Se escribe Bricomiles, se pronuncia Estado de Excepción
Venezuela es hoy un país en el que las Fuerzas Armadas asumen el control, de forma cada vez más acentuada, de todos los espacios cívicos. Eso no es una opinión, es un hecho.
Para muestra, esta semana, el gobierno nacional anuncia la disposición de efectivos militares en escuelas, liceos y centros de salud. Más allá de las justificaciones de tal decisión, siempre está presente la idea perversa de que los civiles no son de fiar, son desordenados o corruptos y que los militares, por el hecho de serlo, son confiables, ordenados y honestos.
Es una idea profundamente equivocada, es más, podría pasar que el civil corrupto solo sea sustituido por un militar corrupto para que sus víctimas sientan además de asco también miedo.
El remedio contra la corrupción es la transparencia administrativa, la rendición de cuentas y la contraloría social. De hecho, aunque existan funcionarios corruptos en todos los países, solo aquellas naciones en los que se ponen en práctica esos tres principios se logra detener la acción del corrupto, sea civil o militar.
Si al gobierno le interesara realmente luchar contra la corrupción, se harían públicas las declaraciones juradas de bienes de todos los funcionarios electos, se harían públicos los presupuestos, existirían tanto concursos públicos para el ingreso de funcionarios de carrera a la administración como licitación pública para contratistas del Estado. Pero el hecho es que casi nadie sabe nada sobre el presupuesto del municipio donde vive, ni el contenido de los créditos adicionales que aprueban sus Concejos Municipales. En nuestro país gobierna el secreto y la opacidad.
Con el país hastiado de las mafias, la matraca, la extorsión y la coima en cada rincón, el gobierno anuncia que la solución a eso es la presencia militar. Pero reiteramos la idea, sin transparencia, ni rendición de cuentas, ni contraloría social, un funcionario, sea civil o militar, puede tener el mismo incentivo de ser corrupto impunemente.
De hecho, contrario a lo que se ha dicho, creo que el gobierno nacional intenta establecer un Estado de Excepción permanente sin que medie el procedimiento constitucional para decretarlo y ni siquiera exista la situación de conmoción nacional que lo amerite.
El gobierno en funciones no está iniciando con las Bricomiles una cruzada anticorrupción, nada más alejado. En realidad solo intenta militarizar cada escuela, liceo o ambulatorio del país para controlar a la población y a sus reclamos tratándolos como enemigos internos. ¿Qué pasará en aquel liceo donde los estudiantes y los docentes deseen manifestar su descontento por instalaciones deterioradas teniendo a varios efectivos militares a pata e’ mingo? ¿Qué pasará en aquel ambulatorio sin insumos, ni medicamentos, ni ambulancia cuando sus enfermeros y médicos decidan expresar su malestar teniendo un militar justo al lado?
Les voy a dar el spoiler con lenguaje militar: la demostración de fuerza provocará la disuasión del enemigo.
@rockypolitica