Lucha por la libertad
Los griegos fueron los primeros que dieron tratamiento conceptual a la democracia. Para ellos, significaba gobierno del pueblo, ya que este participaba por entero de las funciones públicas, a través de las asambleas populares, y los problemas eran mínimos.
Hoy, vivimos en un mundo donde está de moda la pobreza, el hambre, la miseria y también quienes no dan respuestas a las necesidades de un pueblo, que se niega a morir. Quienes detentan el poder, quieren hacernos creer que, cocinar con leña y comer espaguetis con sardina en Semana Santa, son claros indicativos de la recuperación económica del país.
Nos ha tocado vivir en un desordenado mundo, en donde existe una abismal diferencia entre unos pocos enquistados en el poder, que observan, desde las alturas, con potentes telescopios a la gran mayoría, pobre, sin comida, sin dinero para comprar y muriéndose de mengua en los hospitales. Un mundo, donde unos pocos escriben y teorizan sobre la mejora y la paz, pero no son capaces de oponer acciones reales contra los males. Estos últimos, también se llenan la panza con buena comida y comparten alegrías con amigos escoceses, mientras ruegan a Dios para que el mundo siga su rumbo sin sobresaltos.
A los privilegiados del régimen les sobran proteínas en sus mesas, mientras que, a los pobres no les alcanza su mísero salario para adquirir unos escasos carbohidratos. Mientras esta realidad nos oprime, algunos países latinoamericanos se ufanan de exportar modelos sociales que demuestran un falso nivel de civilización.
No existe conciencia y la desigualdad se manifiesta cada día a partir de la imposición de igualdades culturales que contienen un trasfondo de explotación, de intentos por despojar al ser humano de su cultura, haciéndole perder lo que le erige como ente libre e individual. Un mundo donde muchos estados se jactan de solidarios y propiciadores de la hermandad, cuando realmente en sus territorios existe la opresión, la desigualdad y la restricción de libertades sociales.
Thomas Jefferson, tercer presidente de Estados Unidos de América, nos dejó una potente frase, útil para quienes creemos en la libertad y la democracia: “Un gobierno sabio y frugal debe impedirles a los hombres dañarse unos a los otros, debe dejarlos libres para regular sus propias búsquedas de obligaciones y mejoras, y no debe quitar de la boca de los trabajadores el pan que se ganan. Esta es la suma del gobierno, y es necesaria para cerrar el círculo de nuestras alegrías”.
Debemos aprender a distinguir el autogobierno de la regla de la mayoría democrática, del autogobierno de nuestras propias vidas.
Todo esto me permite la siguiente reflexión sobre la libertad y la democracia, una cavilación en contra del pensamiento de mi sobrino Virolo, quien cree que es una espada de doble filo y me puede pegar contra la pared.
Dejo a continuación extractos del discurso de Nelson Mandela pronunciado a su salida de la cárcel, en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, el 11 de febrero de 1990:
“Nuestra marcha hacia la libertad es irreversible. No debemos dejar que el temor se interponga en nuestro camino. Nuestra lucha ha llegado a un momento decisivo. Llamamos a nuestro pueblo a que aproveche este momento para que el proceso hacia la democracia sea rápido e ininterrumpido”.
«Hemos esperado demasiado por nuestra libertad. No podemos esperar más. Ha llegado la hora de intensificar la lucha en todos los frentes. Cejar en nuestro empeño ahora sería un error que las generaciones venideras no podrían perdonarnos. ¿Por qué tenemos que seguir enriqueciendo a quienes roban el producto de nuestra sangre y nuestro sudor, a quienes nos explotan y nos niegan el derecho a organizarnos? (…) La Libertad que atisbamos en el horizonte debería alentarnos a redoblar nuestros esfuerzos. Solo mediante la acción disciplinada de las masas podemos asegurar nuestra victoria. Pedimos a nuestros compatriotas ¿…? Que se nos unan para crear la nueva Nación”.
«Las personas necesitan ser consultadas sobre quién va a negociar y sobre el contenido de tales negociaciones. Las negociaciones no pueden llevarse a cabo por encima de las cabezas o a espaldas de nuestro pueblo”.
«(…) Lucharé contra el gobierno junto a ustedes, codo a codo, hasta que logremos la victoria. ¿Qué harán ustedes? ¿Se nos sumarán o van a cooperar con el gobierno en sus esfuerzos por reprimir las reivindicaciones y las aspiraciones de nuestro propio pueblo? ¿Van a quedarse callados y neutrales en una cuestión de vida o muerte para mi pueblo, para nuestro pueblo? Por mi parte, ya he hecho mi elección”.
«El movimiento por la libertad es un ámbito político donde cabemos todos. Pedimos a la comunidad internacional que mantenga su campaña para aislar al régimen. Levantar las sanciones ahora sería correr el riesgo de frustrar el proceso encaminado a la erradicación total del apartheid. El sufragio universal, fundamental entre los votantes en una Sudáfrica unida, democrática y no racial, es el único camino hacia la paz y la armonía racial”.
Si yo no hubiera hecho una temprana mención, sobre quien era el orador, de donde y cuando fue pronunciado el anterior discurso, estoy seguro de que, un inadvertido lector, podría haber llegado a pensar que se estaba disertando sobre nuestro país y su realidad actual. Las similitudes son notorias.
Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE