Venezuela: la hora de los políticos
La crisis de Venezuela es gigantesca. Somos un país desvalijado. No queda casi nada del ya imperfecto país que éramos hace 25 años. Han desaparecido cosas tan rutinarias que marcan la calidad de vida como los salarios decentes, las tarjetas de crédito, los periódicos y revistas, los créditos hipotecarios, las viviendas de alquiler, los vecinos jóvenes, los concesionarios de carros, la belleza y operatividad del Metro, los abrazos de verdad- verdad a nuestros hijos y nietos, la gasolina, el gasoil, la relación suiche – luz, los seguros, los hospitales que curan. Por si fuera poco, Venezuela se ha convertido en un país de viejos.
¿Qué ha pasado? Muy simple: funcionó el plan de destrucción estratégica para comerte mejor made in la democracia cubana. Aquí no hay equivocación. La “revolución” venezolana, al igual que la cubana, ha triunfado… para la nomenklatura, para los bolichicos. Para el pueblo… es otra historia, la del desvalijamiento.
Es imperativo “arreglar” al país con seriedad, más allá de los bodegones y de la propaganda. Hay que arrancar desde cero para reconstruir a Venezuela. Una gigantesca tarea que requiere de chúrchilles, adenaueres, y sin ir muy lejos de betancoures, calderas, villalbas, capes, gonzalosbarrios, calvanis, petkoffes y un largo etcétera. Hombres de nivel, de conocimiento profundo del país, de capacidad de liderazgo y constructores de partidos capaces de acceder al poder … es decir: de políticos.
Populismo en parchetes
El populismo es el arte de ofrecer soluciones fáciles, falsas y bonitas a los ciudadanos. Por ejemplo, darles a los hijos el dinero del mercado para que felices, vayan al cine el domingo, y el lunes… no hay comida.
Hoy, me aterra cuando escucho a dirigentes expresando que el pueblo no quiere saber nada de política, sino que le arreglen los problemas. Como si la solución a esta terrible problemática pudiera abordarse sin política. El líder que le exprese al pueblo que les va a “arreglar” los problemas sin inmiscuir a la política, lo está engañando. Porque abordar el meollo, poco “arregla”. Y eso, es populismo… en parchetes.
¿O es que no es populismo decirle a la gente que le van a “arreglar” la escasez de gasolina, o de gasoil sin recuperar las refinerías? Los líderes tienen que explicar que para que haya gasolina las refinerías deben procesar hidrocarburos, y que para que ello suceda, además de reparar las refinerías se requiere que Pdvsa produzca mucho petróleo, por lo que hacen falta inversionistas internacionales, y que estos para traer divisas deben sentir confianza en el país y para que se confíen debe haber seguridad jurídica que es consecuencia de separación de poderes, reglas claras, reputación gubernamental y respeto a las leyes y a los ciudadanos. Y eso… es política.
Igual sucede con la escasez de agua. Decirles a los ciudadanos víctimas de la sequía que les van a arreglar su problema sin explicarles el abandono de las empresas de agua, que no se ha invertido y por eso se rompen las tuberías, que no hay equipos de técnicos capaces porque pagan una miseria y porque han botado a los disidentes, … es engañar al pueblo. Populismo. El agua no saldrá de una varita mágica que toque una piedra por más bella que sea el hada madrina.
Idem con la electricidad, las turbinas de Guri están dañadas en un 60%, así como las plantas eléctricas y no se produce suficiente combustible. Y mientras eso no se “arregle”… no habrá luz. Y sin echarle la culpa a las iguanas.
Igual sucede con la comida, que se produce en un 30% de la época pre “revolución” porque el gobierno expropió, invadió, desvencijó, acabó con los créditos, los insumos y un largo etcétera.
La mala política destruyó al país… sólo la buena política puede reconstruirlo. Sin parches y sin demagogos.
Los políticos responsables le tienen que enseñar a la población las razones reales por las cuales está pasando hambre y necesidades más del 90%, según refleja la encuesta Encovi.
Claro que hay que procurar maximizar los servicios y la comida; buscar soluciones “fáciles”, hasta donde se pueda; colocar bombillos, arreglar postes, sustituir tuberías, mejorar los sueldos, distribuir comida… pero los líderes deben alertar que los parchetes no son solución. La solución es de fondo, sistémica. El rol de los dirigentes es organizar a la población para tomar los poderes locales, regionales y el Nacional. Y eso… se llama política.
Los líderes tienen que superar el populismo de parchetes y la atomización. Y Unidos, dedicarse a organizar a las masas para conquistar el poder, so pena de quedar arrasados, tal como los pueblos condenados a cien años de soledad.
Pueblo desvencijado solicita estadistas… abstenerse talegueros de parchos.