Rafael Di Prisco: Caballero de las letras
Nos encontramos en el viejo pueblo de Juangriego, en la isla de Margarita. Fue una larga velada gastronómica, donde los gratos olores de la pasta italiana se entremezclaban con las anécdotas de nuestro común espacio que es la Escuela de Letras de nuestra universidad.
La noche avanzaba mientras recordábamos las historias sobre la bahía, sus bellos atardeceres y la algarabía de sus pobladores, y también las andanzas en el ‘pasillo’ común de nuestra insufrible escuela. -Porque el pueblo de Juangriego es viejo, acotaba Rafael, mientras nuestra querida profesora y amiga, Vilma Vargas, esposa amantísima y estudiosa de la poesía venezolana, nos incorporaba sus temas poéticos, sus amados trovadores y los eternos decimistas y galeronistas de su tan querida isla.
Rafael siempre estaba concentrado en su universidad, la Universidad Central de Venezuela. En ella se formó y a ella dedicó su mejor esfuerzo intelectual y académico. Fue docente, decano de la Facultad de Humanidades y Educación, coordinador de publicaciones, director de la Biblioteca Central, editor de revistas de investigación y articulista de opinión.
La vida intelectual de Rafael Di Prisco (1931-2014) se nutre, además, con sus aportes a los estudios sobre literatura venezolana con su libro fundamental, Narrativa Venezolana Contemporánea, publicado en los años 70, donde destacan nombres emblemáticos de la narrativa nacional, como Gustavo Díaz Solís, Gustavo Luis Carrera, Adriano González León, Oswaldo Trejo, Julio Garmendia, que forman parte del repertorio narrativo venezolano y latinoamericano.
Esa selección y estudio se amplía con los aportes que ofrece en su dilatada trayectoria, con otros títulos, entre ellos, La Conciencia Creadora, Acerca de los orígenes de la novela venezolana (con prólogo de, Juan Nuño), así como su obra narrativa, El matrimonio de Amelia Luján, El camino de las escaleras, donde Di Prisco se muestra como constructor de imágenes, con un lenguaje sobrio, trabajado y de buena factura estilística.
Recuerdo la cena mientras degustamos un verdicchio italiano. Su particular manera de preparar y servir la salsa. –Un exquisito anfitrión, pensé. Y realmente lo era, atento y acucioso, tanto en sus atenciones culinarias como en su actividad académica e intelectual.
Rafael Di Prisco fue el fundador, junto con la escritora y profesora, María Fernanda Palacios y el crítico literario Ángel Rama, de la revista de investigación y crítica literaria, Escritura, la primera publicación venezolana de alcance internacional, reconocida en el ámbito académico. Es una publicación que se mantuvo poco más de 18 años publicando los trabajos, estudios de investigación y demás aportes académicos de las mejores firmas de intelectuales latinoamericanos. La historia de esta revista, sus aportes a la consolidación de la memoria cultural latinoamericana, es de una singular trascendencia y bien merece un estudio pormenorizado para difundir su obra.
Conservo parte de los libros que tanto Vilma como Rafael, me obsequiaron cuando se jubilaron como docentes universitarios y decidieron irse a vivir a la isla. –Quisimos repartir nuestra biblioteca entre nuestros amigos, que sabrán apreciarlos, me comentó Vilma. Varios son los libros que atesoro y guardo en mi biblioteca de Puerto Ordaz. En esa ciudad de aguas dulces, en medio de un encuentro de escritores y docentes de la literatura venezolana nos vimos por última vez. Junto con su inseparable esposa, y también con la compañía de los poetas, Benito Raúl Losada, Lucila Velásquez, Luz Machado (la poeta inmensa, como inmenso es el Viento Barinés que viene ‘lleno de presagios’), entre otros grandes intelectuales venezolanos, celebramos la dicha de estar hermanados en medio de versos y abrazos.
Rafael se dedicó en sus años, en la bella isla de Margarita, a escribir sus artículos de opinión. Una faceta que lo situó en el ‘aquí y el ahora’ de la vida nacional, sea en su particular etapa política, como en la defensa de la universidad venezolana. En esos escritos se encuentra el ciudadano que afirma la civilidad, la ética académica y la formación de los valores más trascendentales del ser venezolano.
Un intelectual pedagógicamente formado para los tiempos que vendrán, amoroso, solidario, carismático, entrelazado a su eterna universidad y a la historia de la cultura y la literatura, piedra angular del ser y hacer de este académico, intelectual y caballero de las letras.
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