Reflexión a solas
Pesimista y escéptico
Gravita en nuestro espíritu la vaga idea del fracaso histórico y en realidad, como nación, Venezuela sin ninguna duda sí es un vergonzoso fracaso. ¿Cómo no habríamos tú y yo, venezolanos conscientes, saberlo? Sí, nuestro proyecto de país fracasó con el chavismo, somos una caricatura de corrupción, despotismo y cinismo. El mundo siente pena por nosotros y nosotros sentimos pena por nosotros mismos. El desprecio es unánime, aunque Irán, Rusia y China nos exploten política y económicamente, también nos desprecian.
No creo ser el único pesimista y escéptico, convergen sobre nuestra realidad todos los males imaginables de la civilización. El pesimismo es general.
Sin embargo, seguimos creyendo.
Agonía y destierro
En Venezuela nadie habla de política, las decepciones han sido incontables, pero la política, ya lo hemos dicho, es soñar un país, organizarse y trabajar para originarlo, para hacerlo realidad. Pese a la agonía nacional, el destierro de millones y el fracaso histórico, muchos siguen creyendo y soñando, no sólo creen y sueñan, trabajan con ahínco para lograr ese sueño, dentro y fuera del país. He conocido muchos casos y, ahora que la economía en cierta medida se ha liberado, muchos de ellos han vuelto al país a trabajar por el cambio.
¿Es posible un cambio político? Sí lo es. Pero no creo que sea desarrollado por la actual dirigencia política opositora, están demasiado desunidos y peleados.
Será alcanzado por la mayoría de soñadores, y por ti.
Hartazgo y aspiración
Sé de actividades que se están desarrollando para erosionar las bases de la dictadura, sé de militares que se organizan y están dispuestos a dar un giro político al país (créanlo o no, los militares también sueñan), sé que el hartazgo unido a la aspiración de libertad está moviendo ciertas insospechadas fibras políticas, pero también sé que si todo lo que se gesta no cuenta con unidad política dentro de la oposición (aunque no haya unidad de criterio) no será posible el cambio. ¿Lo entenderán?
Yo sigo creyendo en la libertad y sigo soñando con una Venezuela liberada, pero soy realista, hace falta mucha voluntad, fuerza y organización.
Tú y yo la tenemos, ¿y los demás?
Conciencia y memoria
Esta reflexión a solas, en el santuario de la nostalgia, no persigue ningún otro fin que el de hacerte saber que sigo activo por Venezuela, que sigue en mis pensamientos (como en el de tantos que conozco) y que cada día trabajo porque mi sueño de humanismo y libertad prevalezcan en el país. Pronto, muy pronto, lanzaré una ráfaga de conciencia y memoria para avivar la sensibilidad del mundo en cuanto al crimen chavista, pero en particular para motivar la lucha popular y activar a la extraviada dirigencia política en una misma dirección.
Mi lucha será tu lucha, necesitaré tu apoyo, estoy convencido de que si muchos nos pronunciamos, el pronunciamiento “inesperado” se dará.
La historia no se equivoca.
Soñar y organizar
Entonces, a pesar de mi pesimismo y del nostálgico escepticismo que desconsuela, yo sigo creyendo, sigo soñando, sigo organizando. Lo que viene —mi nuevo trabajo audiovisual— será un rugido de conciencia en la nueva era de la lucha y una vez que se haga público el grito cinematográfico, me uniré con quienes estén luchando, apoyaré la rebelión. Ojalá no perdamos esta nueva oportunidad, podría ser la última en la que participemos activamente como oposición. Digo la última porque la siguiente sería una rebelión entre chavistas.
Sigo creyendo y sigo soñando porque sigo trabajando por la Venezuela que anhelo. Todos los días hago algo. Desde el exilio, desde cualquier parte.
Venezuela está viva, está en mí.
(Y en ti…)
@tovarr