¿Líderes más simples para entornos más complejos?
La sobrevivencia de la civilización es cada vez más difícil. Por ejemplo, ocho países tienen bombas atómicas. Y la membresía del club crece día a día. Ya están es sala de espera una irresponsable Corea del Norte en permanente actitud de amenaza a sus vecinos, y un Irán que quiere borrar del mapa a Israel. Al paso que avanza la tecnología, en los próximos años cualquier muchacho podrá comprar los componentes de las bombas nucleares en una ferretería.
Estos factores ubican un probable holocausto a la vuelta de la esquina. Ya lo dijo el secretario general de la ONU António Guterres: “la humanidad está a un solo error de cálculo de la aniquilación nuclear”. Y agregamos, la amenaza crece con el tiempo “como crece la sombra cuando el sol declina”.
El gran escritor García Márquez dibujó, en un discurso, lo aterrador de un cataclismo nuclear: “Un minuto después de la última explosión, más de la mitad de los seres humanos habrá muerto… las nieves perpetuas cubrirán el desierto del Sahara, la vasta Amazonía desaparecerá de la faz del planeta … la era del rock y de los corazones trasplantados estará de regreso a su infancia glacial… la Creación habrá terminado. … el único vestigio de lo que fue la vida serán las cucarachas.”
Adicionalmente, el cambio climático y la contaminación generan serios problemas de sobrevivencia para fines de siglo. Hoy, Europa vive un verano terrible, como pocos en su historia. Por otra parte, la contaminación amenaza la existencia de los alimentos marinos y la disponibilidad de agua potable, entre otros aspectos.
Este siglo XXI puede ser el último, si no surge un liderazgo que esté a la altura de la problemática. Con valores, sistémica, conocimiento, cultura, visión estratégica. Atributos que cada vez escasean más en los actuales dirigentes.
Alguien dijo que la sociedad produce los líderes cuando los necesita. Ojalá sea así, porque el momento es definitorio.
Ojalá suceda como en la segunda guerra mundial cuando el mundo parecía sucumbir ante el inhumano proyecto de Hitler, y apareció un liderazgo irrepetible que logró eliminar la amenaza. Un Churchill, que movió cielo y tierra para ganar una guerra que a todas luces estaba perdida. Un Roosevelt, que hizo equipo en el “arsenal de las democracias”, y un De Gaulle que, ante el colaboracionismo con Hitler de algunos líderes franceses, supo mantener la visión de una Francia libre.
Y luego de la guerra surgieron liderazgos que resucitaron a Europa, como Adenauer en Alemania, De Gásperi en Italia, el mismo De Gaulle en Francia, o Monnet presidiendo la CECA (Comunidad Europea del Carbón y el Acero), que fue la base de la actual comunidad europea. Ellos, reconstruyeron una Europa acabada por la guerra. Productividad, unidad y democracia. Un modelo para el mundo.
Hoy, aterra la simplicidad de muchos líderes planetarios. Ucrania y Taiwán les sirven para amenazarse con bombas atómicas como si estuvieran jugando al escondido, o a la ere, o cualquier inocente juego de nuestra lejana niñez. La situación es grave… si los líderes no dan la talla, ni siquiera tendremos tiempo para releer el discurso del Gabo. Y las cucarachas… no saben leer.
Venezuela
El simplismo de los líderes gubernamentales es terrible. No muestran, ni de lejos, un plan de recuperación. Apenas unas medidas temporales, que a decir de los economistas, deben ir aparejadas con medidas sistémicas, que a su vez requieren de una confianza que el gobierno, por su comportamiento y valores, es incapaz de generar.
Además de culpar a las sanciones y ofrecer las empresas del estado a otros países, ¿entrega de la soberanía gota a gota ?, no se observa por parte del gobierno una Visión de país a mediano plazo, asociada a un plan que recupere a Venezuela. A este paso, seguirán las vergonzosas pensiones y salarios, la desnutrición, el hambre, la Pdvsa que sube un barril hoy y baja otro mañana, las refinerías de producción limitada y espasmódica, la terrible crisis de los hospitales, del agua, de la luz, de todos los servicios… del país.
El hambre, haciendo contraste con los bodegones. ¿Eso es lo que usted quiere para Venezuela?
Los líderes visionarios…
… Tipo Kennedy, que cuando los norteamericanos iban perdiendo la carrera espacial ante los soviéticos, les propuso a sus paisanos llegar a la luna antes del final de la década de los sesenta. O como la generación de Betancourt, que supo vendernos la Visión de la democracia como una forma de vida. O como el Churchill que ofreció luchar en los mares, en la tierra y en todas partes… hasta lograr la victoria.
Hoy, el país solicita un líder (mejor, un liderazgo), que ofrezca una Visión próspera del futuro de Venezuela, y la comparta con la población hasta hacerla vibrar y luchar. Una Visión que se perciba como necesaria y posible. Que aglutine.
Un líder (o un liderazgo), que encabece el proceso electoral y capitalice este descontento del 80%. Que gane las elecciones y que – adelante por arriba de las tumbas-, sea capaz de cobrar.
País esquilmado solicita líderes capaces de manejar la creciente complejidad del entorno. Abstenerse simplones.