Armando.Info: Mayday, negocios dudosos a bordo
Armando.Info / Carlos Crespo /.- Si la llegada de Turkish Airlines a Venezuela, en 2016, fue parte del acercamiento de los regímenes de Nicolás Maduro y Recep Erdogan, en realidad se concretó gracias a la sociedad de un intermediario turco, Saffet Calarkan, con dos leales contratistas del chavismo, los hermanos Khalil. Desde entonces la ruta Caracas-Estambul no solo se desarrolló como un virtual puente aéreo por el que discurren misterios diversos, sino como punta de lanza de nuevos negocios entre los mismos socios.
Corría el año 2010 y un empresario turco peregrinaba por los despachos de los comerciantes en Caracas, incansable como sus compatriotas que un siglo antes recorrían la ciudad vendiendo telas de casa en casa. Pero las propuestas de Saffet Calarkan para conectar a los hombres de negocios venezolanos con sus pares en Turquía lucían de inoportunas a estrambóticas, en el mejor de los casos. No en balde eran recibidas con una indiferencia apenas disimulada.
Por aquel año, los precios del petróleo venezolano retomaban una prolongada alza que los llevaría a cruzar la barrera de los 100 dólares por barril en 2011, mientras que el país alcanzó un récord en su Producto Interno Bruto (PIB) que se acercó a los 400.000 millones de dólares. No se habían impuesto sanciones internacionales en contra del régimen venezolano y nada permitía presagiar la debacle que llegaría tres años más tarde. A pesar de las restricciones cambiarias reinantes desde 2003, para un importador todavía entonces resultaba fácil hacer negocios desde Venezuela. Sobraban proveedores. No se veía para qué podría hacer falta un intermediario con Turquía.
De acuerdo con una fuente que conoció a Calarkan, y que pide el resguardo de su nombre por temor a represalias por parte del régimen de Nicolás Maduro, por aquella época el empresario turco visitó a Antonio Chambra, el dueño de Traki, la cadena de tiendas por departamentos originaria de Ciudad Guayana que ha experimentado un exorbitante crecimiento en la era chavista, para ofrecerle -sin éxito- una línea de electrodomésticos turcos al comerciante venezolano. “Él seguía intentando, pero nunca cuajó nada porque nadie en Venezuela compraba o le interesaba Turquía en ese entonces”, recuerda.
Tendría que desplomarse la economía venezolana y sumirse en el aislamiento para que las ofertas de Calarkan se volvieran interesantes y cristalizaran. Contra todo pronóstico, ese momento -histórico, sin duda- llegó antes de lo imaginado.
El 21 de diciembre de 2016, la Gaceta Oficial número 41.057 publicó el decreto del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) que autorizaba la operación de Turk Hava Yollari Anonim Ortakligi -más conocida por su marca, Turkish Airlines- por un lapso de cinco años para el “servicio público de transporte aéreo, regular de pasajeros, carga y correo” en Venezuela. El primer vuelo de la aerolínea llegó un día antes de la publicación del decreto y fue recibido por la entonces ministra de Turismo, Marleny Contreras, esposa de Diosdado Cabello, por lo regular considerado como el número dos del régimen, y el entonces ministro de Transporte, Ricardo Molina.
“A partir de entonces es que los hermanos [Majed y Khaled] Khalil logran esa licencia [de Turkish] y junto con Calarkan empiezan a montar la estructura turca que abrió a Venezuela para ese mercado”, explicó la fuente.
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