El potencial del venezolano
Se ha hablado mucho de todas las bondades de Venezuela. Sin embargo, ante tantos malos augurios, ante tantos artículos que hablan de lo mal que vivimos, hoy quiero optar por recordar lo bueno que tenemos.
Sí, muchos dicen que el venezolano es vivo, pero se olvidan que nuestra gente es cariñosa, trabajadora, fuerte y sobre todo alegre.
He leído a quienes dicen que el venezolano es “flojo”, pero me imagino que quien dice o escribe eso no se para a las 4 ó 5 de la mañana para ver la enorme cantidad de personas que madrugan para llegar a sus trabajos.
Dicen que Venezuela es esto o aquello, pero Venezuela también es el Salto Ángel, Los Roques, La Gran Sabana, Mérida, El Parque Nacional Mochima, Venezuela está en Los Médanos de Coro, en el Ávila que vigila a Caracas, en las llanuras de Guárico y Apure, en lo pintoresco de los pueblos de Lara y Portuguesa.
Esa Venezuela es la que me gusta recordar, la de la arepa caliente – 100% venezolana – rellena de carne mechada y queso amarillo, esa que llamamos la “pelúa” en otros tiempos. Esa Venezuela de bailes de tambor en Miranda y calipso en Guayana.
La Venezuela del arpa, cuatro y maracas – música 100% venezolana –; la tierra de Jacinto Convit y su vacuna contra la lepra, de Humberto Fernández Morán y su bisturí de punta de diamante, la Venezuela de las mujeres más bellas mundo – récord Guinness en reinas de belleza –; ese es el país que me gusta pensar, recordar y rescatar.
Sé que el país no está en su mejor momento, pero mi abuela nos decía: “cuando estes mal, no salgas a la calle a dar pena, vístete bien y pon su cabeza en alto” y es lo que debemos hacer hoy. No podemos darnos el lujo en caer en la melancolía, en atacar al país, que es atacarnos a nosotros mismos, saquemos pecho y vamos a dar lo mejor de nosotros.
Somos el país de Simón Bolívar, de Andrés Bello, de Francisco de Miranda, Carlos Cruz Diez, Arturo Uslar Pietri, Armando Reverón, Simón Díaz, Carolina Herrera, Gustavo Dudamel, Luis Aparicio, Miguel Cabrera, Yulimar Rojas, Rubén Limardo. Y del “santo de los pobres” José Gregorio Hernández. Somos un país maravilloso lleno de personas fantásticas.
A veces solo nos quedamos en lo malo; la crisis económica, la pugna política y no pensamos más allá, nos olvidamos de todo lo que tenemos a nuestro alrededor, de todo lo fantástico que hay y vive en esta tierra que llamamos Venezuela.
Este escrito es un simple recordatorio que somos algo más que la lucha entre un sector contra el otro; que somos algo más que la inflación y la diáspora; que somos algo más que la tristeza que a veces nos embarga y nos domina. Somos un país con potencial, una nación que tiene el futuro que nosotros podamos construirle.
Cuando abro mis ojos y contemplo la hermosa Bahía de Pozuelos – en Puerto La Cruz – cuando recorro el Paseo Colón y Lechería, cuando paso a orillas del majestuoso río Neverí en Barcelona o de los canales navegables del Complejo Turístico El Morro, veo una nación que se niega a ceder, veo una tierra bella y repleta de características para ser pujante. El secreto es mirar y avanzar.
Debemos quitarnos las gríngolas de los ojos y ver que Venezuela merece de nuestros mejores deseos y acciones; no vamos a construir nada si nos quedamos de brazos cruzados, si optamos por quedarnos solo en lo negativo, así no avanzaremos, así sólo lograremos estar estancados en una especie de depresión colectiva.
Venezolano, abre los ojos, mira la mañana y lucha por tus sueños.