La otra historia de los Estados Unidos: el triunfo de los ignorados
“La historia del comportamiento humano demuestra que los pueblos siempre se han rebelado en contra de las tiranías que los han oprimido” Howard Zinn
Hay historiadores rebeldes y anti-sistemas que tienen la suerte de estar protegidos por ese mismo sistema que denuncian. Claro que asumen riesgos y son despedidos de sus trabajos. Claro que arriesgan el pellejo y pueden terminar en una oscura cárcel. Son clarividentes y repelen el disimulo. Se colocan al lado de los oprimidos de la historia y con ello se asumen en discípulos del Cristo sin reconocerlo. Son tan eficaces en sus trabajos académicos que trascienden los campus universitarios y se conectan con la sociedad y sus alaridos. Terminan gozando del respeto y la estima de amigos y adversarios porque hay una autenticidad en sus aciertos y desaciertos teóricos, metodológicos y filosóficos. Escriben una Historia de la Liberación a imitación de una Teología de la Liberación.
Es el caso de Howard Zinn (1922-2010), historiador estadounidense, con quién hemos tenido una larga y placentera conversación a través de su muy impactante libro: “La Otra Historia de los Estados Unidos” (1980). Howard Zinn se pone del lado de los perdedores de la historia, lo que se considera el Pueblo: indios, negros esclavos y libres, mujeres, la clase obrera y sus sindicatos, los desempleados, los desertores, los pacifistas, los inmigrantes y extranjeros, y muy especialmente, la mayoría de los ciudadanos pobres.
Zinn hace visible lo invisible y denuncia a los actores y causantes de la injusticia social profunda en un país en que sus Padres Fundadores proclamaron los valores de la Democracia, Libertad y Justicia. Esos actores son el gobierno y el sistema político bipartidista (Demócratas y Republicanos) que le soporta junto con sus poderes e instituciones, las corporaciones económicas e industriales y el establecimiento militar.
Es evidente que hay influencia del socialismo y anarquismo, aunque en sus 650 páginas haya una sola mención de Carlos Marx o ninguna referencia a Pierre-Joseph Proudhon o a Mijaíl Bakunin. El expediente que construye Zinn es de tipo criminal: los humillados y ofendidos son los protagonistas como víctimas de una historia cruel. Zinn no odia a los opresores sino que se indigna. Y les combate mostrando sus desmanes y abusos sostenidos por la hipocresía.
Este libro fue escrito para ir en contra de la historia escolar que es una réplica espejo de los valores del sistema dominante y que encubre y deforma los hechos históricos. Los capítulos más formidables y poderosos del libro son los que dedica a la lucha de los negros esclavos por alcanzar su libertad legal y real. Y nos deja claro que Lincoln y quienes ganaron la Guerra Civil (1861-1865) les daba igual el abominable sistema de esclavitud. Razón por la cual, en pleno siglo XX, y XXI también, la pelea por la igualdad racial y social de los negros es una pelea vigente a pesar de innegables avances.
El derecho al voto de las mujeres se logró en 1920. Mujeres oprimidas por un sistema patriarcal y que Zinn desmonta en cada una de sus distintas parcelas y mecanismos de sometimiento. El movimiento obrero es otro protagonista esencial. Las duras huelgas para luchar contra los salarios bajos y condiciones laborales muy cercanas a la esclavitud. Charles Chaplin, otro simpatizante de la causa humanista, lo grafica en las impactantes imágenes de su extraordinaria: “Tiempos Modernos” (1936).
El expansionismo territorial y copar espacios de influencia a nivel mundial son mostrados muy críticamente. Para ello fue vital el robo de las tierras a los indios y la anexión de la mitad del territorio mexicano. Aunque la clave de la consolidación del sistema de dominación de la élite estadounidense se hace luego de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y Segunda Guerra Mundial (1939-1945) dónde el triunfo militar alienta la ideología patriótica para desestimular las disidencias de los distintos grupos sociales marginados al interior del país. La inversión cuantiosa de una economía de guerra hizo el resto al alentar la inversión y generar mejoras en el empleo y salarios. Agréguese la propaganda cultural e ideológica a través de la radio, el cine, los periódicos y la televisión.
“La Otra Historia de los Estados Unidos” es un libro ameno porque está bien escrito y que uno termina de simpatizar y disfrutar. La documentación bibliográfica es abundante y seria, sin aplastarnos con las citas. ¿Qué es sesgado en las tesis que el autor quiere imponernos? Pues sí. No hay dobleces. Howard Zinn nos muestra a los luchadores sociales que quieren zafarse por sí mismos de las estructuras de pecado que la historia ha construido a imagen y semejanza de una minoría que controla las redes del poder y explota a la mayoría pobre y marginada.
Tanto el pensamiento crítico desde una conciencia social sincera como la idea de un intelectual y ciudadano miembro militante de una “cultura de oposición permanente” salen bien parados.
Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia