Delito, pobreza y socialismo

Opinión | julio 10, 2022 | 6:26 am.

Una tríada del mal encontró en la Venezuela contemporánea su ecosistema ideal. Se trata de una cadena de acontecimientos, iniciados a partir del 1º de enero de 1976 con la estatización del negocio petrolero, génesis de la corrupción administrativa como cultura nacional, consecuencia lógica de confiar en manos del Estado la gestión y administración de la industria de los hidrocarburos, la mayor fuente de riqueza económica en la historia de nuestro país.

Desde ese entonces el delito en la  Administración Pública a todos los niveles político territoriales originó el mayor despilfarro de recursos y un nivel de ineficiencia gubernativa nunca visto, desorden este que debilitó el aparato productivo nacional en beneficio de las importaciones más injustificadas. El resultado: Para finales del siglo XX la pobreza en Venezuela alcazaba niveles alarmantes aun contando con  ingresos petroleros de magnitud considerable, ratificando así una máxima: Estado rico y  nación pobre.

La depauperación de la economía nacional y el consecuente empobrecimiento de la sociedad de entonces, diezmó en profundidad  la democracia venezolana, que encabezada por los herederos políticos  de la catástrofe  no ofreció resistencia al socialismo y a su inherente discurso igualitarista que tan buenos resultados le brinda en sociedades envilecidas e incultas.

La pertinencia de estas líneas se halla en nuestra necesidad como Nación  que en medio de una guerra genocida  debe aprender una gran lección: La lucha implacable contra el delito y la pobreza empleando  para ello el trabajo y la educación, es la mejor garantía de continuidad para la República de Venezuela una vez merezcamos su plena restauración.

Constitución de la República de Venezuela de 1961. Art. 250. ¨Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o fuere derogada por cualquier otro medio distinto del que ella misma dispone. En tal eventualidad, todo ciudadano, investido o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia¨. Oración y trabajo.

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