Recuperar la confianza en los dirigentes políticos
Varias organizaciones de la sociedad civil están trabajando para lograr una relación ganar-ganar con los partidos políticos en beneficio del país. Una de esas iniciativas son las Tertulias que llevan a cabo Aragua en Red, Ciudadanía Activa, Compromiso Ciudadano, Gente del Petróleo, Espacio Abierto, Grupo La Colina, La Tertulia de los Martes, Manifiesta, Médicos Unidos de Venezuela y Red de Organizaciones de Baruta.
En una de ellas participaron el padre Luis Ugalde y Ángel Oropeza. Ugalde sentenció que “la política controlada por los partidos murió. La realidad es otra, tienen que reaprender y acercarse más a la población” . Oropeza enfatizó en la pérdida de la confianza y las diferentes teorías sobre el cambio político. Aquí, nuestra opinión sobre algunas causas de la desconfianza entre políticos y sociedad civil.
La desconfianza no es una característica de los venezolanos, sino una peculiaridad mundial que se acentúa en tiempos de crisis cuando no hay liderazgo. Alain Peyrefitte la puso sobre el tapete en su libro La société de la confiance. En ese ensayo sostiene que la confianza debe ser en uno mismo, en relación con terceros y sobre la estrategia a seguir, sea económica, política o bélica.
La pérdida de confianza en los partidos y sus dirigentes fue gradual. El clientelismo, divisiones por divergencias personales y gestiones erráticas fueron minando el apoyo popular. La candidatura extra partido de Rafael Caldera en 1994 fue una advertencia. El triunfo de Chávez en 1999 confirmó la brecha. Chávez logró imponer una Constituyente ilegal y electa truculentamente, a pesar de tener minoría en el Congreso, gobernaciones y alcaldías. Además, los partidos democráticos tuvieron que acudir a la candidatura del golpista e hipócrita Arias Cárdenas.
La popularidad de Chávez en el 2002 estaba en un 30 por ciento. Posteriormente, logró que el CNE aplazara el referendo revocatorio presidencial hasta que, por efecto de las Misiones, su popularidad remontó. Pretendimos revocarlo sin ofrecer quién sería el sustituto. El resultado no fue sorpresa para los dirigentes de los partidos de oposición, ni para algunas organizaciones de la sociedad civil. Sin embargo, en vez de aceptar la derrota, optaron por propagar el mito del fraude en las máquinas y que el CNE cambiaba los resultados. Nos engañaron y nos complació el engaño.
En las parlamentarias del 2005, los opositores optamos por la abstención para presionar un cambio en el CNE y que se eliminaran las máquinas. Lo que la dirigencia partidista no ha reconocido es que no presentaron candidatos porque, según sus cálculos, no hubiesen obtenido más de una docena de diputados. En las elecciones del 2006 y 2013, la diferencia a favor de Chávez fue grande. Desde luego, este puso a su servicio los recursos del Estado, el amedrentamiento a los electores y la parcialidad del CNE, que prohibió la participación de candidatos inhabilitados ilegalmente, no actualizó el Registro Electoral, permitió la abundancia de votantes asistidos y la extensión del horario de votación. Sin embargo, los partidos nunca han reconocido que en un número elevado de Mesas electorales no tuvimos testigos, por lo que el chavismo manejó las máquinas a su antojo. Con Maduro sucedió lo mismo y, adicionalmente, el CNE no permitió una auditoría total, que quizá hubiese favorecido a Capriles.
Sin base, muchos sostienen que cuando derrotamos el primer intento de cambiar la Constitución, cuando barrimos en las parlamentarias del 2015 o cuando ganamos gobernaciones y alcaldías fue porque el régimen se descuidó. Esta aseveración es falsa e injusta con quienes fueron artífices de esos triunfos.
Otros hechos que han distanciado fue presentar algunos candidatos sin méritos para la Asamblea Nacional, gobernaciones y alcaldías, no ponerse de acuerdo en algunos casos para ofrecer un solo candidato, así como demorar la realización de elecciones internas. También, la proliferación de partidos que solo se diferencian en el nombre del que lleva la voz cantante. El que algunos dirigentes interfirieran en Monómero Colombo Venezolanos fue un crimen y una estupidez. Negarse a aprobar el presupuesto para los honorarios de los abogados que defienden a Citgo y otros activos es una traición y una torpeza.
Algunos dirigentes han sido injustos con sus competidores de la misma oposición, al descalificarlos por no lograr sacar a Maduro en seis meses, no acatar los mandatos de las dos Consultas populares o en no exigir la intervención de una fuerza extranjera. Desde luego que las redes sociales son extremadamente críticas al descalificar a veces sin razón. Muchos ciudadanos de a pie y dirigentes no entienden que no es fácil sacar a un régimen que controla el Poder Judicial y el Electoral, además de contar con el apoyo del Alto Mando Militar.
Para salir de la dictadura es imprescindible volver a tener confianza en los dirigentes de los partidos. Estos deben reconocer errores, hacer propósito de enmienda, escuchar a la sociedad civil, desprenderse de ambiciones personales y de militantes corruptos. Las organizaciones de la sociedad civil no pueden asumir la conducción política, pero sí tienen que realizar propuestas y críticas constructivas, orientar a los ciudadanos y denunciar los atropellos del régimen. Todos tenemos que entender que no hay salida mágica. Votar es la única opción, aún con las condiciones leoninas del régimen. Las demás son buenos deseos o propuestas engañosas; debemos cesar las descalificaciones injustas y entender que solo saldremos del régimen con unidad, con un buen candidato presidencial, con testigos bien formados en las Mesas, votando masivamente, y dispuestos a defender nuestro voto en las calles. ¿Esto garantiza el triunfo? No, Maduro puede acudir a sus lacayos del TSJ, CNE y del Alto mando Militar.
Como (había) en botica: Olga Ramos fue una infatigable luchadora por la democracia y la educación. Antonio Ecarri (h) debería saber que los excesos de ingresos sobre egresos de Citgo son para ir cancelando deudas adquiridas indebidamente por el régimen. Nuestro pésame a familiares de José Félix Muñoz y Gilberto Chirinos, compañeros de Gente del Petróleo y Unapetrol ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!