, que dedicaron su vida a la radiodifusión.
Hoy soporta un aguacero de ataques, de un tirano oscuro de ignorante estirpe.
Se ha planificado desde Cuba, que su payaso travestido de uniforme y cargo usurpado, cierre masivamente las emisoras, amparándose en un andamiaje legislativo ilegal, como es el órgano que las origina. De allí, mamotretos como la ley orgánica de telecomunicaciones, que crea Conatel erigido en brazo policial, que acata los dictámenes de la Isla Roja del terror, los artículos 3, 7 y 27 de este adefesio, hace dueño a los tiranos del espacio radioeléctrico. El Instituto de Prensa y Sociedad, ilustra los pasos de este degollamiento a la libertad de expresión en el caso del espectro radiofónico. La Ley de responsabilidad social en Radio y Televisión, creó un arsenal restrictivo, eliminando la totalidad de los derechos informativos.
Han inventando instrumentos para utilizar los delitos de odio en la censura. Así, cualquier referencia al bandidaje chavista es causal para la clausura. Otra ley «Antibloqueo» para no permitir el acceso a la información pública.
En fin, solo pueden funcionar en el país las estaciones del régimen en manos de los bandoleros como el caso del nuevo dueño del espectro, el jefe de los enanos, Raúl Gorrin, que acabó con la independencia del poder judicial y ahora es dueño y señor del sistema comunicacional.
Los falsos defensores de la libertad de expresión, casi todos bajo la égida del «Foro de Sao Paolo», no se dan por enterados. Espacio público, ONG, al servicio de la democracia en 2021, documentó 244 casos de violaciones a la libertad de expresión.
En 2022 casi 100 emisoras han sido clausuradas. Avance vertiginoso de la censura, restricción administrativa e intimidación.
La OEA no ha dicho nada, los falsos paladines de la libertad como López Obrador, Petro, Fernández, Mujica, miran a otro lado.
Algo también extraño. El presidente Biden y sus funcionarios tampoco se han pronunciado. La tiranía actúa a sus anchas y pronto aparecerán los sobrinos como dueños de los medios que se están robando.
Todo anda por ese camino.
Periodista y Locutor. Certificado 9786