Armando.Info: De la guaya del teleférico del Ávila guinda más de un contratista
Armando.Info, Aníbal Pedrique /.- Los austríacos de Doppelmayr lo construyeron para Pérez Jiménez a mediados del s. XX y lo pusieron al día para operar con Chávez a inicios del XXI. Pero no les quedó más remedio que dejar de mantenerlo cuando el régimen de Caracas acumuló con ellos una deuda de más de 100 millones de euros. Entonces la contraparte venezolana se inventó sus propios proveedores: uno de ellos, una empresa desconocida de Panamá, constituida hace tres años por inversionistas del estado Lara y sin historia, para las reparaciones mayores de uno de los principales reclamos turísticos que quedan en la capital, ahora cerrado.
La mañana del jueves 9 de junio fue ajetreada en el sistema teleférico Warairarepano de Caracas, ubicado en el sector Maripérez al noroeste de la capital. El motivo no era, como se esperaría en una atracción de esa envergadura, el tránsito de cientos de turistas, sino una fiesta matutina por el primer año del teniente coronel Víctor Cruz como presidente de Venezolana de Teleféricos (Ventel). La celebración contó a sus anchas con las instalaciones del teleférico, no solo por la jerarquía del homenajeado, sino porque lo permitía el parón de las operaciones por trabajos de mantenimiento.
Justo antes de la temporada vacacional, a los caraqueños les tomó por sorpresa que uno de sus principales atracciones turísticas, el teleférico capitalino –antes llamado Parque Ávila Mágica y renombrado en 2007 por el chavismo en su típica pretensión indigenista– estaría inoperativo desde el 30 de abril por un período de cuatro a seis meses.
Las autoridades informaron apenas 15 días antes que se llevarían a cabo labores de “cuarto y quinto nivel”, lo que técnicamente significa la sustitución total del cable tractor que hace posible el viaje de las cabinas desde la estación de Maripérez a la cima del cerro El Ávila, a 2.105 metros sobre el nivel del mar.
Lo que era un inconveniente para los usuarios representaba, en cambio, motivo de celebración para Railteco Rail, una empresa panameña constituida en 2019 que logró hacerse con el contrato de la restauración del sistema. Alrededor de 20 de sus trabajadores están consagrados por ahora en algunas tareas menores y pruebas a la estructura, a la espera de que la guaya de 7.4 kilómetros de longitud -por el venezolanismo con el que se nombra al cable tractor- arribe al país. Será un momento estelar, luego del fracaso del gobierno nacional de tenerla para finales de 2021.
Esa primera oportunidad de restaurar el teleférico se dio en agosto del año pasado y fue el propio Víctor Cruz, en entrevista con Unión Radio, quien mencionó que los trabajos durarían al menos nueve meses. “Desde el punto de vista de ingeniería, el sistema está en su máxima vida útil y necesita de la sustitución del cable tractor, del parque electromecánico y computarizado, de sus piezas y partes”, detalló en una de sus pocas declaraciones sobre el asunto para la prensa.
Sin mediar explicaciones oficiales y sin que se llevara a cabo ese mantenimiento mayor, el Teleférico Warairarepano retomó sus operaciones regulares el 5 de noviembre. Más pronto que tarde, en abril de 2022, se anunció de nuevo su paralización para reparaciones de envergadura. La deducción es obvia: la administración del teleférico convino en asumir el riesgo calculado de seguir operando otros seis meses a pesar de que la vida útil del cable tractor y del sistema ya se había vencido.
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