Carabobo para todos
Obsesionados por el pasado nos olvidamos del presente y el futuro. Pasado de glorias junto con héroes sobredimensionados y adulterados. Todos los años nos obligan a volver a Carabobo, a la gesta valenciana: la batalla final que acabó con el dominio español sobre Venezuela. ¿Libertadores vs opresores?
Ese 24 de junio de 1821 es la huella de un origen violento aún no disipado y que entregó a los militares la Partida de Nacimiento para tutelar una República sin republicanos. La historia real es muy distinta.
La épica de los héroes en contra de los traidores haciendo de la simbología patriótica el origen de una nación que hizo un pacto de sangre con la gloria. Carabobo, siguiendo a las “Historias” de Baralt (1841) y Gil Fortoul (1907), fue la marca de un destino nacional feliz. Y el encumbramiento de Simón Bolívar como Libertador ausente.
Lo de ausente no es gratuito: Bolívar luego de Boyacá en 1819 y Carabobo en 1821 se desinteresó de la Costa Firme para dedicar todos sus esfuerzos en hacer morder el polvo al Virreinato de Perú en Lima. Este descuido de la retaguardia (Bogotá y Caracas) fue capitalizado por sus aliados Santander y Páez y no así por la contrarrevolución realista. Ya en 1828, en la Convención de Ocaña, Bolívar era un Jefe Supremo cuestionado y debilitado.
Para entender cabalmente a Carabobo y todo el proceso emancipador hay que reencontrarnos con una historia mundana. Bolívar no fue tan buen político como la mayoría cree, ya que el proyecto republicano declarativo fue vacilante e insincero y las principales preocupaciones estuvieron en la guerra y en esto Bolívar sí destacó.
La paz y el progreso civil, como estación final, de la odisea emancipadora, fue un hecho esquivo.
Bolívar fue capaz de reponerse de su obsesión por asaltar Caracas desde la periferia guayanesa y asumir el más grande riesgo de toda su carrera político/militar: el asalto de la Nueva Granada en el año 1819 luego de franquear contra todos los pronósticos la Cordillera Andina. Boyacá es la batalla más decisiva de todas las batallas hispanoamericanas. Sin Boyacá no pudo haber ni Carabobo (1821) y mucho menos Ayacucho (1824).
Para ganar en Carabobo, apartando la táctica militar, hubo dos hechos estratégicos que fueron decisivos: la revuelta liberal de Riego en los inicios del año 1820, que abortó la política de reconquista militar americana para ser sustituida por algún tipo de reconciliación imaginaria, y el regreso de Pablo Morillo hasta España.
Es bueno recordar que Morillo entre 1815 y 1820 nunca fue derrotado por Bolívar. Aunque está claro que Morillo, ante el abandono metropolitano, no se hizo ninguna ilusión de seguir resistiendo con éxito el asalto final de Bolívar.
Ese asalto final fue coronado en Carabobo. Finalizado el armisticio por la anexión de Maracaibo en enero de 1821, este hecho contravino ese acuerdo y puso en evidencia la superioridad de los republicanos y la extrema debilidad de los realistas.
Todas las operaciones militares subsiguientes fueron la consumación de una victoria militar anticipada. Tanto Baralt como Gil Fortoul, siendo historiadores nacionalistas, no pueden disimular el despojo de La Torre al frente de un ejército desmoralizado y con tropa mayoritaria nacida en el propio país.
En realidad Carabobo lo gana Bermúdez. Obviamente, siguiendo un plan maestro de alta factura diseñado por Bolívar. San Carlos fue el punto de reunión de las fuerzas de Bolívar junto a las de Páez. Aunque en los primeros meses del año 1821 hubo una maniobra de distracción desde el Oriente hasta Caracas que hizo morder el anzuelo a La Torre, debilitando su dispositivo. Este hecho, junto a la insubordinación de la caballería de Morales que no cargó en la sabana de Carabobo cuando se le ordenó hacerlo, hizo triunfar a Bolívar.
No está demás señalar que las fuerzas de Bolívar fueron de 6.500 soldados y las de La Torre unos 5.000 efectivos. La ventaja inicial la tuvo La Torre porque controlaba el terreno aunque Bolívar tenía tanta confianza en sí mismo que aun así decidió aceptar el reto. Las cargas del Bravo de Apures y la Legión Británica, llevada al sacrificio esta última, desnivelaron una batalla que no llegó a la hora si hemos de creer en el testimonio de Gil Fortoul.
Carabobo pasó a convertirse en el nacimiento de Venezuela. La suma de todas las virtudes nacionales sustentadas en el sacrificio heroico de nuestros Libertadores. La narrativa patriótica y marcial hizo de Carabobo la atadura de los tiempos; el Olimpo venezolano con sus negros primeros, llaneros y mantuanos abrazados en un sentir de grandeza intemporal. Un Carabobo para Todos que hoy cuesta hacer encajar en una Venezuela desgarrada y sin Democracia.
Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ
@LOMBARDIBOSCAN