¡Aquí hay que ganar las elecciones!
El CNE eliminó de un brochazo el Revocatorio, y los políticos… como si no fuera con ellos. Y nosotros los ciudadanos… lo mismo. Nos conculcaron un derecho y ni se inmutó el marasmo colectivo. ¿Hasta cuándo? A este paso harán elecciones el día en que se le antoje el gobierno y tendremos “revolución” para mucho rato o mejor, para mucho mal rato.
¿Peligra el récord de Juan Vicente Gómez?
No está lejano el día en que el socialismo del siglo XXI se convierta en el régimen más largo de la historia de Venezuela. El 31 de enero de 1926 alcanzarían la duración del dictador Juan Vicente Gómez en el poder. Veintisiete años menos dos días (19 de diciembre 1908 – 17 de diciembre de 1935). Sería, por decir lo menos, vergonzoso.
Los opositores a Gómez actuaban cada uno por su lado, la unidad nunca ha sido una constante en Venezuela. Además, lo hacían de forma tan evidente, que el dictador adivinaba sus movimientos. Como cuando Delgado Chalbaud en 1913 fue “chismeado” y preso, o las intentonas militares de 1928 y 29 que estaban “cantadas”, o el desembarco del Falke, que lo estaban esperando en Cumaná.
Adicionalmente, el contenido político de los opositores era pobre, parecía querer “rescatar” el siglo XIX. La modernización ideológica la aportaron los jóvenes universitarios de la generación del 28 quienes, por su formación y actualización, traían una nueva Venezuela en el bolsillo.
Lo peor del gomecismo es que se hizo costumbre y se hizo marasmo.
Hoy, frente a esta fatídica “revolución”, hay un archipiélago opositor y multidireccional, aunado al marasmo (¿costumbre?) de la población. Si no se hacen cambios significativos, este gobierno podría estarse enrumbando hacia la superación del récord de la dictadura gomecista.
¿Le aterra la idea? Pues, pilas y guáramo.
Unidad y liderazgo
Afortunadamente, hoy se notan avances hacia la Unidad. La Plataforma Unitaria está llamando a todas las organizaciones. Es un buen paso. Por lo menos pareciera que la mayoría está de acuerdo en que por encima de la usurpación y de las imperfecciones electorales, hay que tener como norte ganar las elecciones presidenciales.
Es hora de ponerse las pilas, hora de los políticos de nivel. ¡Ah!, y en las primarias es imperativo aceptar a todos los que quieran participar. Hay que evitar fisuras. Que se midan todos, que la ciudadanía decida. El que necesite colocarse un pañuelo en la nariz, que se lo ponga. Como dijo un gran político: más que un error, es una estupidez… no aceptar al que quiera medirse. Que vayan todos y que se cuenten todos. Es hora de que los que tienen como objetivo reimplantar la democracia, se reúnan el tiempo que sea necesario, hasta sacar un humo blanco, un Acuerdo que contenga:
Programa mínimo de gobierno / Convocatoria a elecciones primarias con doble vuelta / Acuerdo de apoyo al nuevo gobierno por dos o tres períodos.
Además, hay que buscar respaldo y veeduría internacional desde el primer momento, exigir al CNE actualización del Registro Electoral en Venezuela y en el extranjero, y diseñar una estrategia comunicacional que convierta al candidato unitario en la esperanza nacional.
Hay que empeñarse en superar al marasmo, a esta inercia de derrota que parece comandar las acciones. Es urgente rescatar la esperanza. Somos más, muchos más y tenemos razón. Nos corresponde organizarnos para ganar las elecciones del 2024.
Sin excusas: Que si Maduro es un usurpador. Que si dictadura no entrega elecciones. Que si el gobierno va a hacer trampa. Que si el CNE es un ministerio. Que si van a inhabilitar a los políticos con chance, o los van a encarcelar. Todo ello está en el tapete. Pero mientras no haya otra ruta más asertiva para restablecer la democracia, ese es el camino.
La otro es no hacer nada para luego llorar como el rey moro Boabdil.
Hay que prepararse para las tramoyas del gobierno, que las habrá. Todas las rutas hacia Miraflores pasan, sine qua non, por una oposición Unida, dinámica, esperanzada y preparada para ejercer el gobierno.
Lo contrario es prenderle velas a un triunfo “limpio” de Maduro, con un 23 o 25 %, superando a cuatro o cinco opositores. ¡Qué vergüenza!
Con una organización de primera, y un solo candidato (con suplentes para compensar arbitrariedades), que haga llegar el mensaje a los electores y transmita seguridad de la victoria, no habrá tramoya posible. Porque somos más, infinitamente más. Los políticos – los buenos políticos- deben capitalizar esta mayoría y transformarla en poder.
Ya está bueno de dar la imagen de un limosnero sentado en un barril de petróleo. Y si luego de un contundente triunfo no quieren entregar… sería harina de otro costal, que trataremos en próximas entregas. Parafraseando al Libertador: Pilas y guáramos son nuestras primeras necesidades.
Pueblo desvencijado solicita estadistas … ¡ urgente !
PD: Pase lo que pase, la Unidad es la mejor manera de prepararse para aprovechar las negociaciones USA- Maduro, que van a lo López Contreras: “sin prisa; pero sin pausa”… cambiando petróleo por democracia.