La Lista de los 25
No es no haya otro tema más importante de que escribir, como digamos el hundimiento del buque insignia de la Armada rusa por patriotas ucranianos frente a las costas de Mariúpol la tarde del martes, o el cambio después de 431 años del escudo de Caracas por el dictador Maduro, o el tiroteo ocurrido en el Metro de Nueva York la mañana del jueves con un saldo de 16 heridos, pero ignorar las llamadas de dentro y fuera del país de amigos y seguidores presionándome para que leyera y diera mi opinión sobre la “Lista de los 25” resultó imposible.
De modo que ok, busqué la lista, la petición que la preside y después de rumiarla por unas cuantas horas decidí dedicarle estas líneas que no son un libelo, ni un reproche, ni una condena, sino otro agregado a la preocupación que viene persiguiéndome desde comienzos del año pasado y que no es otra que ver como más y más opositores venezolanos con más de 20 años en el oficio comienzan a tirar la toalla y a moverse -o a desmoverse-en la idea de que la batalla por la restauración de la democracia está perdida y lo mejor es llegar a una suerte de acuerdo o “encompinchamiento” con la dictadura socialista para que gobierne hasta que Dios se apiade de nosotros y nos permita cohabitar con el “modelo”.
Y es que no es otro el fundamento, la idea base, de creer que si se le escribe una carta al presidente norteamericano Joe Biden para que le quite o anule “las sanciones” que vienen aplicándole al dictador las administraciones demócratas y republicanas desde que se hizo evidente que era un mandamás fuera de ley, el demócrata y primer magistrado de la primera democracia del mundo los iba a complacer.
Porque, un detalle que olvidaron “los abajo firmantes” de la “Lista…” es que ni una sola de esas sanciones fueron aprobadas durante su mandato, sino que comenzaron durante los dos períodos de Barack Omaba, continuaron con Donald Trump y es posible que se hubieran traducido en una acción militar de fuerza contra Maduro si el republicano repite para la presidencia.
Extremo al que nunca llegará Biden que más bien ha aplacado la retórica contra el exlíder autobusero y sabe que en su administración y en el Partido Demócrata hay grupos partidiarios de negociar y aprobar un “Acuerdo” macro con el dictador, pero jamás quitándole las sanciones a cambio de nada sin que de muestras de que rectifica en la aplicación de políticas atroces como encarcelar opositores y perseguirlos hasta expulsarlos del país, de que insista en expoliar la economía, o se vanaglorie de firmar acuerdos de “Defensa Mutua” con países enemigos de los EEUU y la democracia mundial como la Rusia de Vladimir Putin.
Porque otro elemento de política que ignoran los “abajo firmantes” de la “Lista de los 25”, es que las “sanciones” no son medidas de presión, o de persuasión, o de disuasión que se aprueban en el Senado o la Presidencia contra un gobierno que, digamos, se está portando mal. No. Son en sentido estricto, los sucedáneos o sustitutos de las invasiones de antes, de las que se hicieron contra Bishop en Grenada, Noriega en Panamá y Saddan Hussein en Irak, y que actualmente podrían considerarse “excesivas” para la comunidad internacional y costosas y peligrosas para los países que las promueven y ejecutan.
En otras palabras, que al hablar de sanciones en la política de hoy se habla de una guerra convencional instrumentada por otros medios y que si es cierto no producen finales tan rápidos y expeditos, si horadan la resistencia de quienes asaltan el poder ejecutivo de los gobiernos para fundar dinastías.
Si queremos informarnos del papel que juegan las sanciones en las confrontaciones de hoy, no tenemos si no que voltear y ver como se le están aplicando al terrorista Putin, cómo empiezan debilitándolo al restarle todo apoyo comercial, financiero y tecnológico con miras a minarle, primero, sus fuerzas armadas y después buscando una reacción del pueblo ruso contra el terrorista si insiste en llevarlos a una guerra insensata.
En cuanto a las sanciones que desde Obama le aplican los norteamericanos a Maduro, hay que aclarar que no son la causa de la devastación a que han llevado los socialistas al país y que, muy al contrario, si no se le hubieran aplicado, la destrucción de Venezuela sería peor.
A este respecto, quiero aclararle a los “abajo firmantes” de la “Lista de los 25”, que antes de la destrucción de Venezuela, el socialismo perpetró la de Cuba, y siguió con de la URSS, Europa del Este, China, y Corea del Norte, que es el troquel donde se estructuran satrapías como la de Venezuela y que no hacen otra cosa que ardides para mantenerse en el poder e ir promoviendo réplicas que actuarían para preservar el modelo si el original tuviera tropiezos.
Lo cual no sucedería en Venezuela si los “abajo firmantes” de la “Lista de los 25” convencieran a Biden de quitarle las sanciones a Maduro, pues su régimen, tal como hicieron Raúl Castro y Diez Canel con Obama cuando firmaron el famoso “Acuerdo” del 2016, no haría otra cosa que seguir matando al pueblo de hambre, y desvastando la economía, mientras fortalece las fuerzas armadas y cuerpos represivos para continuar sometiendo al pueblo a una opresión que en poco se diferencia de la esclavitud.
En definitiva, que yo más bien le aconsejaría a los “abajo firmantes” de la “Lista de los 25”, enviarle una carta a Maduro donde se le exija que empiece liberando a los presos políticos, devolviéndole el status de legalidad a los partidos políticos democráticos que les ha arrebatado para entregárselo a unos maduristas disfrazados de “disidentes” y convocando unas elecciones generales para que este mismo año y con un CNE independiente, libre y honesto, el país elija a sus gobernantes legítimos.
Al otro día se encontrarían los socialistas, y los “abajo firmantes” de la “Lista de los 25”, que Biden le habrá levantado las sanciones a Maduro.